Qué tema más
complejo. El concepto fue introducido en la revolución francesa, en específico
por Maximilien Robespierre; quien es, para unos, el primer líder revolucionario
socialista y, para otros, el príncipe de los dictadores de izquierda.
La
revolución francesa fue el punto de quiebre entre la monarquía y la
república, entre el poder concedido por Dios a la nobleza y el poder del pueblo
en el voto universal, es decir, este fue el acontecimiento que marcó un antes y
un después de los Estados republicanos que conocemos hoy en día.
El primer
parlamento de la era moderna fue el francés, ahí fue donde nacieron los
apelativos políticos: izquierda y derecha. De ahí en adelante surgieron
corrientes ideológicas como el socialismo utópico, versado por los
intelectuales de esas coyunturas.
Marx tomó
como premisa a estos pensadores (entre otros) para formular sus teorías de la
lucha de clases, el manifiesto comunista y la dialéctica.
Fue hasta
ese momento que se cuestionó el qué hacer de la institución de dios sobre las
sociedades, desde entonces con el pasar de los años las iglesias tanto católica como protestante perdieron su
poder político sobre la gente, es decir, los Estados se hicieron laicos y las iglesias
de ahí en adelante no tendrían formalmente sus manos en la cosa pública. Iniciando, entre apartados y postulados, el culto de la razón, llevando como error
original, el ser supremo (el líder inmaculado-el salvador).
De la
mismísima revolución francesa junto con el desarrollo de la imprenta surge el
fenómeno mediático del “cuarto poder”, en la pluma de Jean Paul Marat padre del
periodismo contestatario; era la prensa glorificando en su máxima expresión a Robespierre,
el líder, el presidente revolucionario del parlamento francés a finales del
siglo XVIII (La Convención Nacional).
Marat en sus
publicaciones rebeldes provocó la decapitación de un sin número de franceses
conservadores, y otros pro monárquicos, pero también revolucionarios, por la mera
sospecha de ser o no ser.
Por su parte
Robespierre fue más allá e instaló el régimen de “el terror” a favor de “la
virtud cívica”, guillotinando en la peor de las paradojas el libre pensamiento,
la virtud que defendía a capa y espada, la república revolucionaria, la
igualdad, la fraternidad entre las personas, entre jacobinos o girondinos.
Hubo
entonces un momento decisivo en la historia de Francia y el mundo, y fue cuando
Robespierre se quiso divinizar en una especie de altar en forma de montaña de
papel mache. Se puso una toga blanca y celebró la revolución personificándose como
mesías, el ser supremo, el líder incorruptible, incuestionable.
A los pocos días,
en las vueltas macabras del destino, él mismo fue decapitado por sus excesos de
uso de poder.
Eso fue en
1794, desde entonces: ¿Cuántos Robespierre hemos visto? ¿Cuántos líderes han
defendido la revolución y a quiénes no debemos juzgar? Stalin, Mao, Kin Jong-Un,
Pol Pot, Castro, Maduro, Ortega. ¿A cuánta gente ejecutaron sin juicio tal
fuesen monarcas?
Y la más
dura de las interrogantes para quienes leemos la historia con las venas
abiertas, a todos los que creemos que cada patriarca tiene su inclemente otoño.
¿Qué diferencia hay entre ellos y Pinochet, Batista, Maximiliano Martínez, Videla,
Somoza, Franco?
¿Cuántos
Marat se presentan en nuestras televisoras, rotativos y redes sociales, con un
parche en el ojo, como tuertos, viendo sólo un lado de la realidad y de las
ideas?
Matar y
privar de libertad para silenciar al enemigo opositor es justificable en pro de
la razón y el ser supremo; sin embargo, después de todo torturar y llevar a las
mazmorras, y luego, condenar a la hoguera al hereje era lo que hacía en su
momento la santa inquisición, bajo el dogma más irracional de la fe. Entonces díganme
mis conversas ¿Cuál es el culto a la razón?
Continua
EL LIBRO:
SEGUNDA ENTREGA: EL LIBRO EN AMÉRICA Y EL SALVADOR
TERCERA ENTREGA: EL LIBRO Y LA REVOLUCIÓN
CUARTA ENTREGA: EL LIBRO, LA GENERACIÓN COMPROMETIDA Y LOS LIBREROS
CUARTA ENTREGA: EL LIBRO, LA GENERACIÓN COMPROMETIDA Y LOS LIBREROS
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