26/4/21

El ciclo de la corrupción

El ciclo de la corrupción es el mismo que el de la impunidad

El Salvador inicia lo que muchos analistas denominan como un nuevo ciclo político, la post guerra queda atrás y escribimos otra página en la historia nacional.

¿Por qué? Bueno, en términos simples porque la gente se cansó del bipartidismo y de su corrupción, de la forma demagoga de hacer política de las cúpulas partidarias.

Pero, ¿habremos eliminado la corrupción por el hecho de que entran nuevos rostros a la Asamblea Legislativa? ¿Estamos acaso ante el fin del nepotismo y de las coimas?

¿Ahora que el joven presidente Bukele tiene mayoría (casi) absoluta veremos el renacer de una sociedad corroída por las prácticas corruptas que han empobrecido al país a niveles de inanición, insalubridad e impunidad?

Ustedes qué creen mis estimados conversas, en una simple respuesta a la conciencia de cada quien: Sí, o no.

Si creemos que ya era hora de que dejaran de robar unos para que entren otros (los que al menos me dieron una caja de víveres y 300 pesos) y que eso está bien… Entonces estaremos frente a un nuevo ciclo de corrupción, y la tal “post guerra” aun es vigente, la que nos revuelca inconscientes en un tumbo sin fin.

Existe una lógica simple para saber si estamos columpiándonos en el mismo carrusel de siempre, ese signo llano que buscamos con esperanza y ahínco es el fin de la impunidad, porque el ladrón si no es castigado vuelve a robar, si el ministro es coimero y nepotista, y además es expuesto a la luz pública y aun así no es encarcelado, sin duda éste y los que sigan volverán a recibir sobornos, porque el sistema no les castiga, y sus hijos se acostumbraran a vivir de esa forma, teniendo comodidades faraónicas gracias a las prácticas corruptas de sus padres, alimentando así un nuevo ciclo de deshonestidad, por la simple y llana razón de que es natural ser tramposo.

Henos aquí entonces, diciéndole a las víctimas de la guerra civil (de hace más de treinta años) que olviden a los asesinos de sus familias y que ya no intenten curar sus heridas demandando justicia. O bien, convenciéndonos que el diputado que le disparó a una policía hace 20 años ya no debe ser juzgado porque ese delito prescribió; "muy complicado eso" dirán otras voces.

O que el magistrado que manoseó en sus partes intimas a una niña debe de gozar de libertad por meros tecnicismos. O que el ex apoderado del ejército ande por ahí caminando como si fuera persona decente sin que se le investigue a profundidad, y que se le juzgue por todas las arbitrariedades a las que se prestó.

En conclusión, la impunidad y la corrupción van de la mano, y ambas no tienen sesgo ideológico, político o histórico; por ejemplo, si un ministro hace trato con narcotraficantes y no va a la cárcel, es entonces igual de corrupto como la clase política saliente. ¿Cuál es la nueva idea que tenemos que entender para tolerarles?, ¿acaso estamos escribiendo otro capítulo de la historia, o no?

maxherrador.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario