Estimado don
Javier Simán:
He observado
con interés su proceso y aspiración presidencial, sé a su vez que usted es la
cabeza de una familia poderosa del país; a lo cual lo felicito, a diferencia de
muchos críticos y detractores considero que está en su derecho hacerlo.
Me cuenta mi
padre, quien es un señor octogenario, que su abuelo era un comerciante de telas,
luego se estableció con un pequeño bazar en el centro de San Salvador y de ahí
en adelante es la historia del asenso exitoso de su clan, llegando hasta lo que
hoy en día el vox populi conoce como “el imperio empresarial Simán”.
Dicen que
todo lo que toca lo convierte en oro, además mencionan que es muy inteligente y
preparado. En lo personal no me cabe duda que sí lo es; pero le soy sincero,
tengo mis reservas en traducir su éxito empresarial a un equivalente al bien
común de este país.
Una de las
razones por la que ARENA perdió las últimas dos elecciones presidenciales es porque
la gente dejó de creer en la teoría que el exceso de riqueza y su desborde llegan
a las mayorías, y por ende más riqueza de unos no es sinónimo del desarrollo
social.
Usted aun no
es candidato del partido de derecha, pero es el único aspirante de ARENA que le
dan los números para ganar las elecciones presidenciales en primera vuelta. No
sé cómo está la marea interna en su partido; sin embargo algo sí sé, ante los
otros dos precandidatos jóvenes con fama de ser empresarios voraces, las
posibilidades de que su partido vuelva al poder ejecutivo con ellos es menor.
Por otro
lado he analizado su discurso político hacia la juventud, y denoto su interés
hacia el fomento del emprendedurismo, habla que no les regalará nada y que
tienen que luchar para lograr el éxito, y que usted lo que hará es dar
condiciones para quienes sean emprendedores, procurando mejores oportunidades.
Me llamó tanto la atención que me di el tiempo de ir a uno de sus eventos de
proselitismo el pasado 3 de abril al hotel Crowne Plaza acá en San Salvador,
para hacerle en persona una pregunta, no tan a quemarropa como decía su
márquetin político porque la gente ya sabe cuál es el verdadero problema que
tiene la juventud salvadoreña.
¿Qué va hacer usted para eliminar el flagelo
de las pandillas en el país? Los principales afectados de este fenómeno son: la juventud,
el comerciante, el estudiante, el emprendedor. Un empresario de su nivel jamás va
a entender qué es ser asediado por el hampa, aunque diga que sí, aunque diga
que siente mucho cuando sus empleados le cuentan sus dificultades contra las
mafias. Jamás va poder entender al pequeño y mediano comerciante que sufre este
mal en carne propia; es un duro golpe a la economía, a la moral, a la salud
mental del emprendedor; usted no sabe qué es tener un negocio abierto y estar
con la zozobra que cualquier rato lo van a asaltar o matar por no poder pagar
la extorsión, usted con su súper camionetota polarizada y sus más de tres
guardaespaldas nunca va a sentir eso.
¿Qué va hacer ud para eliminar el flagelo de las pandillas en el país?
Y perdone
que se lo diga, pero no me convence cuando respondió en público que tomaría cartas
en el asunto, que asumiría el problema con determinación y que personalmente se
pondría al frente para recuperar los territorios perdidos por el Estado ante
las pandillas. Me pareció que su respuesta fue nada más el guion al cual tenía
que apegarse.
Quizá sus
palabras fueron satisfactorias para el looby
en el cual se encontraba en ese momento, es decir, para sus
correligionarios, para otros empresarios a su nivel, sin embargo, para alguien
de la llanura como yo es difícil creerle, no porque piense que usted sea
mentiroso o demagogo, sino, porque eso mismo lo han dicho los últimos cuatro
presidentes en sus campañas, creer en esa respuesta prefabricada es como pasar
cinco veces por el mismo camino cada cinco años.
Sin embargo,
perder la esperanza es lo último que haría, la esperanza es a lo que nos
aferramos porque vivimos y creemos en nuestro país, el mismo que heredarán sus
hijos y nietas, y los míos también.
Le voy a
contar algo aquí entre nos… la mayoría de las tiendas de mi colonia han cerrado
porque sus propietarios fueron extorsionados y como resultado la gente va a comprar a los supermercados, aun cuando sea más caro. Además si los hospitales
están desabastecidos y son irregulares con sus pacientes el sector privado de
salud es el beneficiado. También si el ambiente de inseguridad es latente la
venta de armas y las agencias de seguridad prosperarán. Son lógicas simples pero
macabras y la gente las sabe, por eso aun cuando los gobiernos de izquierda sean
defectuosos la clase empresarial siempre la tendrá difícil para ganar las
elecciones presidenciales.
Sin duda si
logra ser el candidato oficial necesitará más que promesas y bonitos videítos de
30 segundos para que la gente le crea, necesitará mejores asesores para que el
grueso de la población confíe en usted.
Además me
cuentan que hay sectores oscuros que se oponen tajantes a sus
aspiraciones, dicen que usted no es manipulable ni es tampoco la clásica marioneta
que estamos acostumbrados a ver en la silla del poder. Ojala cumpla su primer
objetivo de ser candidato, al menos sé que en ese escenario cualificaría el
discurso de sus futuros competidores de otros partidos, y solo eso es ganancia
para este pueblo golpeado que aun no ve la luz al final del túnel.
Si llegase a
ser oficial su candidatura espero entrevistarlo, no para hacerle preguntas fáciles
pero si sinceras y con respeto.
Me despido atentamente.
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