21/9/22

La libre determinación de los pueblos

La libre determinación de los pueblos

Este es un principio universal de paz muy bien conocido y antiguo, quizás es contemporáneo en su concepto jurídico, pero es en verdad muy… pero muy antiguo en su esencia.

Imagínense, ¿cuántas guerras o cuántos males se hubiesen evitado si los poderes fácticos dejasen que los pueblos eligiesen sus destinos?, ¿cuántas amenazas serían dirimidas por la vía pacífica si el principio de la autodeterminación de los pueblos no fuese letra muerta para las potencias mundiales?

No les miento, el derecho a la libre determinación de los pueblos es uno de los asuntos más tratados a nivel jurídico y extensos en la política internacional, les podría referir desde la mismísima carta fundacional de las Naciones Unidas en 1945, o bien, la Convención de Viena en 1969, o el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en 1966, y un nutrido número de resoluciones de promoción de orden y paz aprobadas en el seno de las asambleas generales de las Naciones Unidas, así como cantidades de tratados internacionales de la UNESCO, OIT, ACNUR, etcétera, etcétera, etcétera…

Sin embargo, henos acá al vilo de otro conflicto a nivel global, con las ojivas nucleares apuntando de un lugar a otro. Y todo por qué… por la maraña jurídica e ideológica de no saber respetar e interpretar el principio de la libre determinación de los pueblos.

Taiwán queriendo su independencia y China negándosela, Ucrania queriendo mejores niveles de seguridad y Rusia la amenaza, el Sahara Occidental queriendo ser libre y Marruecos la invade; y así un sin número de impases que podrían resolverse de una manera fácil y pacifica con el principio de preguntarle a los pueblos, a la gente, qué es lo que quieren.

Algunos conflictos más desgarradores o amenazantes que otros, pero en esencia es lo mismo; Cataluña pretende ser independiente de España, Escocia e Irlanda de Inglaterra, Quebec de Canadá, pero en la medida que se respete la voluntad de los ciudadanos en esa medida se agravan o se disipan los conflictos, así de fácil…

La Republica Checa y Eslovaquia se separaron en 1993, y así dejó de existir un Estado llamado Checoslovaquia, ahora hay dos países independientes uno del otro y no se disparó ni una sola bala.

La libre determinación de los pueblos implica que las potencias no intervengan en los conflictos internos de los países. ¿Cuánto nos hubiéramos ahorrado los latinoamericanos si la Internacional Socialista o las potencias occidentales no hubiesen metido sus sucias garras en nuestros asuntos civiles durante la guerra fría?

Cuánta contaminación ideológica, cuánto intervencionismo en nombre de la justicia social.

Qué tal si proponemos ir de menos a más… es decir, qué tal si en el istmo americano les devolvemos las tierras y las autonomías a los pueblos originarios, y una vez hecho eso, qué tal si los pueblos centroamericanos formasen una unión política y jurídica, ¿acaso no es ese el deseo intrínseco de estos pueblos en esta región del mundo que la historia tanto ha vilipendiado?

maxherrador.com

LEA TAMBIEN:

De los caudillos revolucionarios

HISTORIA DE EL SALVADOR EN 5 PAGINAS     

LA IDENTIDAD MESOAMERICANA

11/9/22

Integración centroamericana, escrito publicado en 2010

Integración centroamericana 

A continuación, presentamos un reportaje sobre la integración centroamericana, publicado en el año 2010. Hacemos un análisis desde una perspectiva histórica desarrollando temas propios de cada país, en la coyuntura de finales de la primera década del siglo XXI. También ofrecemos al lector una entrevista con un Ex Diputado del PARLACEN, a fin de comprender las problemáticas que han dificultado la unión centroamericana.

El objeto es buscar una nueva narrativa encaminadas a eliminar las brechas que impiden la integración entre las naciones de la América Central.

De la utopía a la realidad

A lo largo de la historia centroamericana vemos un sin número de invasores: Españoles, mexicanos, ingleses, y por supuesto, estadounidenses; todos con un mismo común denominador, cuando pasan por nuestro territorio todos ellos están en plena expansión de sus poderes ya sea imperiales, económicos, geopolíticos, según al gusto del lector.

Las pequeñas repúblicas centroamericanas siempre son presa fácil y terminan siendo a lo largo de la historia una mera escalinata de los potencias en expansión, esto no ha cambiado con los años, la única diferencia es que en la actualidad los nuevos invasores conllevan nuevas formas; sin embargo, en esencia vienen siendo lo mismo, del filibustero William WalkerPosada Carriles, de caudillos como Agustín de Iturbide a personajes como Hugo Chávez, hemos visto empresas bananeras con gran influencia en las sociedades hondureñas y guatemalteca, así como actualmente lo son los grandes consorcios financieros.

Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, tenemos más similitudes que diferencias. Los que hemos recorrido Centroamérica lo sabemos inequívocos, aun cuando los poderes locales de cada país y algunas élites dominantes no les convenga.

Cuando viajamos a lo largo de istmo nos damos cuenta que tenemos una característica en común que nos une como un solo pueblo centroamericano, y no es exactamente el idioma, el vestido o la forma de bailar, la realidad es que todos los pobladores de Centroamérica somos multiculturales y tolerantes, pueblos con vocación de paz, hospitalarios y trabajadores, con grandes recursos naturales, con un territorio rico y fértil. Esto último hace que nuestra cultura, desde la originaria hasta la actual, sea por naturaleza amante y permeable al amor a la madre tierra y ecologista. 

No obstante, así divididos como estamos somos países pequeños, comparados con nuestros vecinos del norte y del sur, siendo esa la principal debilidad de las siete repúblicas centroamericanas.

Divide y vencerás, reza un proverbio de 
Nicolás Maquiavelo el primer politólogo académico de la historia. Al parecer Centroamérica nació como una república ya vencida, una historia que ya deberíamos haber superado a casi 200 años de nuestras soberanías; más sin embargo, queremos hacer surgir nuestra cultura a partir de visiones individuales de mini países, sin vislumbrar una verdadera sociedad y cultura centroamericana, rica y diversa.

Los organismos como el 
PARLACENSICACSUCA, no son suficiente para la integración, tenemos por desgracia una élite política sin voluntad real que no permite tal paso fundamental al desarrollo, son los pocos que generalmente se benefician con las regalías de los grandes poderes mundiales en turno, a quienes les interesa que sigamos segregados, estas potencias suelen llamarlas ellos como, “socios estratégicos”.

Deberíamos abrir nuestra mente y nuestra cultura, en una práctica sana en la naciente democracia Centroamericana. Es necesario ensayar hacia nuevas formas de vernos entre co-nacionales, o bien, entre Estados hermanos. 

Veámoslo de una sola vez, de lo simple a lo complejo; por ejemplo, tener selecciones deportivas centroamericanas compitiendo en el concierto mundial... a ver cómo nos va. También, festivales artísticos de la diversidad cultural centroamericana de seguro habría mucho que mostrar.

Después podríamos aspirar a los pasos más complejos como el surgimiento de una moneda común del istmo, o la integración total arancelaria, la eliminación de fronteras, la emisión de un solo pasaporte, o bien, la integración jurídica de los derechos ciudadanos, es decir, una sola ciudadanía centroamericana.Sin duda, hay que ganar primero la voluntad política, eso es el primer paso. Las coyunturas como la que vive ahora Honduras y la ola de violencia que embate a hondureños, guatemaltecos y salvadoreños, deberían de ser oportunidades relevantes para hacer sentir estos valores, ya que de ser un Estado integrado estos males no podrían golpearnos con tal magnitud, porque sus condiciones de origen fueran minimizadas por el desarrollo de una sociedad y cultura más fuerte, tanto en el sentido jurídico institucional como en el social. 

La historia siempre nos deja una moraleja

Al momento de la independencia de España en 1821 las provincias centroamericanas (Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica) pasaron a formar la Federación de Repúblicas Centroamericanas, con su propia constitución, escudo y moneda. 

Inmediatamente México quiso hacerse de los territorios centroamericanos ocupando las ciudades de Guatemala y San Salvador; Inglaterra afianzó aún más sus territorios en la Mosquitia (atlántico nicaragüense), Belice y el atlántico hondureño; y Estados Unidos se interesó expresamente en el territorio para un canal interoceánico ya sea en Nicaragua o en Panamá.

Así funcionaron las cosas durante el periodo post independencia, no obstante las disputas entre las élites criollas terminaron por fragmentar a la naciente república, en estos conflictos secesionistas a mediados del siglo XIX indudablemente intervinieron a favor de los separatistas los gobiernos de Estados Unidos, Inglaterra y el poder de la Iglesia Católica, sobre todo porque en esa época recién la habían despojado de sus poderes monásquicos, tanto en la educación del pueblo y los poderes administrativos de los ejidos.

Las élites criollas a las alturas de 1840 estaban divididas entre
liberales y conservadores, un equivalente a lo que hoy consideraríamos “ultra derecha” y “centro derecha”, sus diferencias estribaban en la forma de hacer gobierno, unos creían en la conservación de los buenos valores para motivar cambios certeros, y los otros (liberales) en el surgimiento de nuevos conceptos ciudadanos, importados de la revolución francesa (libertad, fraternidad e igualdad).

Sin embargo, ambos esquemas en la práctica eran excluyentes y las disputas viscerales entre ellos terminaron por echar al traste la unidad centroamericana.

Rafael Carrera un caudillo de a mediados del siglo XIX, apoyado por la Iglesia Católica y los conservadores guatemaltecos, terminó por darle la estocada final a la visión de una Centroamérica unida. Este caudillo en 1939 venció en batalla al general hondureño Francisco Morazán y separó Guatemala como principal provincia de la Federación Centroamericana.

Después de esta separación existieron otros intentos a finales del siglo XIX y luego los últimos a principios del siglo XX, todos fracasaron; sin embargo, se mantiene el anhelo de todos los ciudadanos centroamericanos, que es ver el territorio sin fronteras políticas.

El PARLACEN es quizá la última esperanza de integración que ha surgido, pero no fructifica la iniciativa, a los políticos en general no les parece la idea, perderían margen de maniobra al negociar prebendas con las potencias mundiales a costa de los intereses comunes de una Centroamérica unida.

A lo largo de las décadas se han encargado de continuar dividiéndonos fomentando el individualismo entre los Estados de la región, fingiendo que tenemos culturas e idiosincrasias diferentes, por tal razón según esta narrativa Centroamérica no puede ser un solo pueblo. 

Los que escriben artículos como éste o, los que aún hablan de una integración centroamericana al estilo unión federativa o de Estados, solo pueden ser unos locos utópicos que no viven en la realidad, cuando la realidad solo es una: "Se encargaron de dividirnos con el objeto de mantenernos dominados, ya que así es más fácil tener poder sobre cada país".

Ahora en el siglo XXI se pueden inyectar nuevas fortalezas a la integración centroamericana, se puede empezar con los medios de comunicación, estos espacios nos permiten intercambiar más fácil las ideas, entusiasmando a las masas al fomento de los valores integracionistas, después de todo son los ciudadanos centroamericanos quienes tienen que exigir la visión de una unión, presionando a la clase política a tener un discurso integracionista, y no solo del diente al labio.

A lo largo de los años la historia nos ha inculcado que la realidad actual en la región es una: Somos pueblos “en vías de desarrollo o subdesarrollados”; al final, nos dimos cuenta que los tales valores conservadores no tuvieron utilidad para llegar al desarrollo como nos lo vaticinaron a lo largo de la historia y, el modelo liberal del siglo XIX también fracasó, ambos fueron excluyentes de la diversidad cultural florida del istmo, queriendo homogenizar en pro de la “civilización” una sola cultura criolla con características excluyentes, siendo esto un error histórico ya que el respeto fundamental y la tolerancia son el único pasaje a la paz y el desarrollo.

La política de la inclusión social y el multiculturalismo debe ser nuestro futuro, siendo valores fundamentales en el camino a la integración Centroamérica, así como el respeto al medio ambiente, valor intrínseco cultural que data desde los pueblos originarios del istmo.

Panamá

Panamá el último abordo a la canasta centroamericana, se declaró independiente de Colombia a principios del siglo XX y tiene una historia particular.

Los panameños ganaron su soberanía en 1903 ya que eran parte de Colombia, pero estaban separados por una zona selvática altamente densa (territorios del Darién), esto provocó un aislamiento y cierto olvido de Bogotá hacia uno de sus territorios, Panamá.

Sin embargo, Estados Unidos siempre contempló en sus planes un canal entre los océanos pacífico y atlántico, cuyo lugar finalmente escogido fue el territorio medio de Panamá entre el lago Gatún y la bahía contigua al puerto tradicional de la ciudad de Panamá en la costa pacífica. Después de todo, esta ruta ya era explotada a través de un paso ferroviario que en su época era un alto logro de la ingeniería del siglo XIX, por lo tanto, ya tenían una infraestructura montada.

El día 3 noviembre de 1903 cuando los principales caudillos locales declararon la soberanía panameña sobre Colombia, el gobierno estadounidense hizo un cerco marítimo protector a cualquier invasión para que el gobierno local (panameños) tomara “libremente” la decisión “soberana” de concesionar la zona del canal para la construcción del mismo a los Estados Unidos de América.

Luego de una sufrida construcción del canal interoceánico en el año de 1914 sus esclusas estuvieron listas para los barcos, con un considerable costo económico y un sin número de muertes y explotación de miles de trabajadores, en su gran mayoría, de todas las repúblicas centroamericanas. La diferencia de recursos fue injusta los millones invertidos en la construcción se recuperaron con el negocio marítimo, sin embargo, el costo de vidas humanas jamás se redimirá.

Luego con el tratado Torrijos-Carter en 1977, se reivindicó la mal trecheada historia panameña, se iniciaba así todo un proceso de reversión del canal interoceánico y sus territorios colindantes, regresaría la soberanía de la Zona del Canal a los panameños.

Todo empezó cuando unos estudiantes de secundaria subieron a la cima del cerro Ancón (en la Zona del Canal) y sustituyeron la bandera estadounidense por la panameña, al acto fueron acribillados por los marines norteamericanos, tal hecho indignó a la opinión pública local y la escalada de violencia fue inminente, lo que aprovechó hábilmente por el general Omar Torrijos presidente en turno de Panamá para revertir el canal a los panameños, con el célebre tratado Torrijos-Carter.

“Casualmente” el general Torrijos tubo un accidente en avión pocos años después de firmar el tratado con el presidente Carter, dicho accidente nunca fue esclarecido.

Al final, a pesar de muchas dificultades, enmiendas parlamentarias y una invasión directa del ejército estadounidense en 1989 a Panamá, el canal fue del Estado panameño en el año 2000.

Panamá es la combinación perfecta entre la alegre y colorida cultura caribeña y las sociedades criollas clásicas de Latinoamérica, obviamente tiene diferencias historias con los demás países del istmo lo que ha de tomar en cuenta el actual presidente conservador panameño Ricardo Martinelli al retirar sus diputados del parlamento centroamericano.

Lo que sin duda no toma en cuenta el mandatario panameño es que al igual que todos los países centroamericanos a lo largo de nuestra historia hemos sido utilizados al antojo de las potencias mundiales figurando fácilmente entre sus colonias territoriales o económicas, ya que por muy canal que posean nunca podrían competir con las potencias emergentes y menos con las ya establecidas.

Honduras un pulso de poderes

En honduras el 28 de junio del 2009, sucedió lo impensable en el siglo XXI, hubo un golpe de Estado o lo que otros llaman una sucesión constitucional, aunque se me hace difícil creer que en alguna parte de la constitución hondureña justifique que el ejército irrumpa en la residencia presidencial para sacar a la fuerza a un presidente electo y enviarlo al exilio en avión; sin embargo, esto nos recuerda un viejo resabio que casi habíamos olvidado: “Centroamérica es el lugar donde todo en política es posible”, pero en fin… no queremos que esto despierte más pasiones discursivas, NO es el punto de este escrito.

Lo que es relevante, es que en la actualidad hondurareña solo existen dos bandos “los buenos y los malos”, los que apoyan al depuesto presidente Zelaya dicen que los que avalan el golpe de Estado son los malos y a su vez éstos dicen lo contrario, que ellos son los buenos y los zelayistas son los malos.

Para unos el bando de los buenos es quienes apoyan los lamentos de Manuel Zelaya y las denuncias de la ONU, junto a, Argentina de los Kirchner, Venezuela de Chávez y Ecuador de Correa, siendo la razón inequívoca de porque no hay que bajar la guardia ya que las fuerzas fácticas “fascistas”, aún están latentes en nuestras sociedades latinoamericanas…

Desde la sociedad civil los discursos polarizados y extremistas ya nos tienen hartos, y el sentir solo es uno: “Los centroamericanos vemos el dolor de los hondureños como cuando nuestro hermano se cae en el pavimento y llega a casa reventado con raspones en los codos y las rodillas, es decir, tenemos un conflicto social en la región que nos afecta y conmueve a todos”.

El proceso social hondureño no deja de ser un sainete de una república bananera, no obstante es una carga muy pesada como para dejarlos a ellos solos, debemos como hermanos ayudarles a curar sus heridas, llevan una carga histórica injusta a la cual su familia los debe acuerpar, no es culpa de los hondureños que hayan tenido una costa atlántica tan rica y tan extensa como para que los imperios ingleses y estadounidenses la intenten usurpar a lo largo de los años, dejando su huella financiera hasta este siglo XXI, como las transnacionales bananeras que actualmente existen, o como, la base militar estadounidense de Palmerola en Comayagua; siendo estos referentes fehacientes de esos intereses.

O bien, el escándalo Irán Contras, donde los organismos de inteligencia estadounidense utilizaron el narcotráfico para financiar al grupo insurgente conocido como “Las Contras”, y justo dándose dicha operación en el territorio hondureño.

No es culpa de los hondureños que un poder emergente como la Venezuela de Hugo Chávez con su iniciativa del ALBA, intenten acuñar o desafiar los tradicionales intereses norteamericanos en este país.

Finalmente, Brasil entra a la escena uniendo fuerzas con Venezuela, algo que para los que llevamos el hilo secuencial de la historia reciente del cono sur no nos sorprende, otro pulso de fuerza que el Gobierno de Brasilia hace contra Washington. 


El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya entró en secreto al país del que fue expulsado, siendo acogido en la embajada de Brasil. Luego de meses de la crisis política Zelaya abandona el país cuando Porfirio Lobo el nuevo presidente electo le da un salvoconducto para su salida.

Bien por ellos (Venezuela y Brasil) que pueden pulsar sus fuerzas con el imperio estadounidense, lo malo es que los hondureños pagan las consecuencias por los platos rotos que esto conlleva y el resultado es el debilitamiento de la democracia, no solo hondureña, sino también de toda la región, es decir, unas elecciones que fueron convocadas por un gobierno “de facto”, tuvieron como resultado una convocatoria débil y seriamente cuestionada, (colegas periodistas corresponsales de prensa de medios salvadoreños me dijeron claramente que las elecciones fueron un rotundo fracaso por el ausentismo, más sus jefes editores publicaron lo contrario manipulando como siempre las imágenes, algo que no cuesta creer).

Finalmente, ¿quién tiene la razón?... eso es lo de menos, la democracia y las formas pacíficas de convivencia son los que pierden, y en conclusión podemos decir que tanto los del sur como los del norte tomaron la débil Honduras como su mesa para pulsar sus fuerzas y echar sus apuestas. Ahora una vez más pregunto ¿Esto podría ser posible si Centroamérica fuera una sola?

 El Salvador, Honduras y Guatemala víctimas de la exclusión

Fotografía Ulises Rodríguez

¿Cómo llegamos a esto? Tanto las sociedades, guatemalteca, hondureña, como la salvadoreña sufrimos en gran escala los males de las pandillas, conocidas como “maras”, ellos trafican con drogas, asesinan, extorsionan y ejecutan secuestros, evolucionando en los últimos años a grupos organizados del crimen a gran escala.

Algunos activistas sociales los defienden argumentando que muchos jóvenes se ven identificados con estos grupos y se integran a ellos, ya que son excluidos de sus propias familias, grupos sociales y educativos, pero sobre todo por la falta de oportunidades y valores.

No terminaríamos de argumentar si quisiéramos ver justificaciones, tampoco terminaríamos de debatir si quisiéramos polemizar con qué enfoque deberíamos tratar el tema. Les invito a googlear la referencia “la vida loca, documental de Christian Poveda”, ya que es un material muy profesional en su enfoque periodístico, el cual describe el fenómeno de forma amplia e imparcial. Dicho sea de paso, Christian fue asesinado por producir ese documental, pero esa es otra historia.

Lo cierto es que en los tres países la exclusión social es el producto de los errores políticos de los gobiernos pasados; conservadores y liberales. No solo llevaron a la división de la república centroamericana, sino, además intentaron imponer su punto “occidental y civilizador” como se hacían justificar, excluyendo a lo largo de la historia a grandes masas indígenas, afrodescendientes y ladinas, sin oportunidades reales de desarrollo.

En esencia los sistemas a lo largo de la historia están diseñados para que la educación, banca financiera y fuentes de empleo, sean exclusivas para los que se apeguen a estas visiones de ciudadanos.

Lo demás es historia, las migraciones masivas por faltas de oportunidades a Estados Unidos, y luego, las deportaciones como fenómenos sociales complementarios al problema de las pandillas. Por desgracia no existe claridad aun al abordar la problemática, no se escucha en los discursos políticos los valores de integración e inclusión, integración no solo de los Estados para tener más solidez al abordar esta macro problemática, también integración de la diversidad cultural, lo que nos lleva a la inclusión de todos los actores sociales al desarrollo, es decir, facilidad para todas las personas de educación (de todo nivel educativo), salud, oportunidades de créditos justos, energía y tecnologías más accesibles.

En fin, puede que tengamos ya una generación pérdida y hemos llegado a un nivel en donde la rehabilitación de muchos pandilleros es imposible, por lo tanto, lo que aplica es un régimen carcelario severo o la aplicación de medidas extremas. Son sin duda decisiones difíciles que tienen que tomar los líderes por los errores del pasado. Pero tampoco vemos los signos como para afirmar, “este es el final del túnel”. Las exclusiones sociales están latentes y a flor de piel, por lo que no vemos claridad en la solución de la problemática.

Lo cierto es que, si no trabajamos por las nuevas generaciones, bajo una visión diferente de Estado no podremos romper la espiral de violencia, y si la sociedad sigue en el mismo caos en el que nos encontramos, iremos viendo fenómenos de involución social cada vez más graves.

Las nuevas generaciones merecen mejores liderazgos que los que tenemos hoy en día, ya que los actuales solo nos han llevado por el camino de la exclusión y el caos.

Ahora tenemos un nuevo eslogan en casa presidencial en El Salvador, “Unir, Crecer, Incluir”, a medio año de ser presidente Mauricio Funes parece ser que esto es solo letra muerta, hay que esperar resultados más contundentes para ver si la tal inclusión es cierta.

En conclusión, si las condiciones sociales y políticas no cambian en Guatemala, Honduras y El Salvador, las pandillas seguirán existiendo porque tendrán una razón de ser.

Entrevista a Alfredo Pineda Saca, ex diputado del PARLACEN

Alfredo Pineda Saca es licenciado en Relaciones Internacionales, fue Secretario del Parlamento Centroamericano en el período 1998-1999. En la actualidad es catedrático de la Universidad de El Salvador en la Escuela de Relaciones Internacionales.

¿Cómo nace el PARLACEN?


¿Porqué Costa Rica no pertenece al PARLACEN?


¿Usted como ex diputado del PARLACEN cree que las razones que da Panamá para su separación son válidas?

¿Qué piensa de la integración Costa Rica - Panamá?

Finalmente ¿Cuál cree que sería el camino a una integración de Estados para Centroamérica?

Nota: Se le agradece a la secretaria de comunicaciones de la UES, por facilitarnos el personal y equipo técnico para realizar esta entrevista interactiva.


maxherrador.com

LEA TAMBIEN:

De los caudillos revolucionarios

HISTORIA DE EL SALVADOR EN 5 PAGINAS     

LA IDENTIDAD MESOAMERICANA