9/5/21

El triangulo del norte

El triangulo del norte

El norte de Centroamérica vuelve a estar en el mapa de la geopolítica mundial, “el triangulo del norte”, como se le conoce a Guatemala, El Salvador y Honduras, una pequeña subregión que está actualmente de boca en boca en la opinión internacional, en primer lugar por la coyuntura de las deshumanizantes olas migratorias hacia EEUU, y segundo, por ser territorios de narcotraficantes y mantener siempre altos niveles de violencia y corrupción. 

La opinión pública en EEUU identifica a los miles de refugiados que llegan a su frontera sur como uno de sus principales problemas, y dependerá de cómo aborde el fenómeno la administración Biden, la continuidad o no del Partido Demócrata para las elecciones de 2024.

Donald Trump ganó las elecciones presidenciales en 2016 prometiendo controlar esos flujos migratorios de los países del norte centroamericano, a su manera lo logró, con su lenguaje pistolero y bajo el símbolo mediático de “el muro”, y por su puesto con mano dura y pendenciera, obligando por ejemplo a México a reprimir las famosas caravanas de migrantes, amenazando con subirle los aranceles a las importaciones mexicanas, doblándole así el brazo al gobierno de AMLO, para que los aztecas hicieran el trabajo sucio de contener los flujos de estas personas que cruzan su territorio.

A inicios del 2020 en EEUU las preferencias electorales se perfilaban a una reelección republicana casi segura, para que Trump pudiese estar en la silla oval otros cuatro años más.

No obstante llegó el COVID 19 cobrando medio millón de víctimas en EEUU, entonces la opinión pública estadounidense cambió en detrimento de la figura presidencial debido al mal manejo que hizo Trump de la pandemia, los electores no lo reeligieron y ahora Joe Biden es el nuevo presidente.

Hoy en día la crisis migratoria provocada por el multitudinario flujo de refugiados deja entredicha la capacidad del nuevo gobierno, y está en juego en este justo momento si la visión humana de la administración Biden es en verdad la solución del problema o la agudización del mismo.

EEUU por su parte tiene un serio problema civil entre manos, en enero pasado vimos la punta del iceberg, una turba de inconformes bandalizando el mismísimo capitolio en Washington, porque no aceptaban los resultados electorales donde Donald Trump perdió la reelección.

Un porcentaje significativo de la población estadounidense cree que hubo un fraude en los comicios de noviembre de 2020, aun que no esté comprobado. De igual manera hay sectores económicos políticos que ejercen una férrea oposición en contra de la humanización de la crisis migratoria.

En resumen, la crisis migratoria al sur de la frontera de EEUU le da su razón de ser a los seguidores del ex presidente Trump, que no son pocos y que generan tensión civil.

Para entender este fenómeno y dar una explicación alternativa, una visión poco discernida por los grandes medios de comunicación, les comparto el siguiente análisis iniciando con una breve reseña histórica.

Historia reciente

Durante la guerra fría el triangulo del norte fue una región de mediana importancia para EEUU. Las izquierdas opositoras en esas décadas coqueteaban con el gobierno de La Habana y por ende con la URSS y la “internacional socialista”, por lo tanto, Washington nunca se permitió “perder” el dominio que ejercía en la región, más aun, después de 1979 cuando en Nicaragua se instaló el sandinismo.

La doctrina Monroe conocida como “América para los americanos”, durante décadas EEUU tuvo que defenderla más allá de los escenarios diplomáticos contra las embestidas del socialismo en el marco de la guerra fría.

Las clases tradicionalmente dominantes de los países centroamericanos se plegaron sin mayor problema a esta doctrina, siendo así que las oligarquías garantizaban dicho poder y estatus al lobee norteamericano; es decir, un orden establecido de cómo hacer las cosas en el trópico bananero.

A mediados de siglo XX, al terminar la segunda guerra mundial el planeta se polariza entre comunistas y capitalistas, iniciando así la guerra fría.

Al final de la década de los ochenta al terminar este peculiar conflicto EEUU deja de financiar los regímenes militares del triangulo del norte, obligando a las oligarquías a dialogar con las izquierdas, así fue que la sub-región conocida comenzó a pacificarse (en apariencia), no obstante al mantener los gobiernos un sistema de injusticias sociales y jurídicas, se creó un caldo de cultivo para un germen que llevaría a niveles de pobreza extrema a las poblaciones de los tres países.

En el transcurso de las siguientes tres décadas (1990-2020) la endeble estabilidad que se creó en la región se fue desvaneciendo, ya que los niveles de vida nunca mejoraron, a pesar de incorporar a las izquierdas en los gobiernos centrales y poderes locales.

Para sorpresa de muchos analistas las izquierdas no fueron las redentoras defensoras de los pobres, mostrando al igual que las anteriores elites dominantes altos niveles de corrupción, drenando los recursos y evitando que estos llegasen a la gente necesitada.

Podemos afirmar que la post guerra fría nunca pudo superarse en los países centroamericanos porque los altos niveles de impunidad siempre persistieron, el sistema jurídico nunca se depuró, en parte porque entre los señalados está el mismísimo gobierno de EEUU.

Les voy a compartir un ejemplo categórico, ¿Quién asesinó a Monseñor Romero? Como todos sabemos el crimen quedó en la impunidad; sin embargo, es del conocimiento general quien lo hizo, fue el mayor Roberto d´Aubuisson, él es señalado como autor intelectual, aunque nunca se le juzgó, en parte porque era impensable que hubiera tomado esa decisión sin el consentimiento de los organismos de inteligencia de EEUU.

Está muy bien documentado el apoyo logístico y financiero que los “escuadrones de la muerte” salvadoreños recibían de los aparatos de inteligencia de EEUU.

El Salvador: Actividades terroristas de d´Aubuisson. Documento desclasificado de la CIA, fechado el 2 de marzo de 1984, volumen 2, Biblioteca del Congreso de EEUU. Lea y descarga el documento completo acá

Los EEUU desde que terminó la segunda guerra mundial ofreció apoyo de manera directa e indirecta a los sistemas represivos y grupos de actividades ilícitas en los tres países, incluso sus servicios de inteligencia fraguaron un golpe de estado en Guatemala en 1954, el presidente electo Jacobo Arbenz Guzmán del Partido Guatemalteco del Trabajo, fue estigmatizado de comunista al pretender echar a andar una reforma agraria que afectaba a las clases pudientes y a la poderosa United Fruts Company.  

Sin desviarnos del tema, el punto es que si es impune el máximo ícono del partido de la derecha salvadoreña, cuantos delincuentes de cuello blanco y asesinos sumarios quedaron sueltos, quienes al pasar de los años llegaron a ocupar altos cargos dignatarios; alcaldes, diputados, embajadores, ministros, influyentes empresarios, y hasta analistas y asesores políticos.

EEUU creyó que al esconder sus manos sucias podría con las décadas salir bien librado, se equivocaron. El tiempo les cobró factura, la cual los pueblos del triangulo del norte comenzaron a pagar desde larga data.

La post guerra

Al mantener un constante estado de impunidad la corrupción floreció porque como es bien conocido si a un asesino no se le juzga y no se le castiga éste volverá a asesinar, si una figura pública no es sincera y no se le afrenta al pueblo volverá a mentir, y así los nuevos relevos políticos que llegaron sabían de antemano que no les pasaría nada si continuaban con el mismo patrón deshonesto, entonces de esa manera la corrupción llegó a niveles de perversidad, evolucionando en pocos años hasta convertir a figuras estelares de la política en miembros plenos del crimen organizado.

La inteligencia de EEUU llegó a la desdicha de negociar con narcotraficantes para financiar las operaciones velicas de la CONTRA nicaragüense, un precedente nefasto a finales de la guerra fría que le abrió las puertas a los carteles de la droga colombianos, introduciendo a gran escala el trasiego de drogas a la región.

A inicios de la década de los noventa con el desmantelamiento de los carteles colombianos, en especial el de Medellín, junto con la baja de su principal capo Pablo Emilio Escobar Gaviria, quien utilizaba el triangulo del norte como puente para llegar a los mercados estadounidenses; a su muerte fueron rápidamente tomadas dicha ruta por las poderosas mafias del norte de México, que valiéndose del creciente fenómeno pandilleril pudieron ejercer grandes niveles de violencia en la región.

Pero sobre todo estas mafias se valieron de los altos niveles de corrupción de los gobiernos, penetrando de forma fácil los aparatos judiciales e institucionalidad en general de las sociedades del triangulo del norte, a base de coimas y sobornos, combinado con brutalidad delictiva asfixiando a las sociedades civiles de los tres pequeños países, convirtiéndolos en Estados fallidos, o bien, lo que se denomina en el vox populi como: Narco-estados.

Imagínense mis estimados conversas hispanohablantes ¿Quién quiere vivir aquí?

Con los carteles mexicanos metiendo sus garras en Guatemala, Honduras y El Salvador, el crimen organizado se desbordó porque no se limitaron a usar el territorio como mero puente en sus operaciones de narcotráfico, sino, que aprovecharon a hacer otras actividades ilícitas como: el lavado de capitales, el secuestro de menores (que tanto golpea la moral popular), el tráfico de personas hacia EEUU, el narcomenudeo y la introducción al consumo local de drogas sintéticas como la metanfetamina. 

Honduras

Dentro de los países centroamericanos el socio estratégico por excelencia para Washington siempre ha sido la oligarquía hondureña. Este es el único país de la región donde el ejército estadounidense tiene bases militares, incluso, desde el siglo XIX ha representado para EEUU este pequeño país el enclave ideal bananero.

Me atrevería a afirmar que si en la actualidad los centroamericanos tuviéramos un “Macondo”, es por seguro Honduras. EEUU ha invertido cantidad de recursos de todo tipo en este país como para dejarlo sin intervención. Les comparto a continuación las palabras de Daniel Runde asesor republicano durante la administración Trump.

El caso hondureño es el que nos permite discernir a cabalidad, lo dividida que está la opinión pública estadounidense con respecto a la crisis migratoria, por un lado existe un ala del pensamiento en mantener las alianzas con las oligarquías locales del triangulo del norte (como siempre lo han hecho), pero por otro lado existen sectores que asumen el origen del problema de una forma lógica y humana a la vez, creyendo que los flujos migratorios deben controlarse bajo la vía democrática, transparentando la información y la verdad de los hechos.

Están sentenciados como narcotraficantes en tribunales norteamericanos: el hijo del ex presidente hondureño Porfirio Lobo, no se trata de ningún un hijo prodigo u oveja negra de la familia, sino, de un prominente abogado que manejaba carpetas importantes de diferentes firmas a nivel nacional e internacional.

También purga en una cárcel estadounidense el hermano del actual mandatario Orlando Hernández, pero en este caso se vincula el nombre del presidente 43 veces durante el juicio donde resultó culpable.

En otras palabras, como decimos en buen español criollo: En Honduras a los republicanos el asunto se les salió del guacal (o de la cazuela), porque a la opinión pública norteamericana nunca le preocupó que el resguardo de sus intereses de seguridad nacional tuvieran un lado oscuro, porque ellos mismos arengaron la falta de derechos humanos en los países centroamericanos, situación que creyeron haber enterrado hasta que les tocó a la puerta en su frontera sur como una crisis humanitaria de grandes proporciones.

Las caravanas migrantes hondureñas en la actualidad son las más nutridas e imparables, pues si no logran avanzar en grupos multitudinarios, al final lo logran a través de las estructuras de las mafias mexicanas.

Conclusión

La cocaína es el agasajo del sueño americano, es el producto del despilfarro y la abundancia de los señores gringos, siendo esta sustancia recreativa cada vez más demandada a los países productores, que son por excelencia: Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia. Y como siempre Centroamérica es el puente idóneo para que llegue en grandes cantidades y en abundancia.

En lo personal no me cabe duda que el sentido común y buen juicio de la democracia estadounidense abre un espacio para una posible solución, y en buena medida esto depende de la madurez y el humanismo de la administración Biden.

Sea en última instancia la llave para desentrampar la problemática de la corrupción del triangulo del norte, y que a su vez se establezca para los centroamericanos las bases de una paz y desarrollo duradero; es decir, vemos un momento clave en que es posible marcar un rumbo certero para librarse de los males de las mafias mexicanas y la corrupción generalizada en el triangulo del norte.

Con propiedad podría decir que nadie en sus cabales quisiera dejar un clima y territorio tan bonito y bondadoso como el istmo centroamericano, para ir a vivir a los páramos norteamericanos, y peor aún, sabiendo que el camino es un verdadero calvario macabro, nadie lo haría y mucho menos de manera multitudinaria, exponiendo a sus hijos a semejante vorágine.

En el triangulo norte existe otro triangulo tácito, el fáctico, otros tres poderes ocultos de los que nadie quiere relacionar con la cosa pública, pero ahí están omnipresentes. Para hacer un análisis serio de la región es imperativo develar esta trilogía, que es: la oligarquía, el narcotráfico y el poder político.

Además no omito mencionar al cierre de este comentario que los centroamericanos jamás seremos enemigos del pueblo estadounidense, lo último que quisiera la sociedad civil de estos países es asociar el futuro económico y político con autocracias como la rusa o la china, aunque podrían deteriorarse por la insensatez del ala más conservadora y pistolera de EEUU, la que nunca llegó a comprender que sí existe en verdad entre nuestros pueblos una real hermandad americana. 

Por suerte existe una esperanza: la democracia y la institucionalidad, porque los valores éticos y morales del estadounidense en promedio han llegado a ser mayoría y evolucionan hacia el respeto a la autodeterminación de los pueblos, al menos estos son los primeros signos que emite este año pendular 2021 la nueva administración Biden. 

maxherrador.com

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