Para
empezar les cuento a los millennials
y a los más jóvenes también que el voto de los salvadoreños en el exterior es
un tema viejo, desde los acuerdos de paz se planteó la habilitación de la
diáspora para ejercer el sufragio.
No obstante
la ley nunca se emitió, ¿y adivinen quienes tenían esa responsabilidad?, sí, en
efecto adivinaron: La Asamblea Legislativa. Nunca lo hicieron, nunca tuvieron
interés y mucho menos tiempo para estudiar los proyectos de ley que se les
presentaron.
Hasta
que la Sala de lo Constitucional les ordenó hacerlo fue que se pusieron manos a
la obra, pero imagínense a nuestra clase política trabajando en eso… Lo hicieron
de la forma más lerda y displicente posible.
Siempre
hubo un diputado gomoso o una diputada envaselinada, dando
explicaciones “racionales” a la prensa de por qué no lo hacían.
Al final
no les tocó otra más que hacer la ley, sin embargo, como casi todo en este
paisito: “hecha la ley, hecha la trampa”. Como resultado es lo que todos ya
conocemos: menos del 0.1 por ciento de los posibles votantes lo hicieron.
¿Por
qué? Bueno, la ley es engorrosa, decantándose a la forma más cara e inapropiada
a la naturaleza del migrante salvadoreño, es decir, el voto postal.
Digo
esto porque así como ya conocen de sobra en el TSE, quienes migran muchas veces
viajan como indocumentados y además, siempre (siempre) desconfían de la
institucionalidad salvadoreña y estadounidense también.
Por
lo tanto, registrar la dirección postal de donde se encuentre genera
desconfianza ante posibles deportaciones, ya sea personal o del círculo
familiar, en otras palabras, no dar la dirección postal evita el rastreo de la policía
de migración; o peor aún, el migrante sabe que las pandillas han penetrado
todas las instituciones incluyendo el TSE, por eso mejor evitan posibles
extorciones por esa vía.
Créanme
mis estimados no lo estoy inventando, el mismo TSE tiene estudios al respecto,
y por supuesto, los diputados conocen la problemática. Saben a la perfección
que el voto electrónico es la alternativa más viable, económica y segura.
Por
eso cuando vi por la televisión al diputado Portillo Cuadra dando declaraciones
del porqué no aprobaban la ley expedita para facilitar un voto electrónico me
pareció cantinflesco, ojalá en el 2021 no sea reelecto este fulano y deje la
vida política y se dedique a lo que hacía antes: dar clases en la UTEC.
Una vez fui a su cátedra porque había una chica que me gustaba quien era su alumna, me decía que él era un profesor excelente. Ustedes lo hubieran visto, daba gusto escuchar como proponía componer el país, tenía buena labia…
Una vez fui a su cátedra porque había una chica que me gustaba quien era su alumna, me decía que él era un profesor excelente. Ustedes lo hubieran visto, daba gusto escuchar como proponía componer el país, tenía buena labia…
Pero
volviendo al tema, como ustedes saben el veto presidencial de la ley irracional
del voto en el exterior fue superado quedando el asunto en las manos del poder
judicial, lo que nos lleva a pensar que por razones de los tiempos electorales
el sufragio en el exterior será mínimo otra vez.
En
conclusión, la clase política tiene pavor a que la diáspora vote en forma masiva, por la sencilla razón que el ciudadano en el exterior conoce otras formas más
éticas y morales de hacer política, y siendo lógicos eso amenaza el estatus quo de los dinosaurios de la
cosa pública que tenemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario