Garbito
Apuntes de
cuarentena; parte 7.
Garbito era hijo
de un albañil de antaño, de esos agremiados muy eruditos en la escuadra y el
compás. Aun cuando su padre era respetado por ser un maestro de maestros en el arte de
hacer columnas y cornisas, él no pasaba de ser un pregonero de poca monta, de
aquellos que siempre necesitaron una palanca como bastón.
Garbito a
pesar de hablar como erudito nunca llegó a coronar ningún grado en la escuela
normal mixta de la compañía de los ropa negra, por ser atorrante, charlatán e indisciplinado.
No obstante Garbito se hizo famoso por ser un lozano denunciador de los malvados
reyes y condes, haciéndose llamar "la voz de la gente del común".
De esa
manera, aconsejado por su padre y su cofradía, Garbito despertó con habilidad la
tal esperanza que tanto anhelaba la gente, siendo así bien educado en el dime
que te diré, diestro esgrimidor de la palabra, potencial profeta en tierra de
ciegos e iletrados; por todas estas convergencias y habilidades juntas fue que
llegó a destacar. Se convirtió en rey gracias a una astuta
jugada propinada por el gremio de su padre, el constructor.
Garbito
llamaba la atención a la muchedumbre porque su reflejo aparecía en las cajas de
colores donde cantinfleaba, y estando de esta manera al día, en el lugar justo y a la
hora de ser gallardo, se enfrentó armado solamente con una guayabera blanca a
la pretérita nobleza de las tierras medias, la ortodoxa aristocracia que creía aun en los dioses antiguos y en el culto de las
catorce familias.
Sin embargo,
una vez coronado rey a Garbito se le subieron sus mismos excrementos a la
cabeza, comenzando a hablar pura escoria lingüística, retóricas trasnochadas, siendo
él la imagen retocada y difusa de una realidad alterna, en fin, el otrora paladín
hablaba de repente cosas estúpidas que nadie le creía.
Se alejó de
sopetón del oficio que le hizo famoso, convirtiéndose de la noche a la mañana
en lo que tanto criticó, se hizo corrupto, mentiroso, bocón, prepotente, coimero, adúltero,
un irrespetuoso a la familia, un mal padre para su hijo drogadicto, un
cobarde maltratador de mujeres.
Al final terminó
su reinado maltrecho como un converso ladrón librado, yéndose a duras penas trasquilado
y prófugo al vecino reino eterno de los López zopilotes, donde la carroña nunca
falta, asilándose impune y descarado en esos lares, acompañado de
su enredadera y de su pinocho chocarrero, el eterno agasajado.
parte 4. La maldición de los cazadores del unicornio.
parte 5. Los López zopilotes.
parte 6. El pequeño Baba.
parte 8. Balduino el descuartizador.
parte 9. El burro del barrio de allá abajo.
parte10. La balada del Tío Payo.
parte 11. El viejo del sombrerón.
parte 12. La voz anónima de El Calvario.
parte 13. Diego de Landa.
parte 14. Acerino.
parte 15. El Condestable.
parte 16. El Rasputín bananero
parte 5. Los López zopilotes.
parte 6. El pequeño Baba.
parte 8. Balduino el descuartizador.
parte 9. El burro del barrio de allá abajo.
parte10. La balada del Tío Payo.
parte 11. El viejo del sombrerón.
parte 12. La voz anónima de El Calvario.
parte 13. Diego de Landa.
parte 14. Acerino.
parte 15. El Condestable.
parte 16. El Rasputín bananero
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