12/3/20

Recuerdos de cátedra de opinión pública

Recuerdos de cátedra de opinión pública

Cuando en “Hotmail” me hicieron la pregunta de seguridad: ¿Cuál es tu profesor favorito? Yo no dudé en digitar el apellido: Cubías.

En realidad no lo recuerdo porque sea el preferido, tampoco el mejor ya que también tuve otros buenos profesores así como él, y mucho menos lo rememoro por ser el más simpático, sino, fue simplemente el primero que se me vino a la cabeza como “el favorito” por el hecho de que sus parciales eran desafiantes y enriquecedores.

No era fácil sacar buena nota en sus test, no era jocoso a la hora de plantarse entre el pizarrón y nosotros, tampoco era un maitro cascarrabias experto del método socrático.

Quienes recibimos clases con él no me dejaran mentir ni exagerar, aun mucho después de sus instrucciones lo recordamos quizá porque generaba el toque de la curiosidad del conocimiento, eso no estribaba en intentar sacar una súper buena nota, más bien, eran las ganas de querer saber un poco más y resolver los problemas que plantea el oficio.

Este es un blog de “periodismo de opinión”, sin embargo, no siempre jugamos el rol de llevar una opinión pública, a veces nos podemos dar el lujo de afinar un poco la pluma como eterno estudiante o, aprendiz de...


Digo “opinión pública” porque preciso esa era la cátedra que nos impartía el profe Eduardo Cubías Colorado. Imagínense, ¿cómo enseñarle a una parvada de cipotes a hacer opinión pública?

Hace poco escuché a don Walter Araujo afirmar categórico que los periodistas no podemos hacer “análisis político”. No sé qué le motiva a decir eso, y tampoco me interesaría polemizar al respecto, menos sobre este personaje o sus afirmaciones.

Lo que sí sé es que el señor Araujo nunca recibió clases con el profesor Cubías.

A quienes aún continúan leyendo es por seguro que fuimos compañeros o alumnos del profe, o bien, es porque es una persona al extremo curiosa; es decir, estudiante aún, o un escaramujo.

Entonces si eso es así me permito sacar en confianza el cuaderno de notas de hace 25 años, y lo primero que veo es: me ha cambiado la letra; y luego después de hojear las páginas por un buen rato decido levantarme para darme un aire, servirme un ron y afinar de nuevo la punta del lápiz con el que escribo esta nota.

No vaya ser que el profe lea este artículo y me corrija la plana ¿qué va a decir?… que estoy deficiente en caligrafía, sintaxis y semántica… ya me imagino diciéndome con su tono riguroso: ¡Maaax Herrador, repítalo!

Pero volviendo al asunto, mi cuaderno dice que si le aplicamos a un acontecimiento el método científico para conocerlo, podremos descomponer el fenómeno en variables, las cuales “analizamos” parte por parte, haciéndola (periodísticamente hablando) como una descripción segmentada en párrafos. Una vez explicados los detalles de los elementos en forma lógica se procede a hacer la interpretación, conclusión u opinión de los hechos.

Recuerdo que Cubías nos mandaba a leer editorialistas como Napoleón Viera Altamirano o a Ítalo López Vallecios, a mí en lo personal me sugería que revisara de nuevo el manual de Vicente Leñero porque mi redacción era medio confusa.

En la actualidad él mantiene una actividad en redes sociales donde continúa compartiendo conocimiento a través de interesantes post.

Saludos profe por si mera casualidad se encuentra estas palabras diletantes en el ciber espacio, y advierto a quienes sean alcanzativos: ya cerré mi cuenta de Hotmail.

“Si saber no es un derecho, seguro será un izquierdo” Silvio Rodríguez (El Escaramujo).


2/3/20

Voto en el exterior

Voto en el exterior

Para empezar les cuento a los millennials y a los más jóvenes también que el voto de los salvadoreños en el exterior es un tema viejo, desde los acuerdos de paz se planteó la habilitación de la diáspora para ejercer el sufragio.

No obstante la ley nunca se emitió, ¿y adivinen quienes tenían esa responsabilidad?, sí, en efecto adivinaron: La Asamblea Legislativa. Nunca lo hicieron, nunca tuvieron interés y mucho menos tiempo para estudiar los proyectos de ley que se les presentaron.

Hasta que la Sala de lo Constitucional les ordenó hacerlo fue que se pusieron manos a la obra, pero imagínense a nuestra clase política trabajando en eso… Lo hicieron de la forma más lerda y displicente posible.


Siempre hubo un diputado gomoso o una diputada envaselinada, dando explicaciones “racionales” a la prensa de por qué no lo hacían.

Al final no les tocó otra más que hacer la ley, sin embargo, como casi todo en este paisito: “hecha la ley, hecha la trampa”. Como resultado es lo que todos ya conocemos: menos del 0.1 por ciento de los posibles votantes lo hicieron.

¿Por qué? Bueno, la ley es engorrosa, decantándose a la forma más cara e inapropiada a la naturaleza del migrante salvadoreño, es decir, el voto postal.

Digo esto porque así como ya conocen de sobra en el TSE, quienes migran muchas veces viajan como indocumentados y además, siempre (siempre) desconfían de la institucionalidad salvadoreña y estadounidense también.

Por lo tanto, registrar la dirección postal de donde se encuentre genera desconfianza ante posibles deportaciones, ya sea personal o del círculo familiar, en otras palabras, no dar la dirección postal evita el rastreo de la policía de migración; o peor aún, el migrante sabe que las pandillas han penetrado todas las instituciones incluyendo el TSE, por eso mejor evitan posibles extorciones por esa vía.

Créanme mis estimados no lo estoy inventando, el mismo TSE tiene estudios al respecto, y por supuesto, los diputados conocen la problemática. Saben a la perfección que el voto electrónico es la alternativa más viable, económica y segura.

Por eso cuando vi por la televisión al diputado Portillo Cuadra dando declaraciones del porqué no aprobaban la ley expedita para facilitar un voto electrónico me pareció cantinflesco, ojalá en el 2021 no sea reelecto este fulano y deje la vida política y se dedique a lo que hacía antes: dar clases en la UTEC. 

Una vez fui a su cátedra porque había una chica que me gustaba quien era su alumna, me decía que él era un profesor excelente. Ustedes lo hubieran visto, daba gusto escuchar como proponía componer el país, tenía buena labia…

Pero volviendo al tema, como ustedes saben el veto presidencial de la ley irracional del voto en el exterior fue superado quedando el asunto en las manos del poder judicial, lo que nos lleva a pensar que por razones de los tiempos electorales el sufragio en el exterior será mínimo otra vez.

En conclusión, la clase política tiene pavor a que la diáspora vote en forma masiva, por la sencilla razón que el ciudadano en el exterior conoce otras formas más éticas y morales de hacer política, y siendo lógicos eso amenaza el estatus quo de los dinosaurios de la cosa pública que tenemos.



Ideas y democracia

Ideas y democracia

No sé porqué le pusieron al partido Nuevas Ideas, en realidad observo que las políticas que impulsa el gobierno no son chispasos nuevos, probablemente sean acciones correctas pero no son innovadoras, en fin, eso no quiere decir que esté en contra de la figura presidencial o de su movimiento.

Lejos de eso, me gustaría comenzar felicitando al nuevo partido (valga la redundancia) Nuevas Ideas; ayer 1º de marzo realizaron su proceso de elecciones internas y en los siguientes días veremos si se cumplieron las expectativas planteadas: horizontalidad, transparencia, y sobre todo, honestidad de respetar la voluntad soberana de sus miembros.

En realidad mis felicitaciones van encaminadas más bien a quienes se inscribieron, votaron y participaron. Aunque se equivoquen o no, la fe y esperanza que depositan en el proceso es digno de respeto, y porque no decirlo: de coraje también.


ARENA y el FMLN se han distinguido por ser más verticalistas en sus procesos internos, y sí ya sé algunos dirán: “Pero si también los otros partidos hacen internas…” sin embargo, como a esto me dedico, a hacer periodismo de opinión, les podré contar que nunca han sido transparentes, siempre han manipulado el padrón electoral, la movilización de los votantes y otras triquiñulas características de la politiquería bananera.

Ustedes mis estimados conversas juzguen si NI se ha prestado a las mismas tácticas de los que estamos acostumbrados, es decir, a más de lo mismo. Después de todo quien soy para intentar persuadir la opinión del lector.

Quienes no están acostumbrados a las chabacanadas electorales de los partidos tradicionales es la diáspora, esta es gente que exige otro nivel en las reglas del juego, por eso no es de extrañarse que nuestro flamante parlamento se oponga en forma rotunda y contundente contra la posibilidad de su voto masivo para las próximas elecciones, pero este es el tema que trataré en el siguiente escrito.