14/4/18

Carta a don Javier Simán

Carta a don Javier Simán

Estimado don Javier Simán:
He observado con interés su proceso y aspiración presidencial, sé a su vez que usted es la cabeza de una familia poderosa del país; a lo cual lo felicito, a diferencia de muchos críticos y detractores considero que está en su derecho hacerlo.

Me cuenta mi padre, quien es un señor octogenario, que su abuelo era un comerciante de telas, luego se estableció con un pequeño bazar en el centro de San Salvador y de ahí en adelante es la historia del asenso exitoso de su clan, llegando hasta lo que hoy en día el vox populi conoce como “el imperio empresarial Simán”.

Dicen que todo lo que toca lo convierte en oro, además mencionan que es muy inteligente y preparado. En lo personal no me cabe duda que sí lo es; pero le soy sincero, tengo mis reservas en traducir su éxito empresarial a un equivalente al bien común de este país.

Una de las razones por la que ARENA perdió las últimas dos elecciones presidenciales es porque la gente dejó de creer en la teoría que el exceso de riqueza y su desborde llegan a las mayorías, y por ende más riqueza de unos no es sinónimo del desarrollo social.

Usted aun no es candidato del partido de derecha, pero es el único aspirante de ARENA que le dan los números para ganar las elecciones presidenciales en primera vuelta. No sé cómo está la marea interna en su partido; sin embargo algo sí sé, ante los otros dos precandidatos jóvenes con fama de ser empresarios voraces, las posibilidades de que su partido vuelva al poder ejecutivo con ellos es menor.

Por otro lado he analizado su discurso político hacia la juventud, y denoto su interés hacia el fomento del emprendedurismo, habla que no les regalará nada y que tienen que luchar para lograr el éxito, y que usted lo que hará es dar condiciones para quienes sean emprendedores, procurando mejores oportunidades. Me llamó tanto la atención que me di el tiempo de ir a uno de sus eventos de proselitismo el pasado 3 de abril al hotel Crowne Plaza acá en San Salvador, para hacerle en persona una pregunta, no tan a quemarropa como decía su márquetin político porque la gente ya sabe cuál es el verdadero problema que tiene la juventud salvadoreña.

¿Qué va hacer usted para eliminar el flagelo de las pandillas en el país? Los principales afectados de este fenómeno son: la juventud, el comerciante, el estudiante, el emprendedor. Un empresario de su nivel jamás va a entender qué es ser asediado por el hampa, aunque diga que sí, aunque diga que siente mucho cuando sus empleados le cuentan sus dificultades contra las mafias. Jamás va poder entender al pequeño y mediano comerciante que sufre este mal en carne propia; es un duro golpe a la economía, a la moral, a la salud mental del emprendedor; usted no sabe qué es tener un negocio abierto y estar con la zozobra que cualquier rato lo van a asaltar o matar por no poder pagar la extorsión, usted con su súper camionetota polarizada y sus más de tres guardaespaldas nunca va a sentir eso.

¿Qué va hacer ud para eliminar el flagelo de las pandillas en el país?

Y perdone que se lo diga, pero no me convence cuando respondió en público que tomaría cartas en el asunto, que asumiría el problema con determinación y que personalmente se pondría al frente para recuperar los territorios perdidos por el Estado ante las pandillas. Me pareció que su respuesta fue nada más el guion al cual tenía que apegarse.

Quizá sus palabras fueron satisfactorias para el looby en el cual se encontraba en ese momento, es decir, para sus correligionarios, para otros empresarios a su nivel, sin embargo, para alguien de la llanura como yo es difícil creerle, no porque piense que usted sea mentiroso o demagogo, sino, porque eso mismo lo han dicho los últimos cuatro presidentes en sus campañas, creer en esa respuesta prefabricada es como pasar cinco veces por el mismo camino cada cinco años.

Sin embargo, perder la esperanza es lo último que haría, la esperanza es a lo que nos aferramos porque vivimos y creemos en nuestro país, el mismo que heredarán sus hijos y nietas, y los míos también.

Le voy a contar algo aquí entre nos… la mayoría de las tiendas de mi colonia han cerrado porque sus propietarios fueron extorsionados y como resultado la gente va a comprar a los supermercados, aun cuando sea más caro. Además si los hospitales están desabastecidos y son irregulares con sus pacientes el sector privado de salud es el beneficiado. También si el ambiente de inseguridad es latente la venta de armas y las agencias de seguridad prosperarán. Son lógicas simples pero macabras y la gente las sabe, por eso aun cuando los gobiernos de izquierda sean defectuosos la clase empresarial siempre la tendrá difícil para ganar las elecciones presidenciales.

Sin duda si logra ser el candidato oficial necesitará más que promesas y bonitos videítos de 30 segundos para que la gente le crea, necesitará mejores asesores para que el grueso de la población confíe en usted.

Además me cuentan que hay sectores oscuros que se oponen tajantes a sus aspiraciones, dicen que usted no es manipulable ni es tampoco la clásica marioneta que estamos acostumbrados a ver en la silla del poder. Ojala cumpla su primer objetivo de ser candidato, al menos sé que en ese escenario cualificaría el discurso de sus futuros competidores de otros partidos, y solo eso es ganancia para este pueblo golpeado que aun no ve la luz al final del túnel.

Si llegase a ser oficial su candidatura espero entrevistarlo, no para hacerle preguntas fáciles pero si sinceras y con respeto.

Me despido atentamente.



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