En vez de celebrar
mejor reflexionemos sobre la paz
Estamos cumpliendo 24 años del
armisticio donde se firmaron lo que la historia llama “los acuerdos de paz”. Las
personas que aun recordamos el acontecimiento nos erizamos cuando rememoramos esos momentos.
Fue hace un cuarto de siglo cuando en el Castillo de Chapultepec México, Alfredo Cristiani
y Shafick Handal firmaron y dieron sendos discursos emotivos haciéndonos creer
que la esperanza de paz la teníamos ya en nuestras manos. Que tan equivocados estábamos
los ciudadanos de la llanura.
Ahora sé que no eran acuerdos
de paz, eran simples armisticios, una tregua que en última instancia
llegaría inevitablemente a una nueva escalada de violencia. No hubo un foro de concertación
económico social, no hubo en ningún momento intención de reconciliación entre
ambas partes, no hubo justicia para los crímenes de lesa humanidad, no hubo resarcimiento a los daños, no se reconstruyó el
tejido social, en resumidas cuentas no hubo salud mental.
Lo único que cesaron fueron
las balas a granel, pero no los insultos, mucho menos hubo una visión común de país.
Pero no solo eso, gracias a
un conflicto que nunca terminó permitimos y fomentamos la corrupción de la
cosa pública, e inevitable nos abordó el narcotráfico en todas sus anchas,
aunado a falta de valores y la tonta creencia que en el mundo siempre habrán pobres y desvalidos; entonces tomamos la exclusión social como el pan de cada día, surgiendo así en ese caldo
infeccioso las pandillas y vimos como pasaron buena parte de nuestros jóvenes, de ser criminales comunes a
organizados, todo entre manos duras y super duras.
Es duro aceptarlo pero esta es la paz que hasta hoy en día hemos construido.
Y hemos aquí de nuevo, en el año 2016
con una taza de violencia record a nivel mundial, los reyes de la página
roja, como si fuesen los días más agudos de la guerra civil de los años 80,
frente a una nueva oleada de migración. Ya tenemos otra marca notable en la
historia universal, una tercera parte del pueblo vive en el exterior.
¿En qué momento perdimos el
rumbo? ¿Cuándo fue que nuestro destino se torció? Ahora sé que en vez de
celebrar los armisticios de paz hace 24 años debemos mejor reflexionar sobre el
verdadero significado de este último cuarto de siglo.
Les comparto entonces mi reflexión
pues siendo una persona que versa el materialismo, sé que nuestro problema es cultural y espiritual.
“Somos malos, somos
buenos pero al final llegamos a donde se terminan y empiezan los caminos, es la
bifurcación múltiple de las melgas, de los senderos, estamos entonces en los
encuentros de las rutas y las distancias, en donde lo que empieza mal termina
mal, en donde lo que empieza bien termina con una muerte en paz. Es ahí la
prueba donde se templa el filo del buen acero cortando de un tajo el espacio
exacto donde quepa cada palabra con la razón y significado justo para
solucionar de una vez por todas el ciclo de la incertidumbre que todos llevamos
a cuestas, de no saber la verdad desconociendo la historia…” (Fragmento “Ojo de Venado”)
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