Segunda entrega: El libro en América y en El Salvador.
Los libros
tal como los conocemos son producto de un autor que lo escribe, un editor quien
los revisa, una imprenta que lo plasma en papel, además de la distribución especializada
de las librerías, y al final, las bibliotecas que los resguardan.
Los
españoles recién conocían este proceso cuando invadieron América siendo el
libro una de sus ventajas competitivas como civilización. La imprenta era uno
de esos grandes inventos renacentistas tan importantes como los barcos o las
armas de fuego. De esta manera La Biblia, sus creencias y costumbres se globalizaron, llegó
así en 1539 la imprenta al virreinato de México.
Los mayas siendo
una de las culturas más avanzadas del continente ya tenían una escritura desarrollada
así como un sistema de numerología. La iglesia católica veía eso con malos ojos,
siendo el Obispo de Yucatán Diego de Landa quien se dio la tarea de quemar
tanto estos soportes escritos como a quienes los hacían y leían en el auto de fe
realizado en el poblado de Maní en 1562.
No obstante
desde el mismo momento de la invasión y colonización española las grandes
epopeyas líricas americanas comenzaron a surgir bajo la pluma de los
conquistadores; “La Araucana” de Alonso de Ercilla, o “La Florida” del Inca
Garcilaso de la Vega.
El
Libro en El Salvador
Paradójicamente
el territorio que hoy conocemos como El Salvador fue durante la colonia
española explotado para cultivar jiquilite, planta que derivaba la materia
prima para la pasta base del añil, que era la tinta de esa época, tanto para imprimir libros, o bien, otros usos diversos.
Pero lo que
resultó sorprendente es que a pesar de ser un fraile quien se preocupó por
imprimir por primera vez en la provincia de San Salvador, no fue un título religioso el primer
libro salvadoreño, ni mucho menos teológico o algún laudes, fue un especie
de manual para popularizar el arte de la extracción del añil.
De esta
manera desde el año 1641 se
tiene registro que el primer libro hecho en el país fue “El Puntero Apuntando con Apuntes Breves” (Es válido mencionar que hay autores que ponen en duda esta
fecha).
No obstante
a este caso esporádico de “El Puntero” la producción de libros y otros textos
durante la colonia eran vigilados de cerca por el clero, llegando a monopolizar
la palabra escrita creando un oscurantismo literario en las provincias. Los
centros metropolitanos como México y Lima reproducían pocas o esporádicas obras seculares.
Fue hasta
finales de la colonia y en épocas republicanas cuando se empezó a producir libros de literatura, tanto de poesía, narrativa y publicaciones de tipo oratoria como la de los hermanos Aguilar, donde denunciaban a la monarquía y su poder
absoluto, así como la abolición del esclavismo; producto de un empuje
inevitable que las ideas de la ilustración traían consigo, por medio de un trasiego
de libros prohibidos y el surgimiento de los primeros periódicos.
PRIMERA ENTREGA: EL LIBRO Y SU RAZÓN DE SER
TERCERA ENTREGA: EL LIBRO Y LA REVOLUCIÓN
CUARTA ENTREGA: EL LIBRO, LA GENERACION COMPROMETIDA Y LOS LIBREROSQUINTA ENTREGA: EL LIBRO Y LAS EDITORIALES SALVADOREÑAS
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