19/4/11

Agenda Editorial abril de 2011

Flores sobre basura hay que cultivar

El mes de abril es para muchos el mes de la reflexión, tiempo para pensar por qué estamos como estamos y por qué el mundo ha llegado a estos niveles tales que genera una incertidumbre sobre la buena existencia de la humanidad.

El mes de abril es el mes que el color de las flores es tan intenso que parece que se escapan los rojos vivos hacia el aire como incendiando la temperatura. Este es el mes de muchos poetas y escritores. Los periodistas no nos salimos de esta tónica ya que siempre he creído que el periodismo es en última instancia el arte se saber plantear y argumentar buenas hipótesis sobre la realidad con el sentido común del acontecimiento.

Por eso he decidido dar un compas de espera a temas tan importantes de editorializar como el voto en el exterior, la cultura de la migración, elecciones en la UES, ambiente pre-electoral, que su servidor los tiene en el tintero.

La situación de violencia nos ha rebasado a tal nivel que el luto no nos da cabeza para mucho. El empobrecimiento gradual de la gente es tanto que involuntariamente se fragmenta la familia y la razón en muchas ocasiones es privada por el estomago, viendo como normal a Judas besar a su maestro y recibir 30 monedas a cambio.

La crisis climática y energética es un hecho que nadie puede negar, lo que vislumbra una crisis alimentaria y oscuros horizontes a nivel mundial. Unos ya lo sienten y otros lo ven venir, solo es cuestión de tiempo y de geografía, pero al final no habrá ser vivo en el planeta que no se vea afectado por lo que sucede o sucederá ya que lo peor aún no ha empezado.

Les dejo entonces la parábola la metáfora el cuento la prosa verso. (Fragmento de una obra inconclusa que todo hombre o mujer debería de hacer).


La isla y el caracol.






A dónde están las esperanzas que te forjaron, fuiste cada vez más inclemente y la isla se fue haciendo cada vez más pequeña por las inundaciones y las crecidas bocanas inocentes que silenciosas en su lentitud marrón cantan llantos mugres que han palmado en su largo camino y llevado consigo hasta el tope de la razón, en donde no hay más cuencas, sino más agua donde habitan todo tipo de animalejos y se hacen las más grandes olas allá a lo lejos. Y se disemina todo aquel vómito aumentando el nivel del mar y a su vez reducir tu existencia en esa isla en donde vivías, sentiste como que te ahogabas en la inmensidad de tus mismas desesperanzas. Aún sin mostrar lo mejor de ti parecías estar vencido, pero cuando estaba todo perdido por la inundación comenzaste a caminar hacia aquella turbulencia de corrientes traicioneras y a cada paso que dabas sentías la inseguridad del lodo pantanoso bajo tus pies; sin embargo, poco a poco te sumergiste sereno sin asco ni miedo con pasos pausados a la profundidad que parecías ya conocer pero no era así y seguiste sumergiéndote hasta desaparecer, pareció en verdad el fin de todo, el fin del viento que se llevó las letras, parecía inaudito que terminaras de esa forma, creías en la vida, tanto, que abandonabas todo por conservarla y ahora parecías estar resignado, incluso hasta la derrota implacable, a ser devorado por el destino ahogado por los desechos y la crecida de aquella bocana inmunda sin que movieras un dedo por salvarte, mas parecía un suicidio que una vuelta del destino.

De pronto en medio de toda aquella suciedad asomaste la cabeza y poco a poco los hombros, los brazos y finalmente caminaste fácil hacia el punto más alto de la isla. Mientras tanto llevabas en tus manos un gran caracol rosado y lo veías y te cagabas de la risa sólo como bandido prófugo burlando a sus asechadores y escuchabas pendiente su infinito eco natural. No te importó nada más que lavar y limpiar el lodo de tu nuevo juguete que habías sacado del fondo del mar, medio salado, medio dulce. Esa misma noche escribiste una carta donde contabas que encontraste lo que tanto habías buscado en aquellos días turbios sin sol, el papel simplemente decía esto:

Libertad es tener derechos irrenunciables a la vida, vivir luchando por lo que nos pertenece y lo que anhelamos. Es también cumplir nuestros deberes y obligaciones que la existencia nos imponga por lo que debemos vivir a la altura de nuestra dignidad que es creer en nosotros mismos, ser independientes y autónomos de nuestra propia posición. Libertad es tener esperanzas en los más nobles ideales colectivos, es sentirse seguro de estar en el camino de las metas más audaces. La libertad es el divino complemento del caminante. La felicidad no siempre libera, la desdicha y la melancolía nos reencuentran con nuestra verdad y con el camino de la eterna libertad que es la armonía perfecta de la existencia.