28/10/15

La verdad, la memoria y la historia

La verdad, la memoria y la historia

Hablar de estas tres palabras y llevarlas al contexto real me parece una reflexión justa y oportuna. No prometo ser breve en este artículo porque podría escribir un libro de estas tres tristes palabras, pero si les aseguro que me esforzaré por ser entretenido.

Me inspiro en una obra de teatro capitalino a la que asistí, inmediatamente después de ver el trabajo pictórico en grafito sobre la pared de Renacho Melgar en el corredor galería del teatro Luis Poma. La puesta en escena que vi se llama “La Audiencia de los Confines”, donde tres personajes debaten y parodian sobre su papel y rol en la sociedad. Los personajes son: verdad, memoria e historia, cada uno con su guión dramatiza la monumental palabra que representan; resulta ser un juego entretenido la propuesta del colectivo “Los del Quinto Piso”.

Foto cortesía de René Fuigueroa

No dejé de inquietarme después de ver la obra, supuse como reflexión final: que los ciudadanos locales, regionales y globales le debemos dar sentido a nuestro futuro, pues no podemos ir hacia delante desconociendo la historia, debemos memorar el pasado glorioso y penoso a la vez, pero sobre todo caminando con la verdad en la mano.

En última instancia, esta trilogía de palabras tan sencillas como se escuchan son las que no quieren que mencionemos, ni que discernamos al respecto. Es como reabrir heridas dicen los políticos cuando se les recuerdan verdades enterradas en la historia, ya que quieren que la gente camine como autómatas con alegría y devoción, produciendo y consumiendo, con un rumbo de veleta al viento donde soplan los intereses de ultra mar.


Veamos entonces un ejemplo: en la foto de arriba rememoramos al diputado Francisco Merino esposado después de herir de gravedad con arma de fuego a una agente de policía, justo cuando ella cumplía su deber al tratar de someter al orden a un ciudadano bajo los efectos del alcohol, con el agravante de ser un Diputado de La República, un ex vicepresidente del país, un ex presidente de la Corte de Cuentas de la República… vean entonces esta foto que fue retirada de casi todos los archivos digitales, es Francisco Merino la noche del 26 de agosto de 2000 en San Salvador. 

Un hecho que quedó para la memoria del país. En la actualidad quince años después hasta mentira podría ser, a dicho diputado no se le castigó de forma alguna, incluso, sigue ocupando un curul en el parlamento salvadoreño. El suceso se olvidó y no tiene trascendencia en la actualidad.

La verdad: es que el presidente en turno Francisco Flores a finales de ese año 2000 intentaba dolarizar la economía, y para ello necesitaba los votos en el parlamento, requería dos terceras partes de sus miembros y para lograrlo convenció a los diputados de su partido ARENA a que votaran para no desaforar a Francisco Merino por semejante “oso” que hizo, pues la fiscalía no podía procesar al parlamentario porque lo protegía la dispensa legislativa ante la ley. A cambio los miembros del partido PCN a los que pertenecía el susodicho personaje votarían a favor de la dolarización… Así se pactó y así se hizo. A los días siguientes de esta transacción dos fuertes terremotos sacudieron el territorio nacional y el hecho quedó al olvido.

La historia: es que el Colón dejó de circular paulatinamente, aun cuando afirmaron que eso no sucedería porque la ley aprobada era de “integración monetaria” no de sustitución del Colón al Dólar americano, producto de eso el nivel de vida disminuyó considerablemente y el número de migrantes se disparó, mientras pregonaban los estadistas que la tasa de interés se estabilizaba y que la moneda tenía mayor solidez.

La consecuencia cultural fue la ciudadanía en gemeral  y especialmente la juventud, vio a la luz pública que la institucionalidad del país había dejado sin castigar a un borracho pendenciero, el cual se salió con la suya, y se dio un sutil precedente: “sí se puede atentar contra la autoridad (Policía Nacional Civil) y seguir con la vida normal como si nada hubiese pasado”. No solamente denigraron la moneda como símbolo nacional, también lo hicieron con la profesión policial. 

Quince años después un policía es nada mas un elemento y mientras mueren cumpliendo su deber la sociedad política no le toma la seriedad del caso. 

Disparar a una agente de la ley en una trifulca de bolos no debería tener conciliación jurídica ni tampoco prescripción, por lo tanto aun estamos a tiempo de tomar un buen rumbo para los valores y la moralidad del país, creando antecedentes correctos.

Los acontecimientos por muy escandalosos que sean se olvidan, más aun, si son cubiertos por una avalancha de consecuencias que son hábilmente amontonadas al ciudadano en la agenda mediática, las cosas por muy escandalosas que sean se terminan empacando en el cajón de los recuerdos.

Con este argumento no estoy diciendo que el caso anterior sea el origen de la espiral de violencia y corrupción que vivimos, pero es sin duda una muestra ilustrativa.


Veamos otro ejemplo concreto: para las nuevas generaciones el retrato que está arriba es de un perfecto desconocido, pero fue el principal implicado de la mayor estafa del sistema financiero del siglo pasado, en el año de 1997. Roberto Mathies Hill era un líder empresarial, político y deportivo, pero hoy es casi un fantasma, se le imputó un fraude financiero de más de 1250 millones de colones, el equivalente aproximado a 143 millones de dólares. El caso INSEPRO – FINSEPRO levantó polvo en sus días pero con el pasar de los meses y los años finalmente los involucrados salieron libres.

La verdad: es que a finales del siglo pasado hubo un desfalco en la banca tan descarado que era imposible ocultar, en el cual muchas personas perdieron parte de los ahorros de sus vidas, principalmente pensionados que depositaron su dinero para que generara mayores intereses confiando en la institucionalidad de la superintendencia financiera, la cual se vio involucrada en corrupción también. El Estado había fracasado una y otra vez más.

En este caso en particular la administración del presidente Calderón Sol y la Asamblea Legislativa en turno aprobaron un fondo de 700 millones de colones a través de BCR (Banco Central de Reserva) en el cual el Estado taparía parte del “hoyo” financiero, pagando un poco más del 60% a los afectados o estafados, pero hasta en ese proceso hubo injusticias, a unos les pagaron el 100 % y a otros nada. Dicho dinero venía del FOSAFFI, es decir, fondos de los contribuyentes y de los recién privatizados servicios públicos, las ventas de los patrimonios del Estado, en otras palabras taparon un agujero para dejar otro abierto.

La memoria: quizá en este caso jamás se recupere pues el BCR tenía la “política” de destruir sus archivos y memorandos técnicos hasta el 2009, por lo tanto, de no ser por las publicaciones de los periódicos y los testimonios de los afectados este fraude, también hasta mentira podría ser. Publicación del periódico digital el faro 14 de noviembre de 2010.

La historia: le dice a los salvadoreños que robar una gallina y un monedero es lo mismo que apropiarse ilícitamente de más de 100 millones de dólares, es igual la pena en la cárcel, todo depende de cuánto disponga para pagar abogados y a un sistema jurídico defectuoso.

Me pregunto: además de todas las historias que cada quien pudiera agregar a esta temática, cabe la interrogante: ¿estaremos los ciudadanos interesados en conocer “la verdad”? Las respuestas podrían ser variadas, pero para evitar la frustración creo que parte del inconsciente colectivo nos lleva a una salida categórica que es: mejor olvidar.





Veamos otro caso emblemático: En la gráfica que aquí vemos está el retrato de Rosabel sosteniendo la única foto que tiene de sus progenitores, ambos fueron asesinados y desaparecidos durante la guerra civil por el ejército salvadoreño, nos cuenta que tenía once años cuando llegó la Guardia Nacional a su casa a arrestarlos sin ninguna orden de captura; nunca más los volvió a ver y quedaron en orfandad ella y sus cinco hermanos. Rosabel aun los lleva en su memoria así como carga siempre la foto en su cartera.

De ahí en adelante los siguientes años fueron un calvario, hasta que llegó a la mayoría de edad logró sobreponerse al golpe sicológico que eso significó, ahora está a punto de publicar un libro donde narra toda su historia.

La historia de más de 100 mil personas que perdieron no solo a sus familiares, sino la dignidad y la libertad, por la represión arbitraria que ejercía el gobierno al margen de la ley y los derechos humanos.

La verdad: es que mucha gente vio como ambos bandos en disputa cometieron crímenes atroces, crímenes de lesa humanidad,  y que hoy en día los responsables no guardan prisión ni castigo alguno por una ley de amnistía que fue emitida al finalizar la guerra, la cual es amoral e injusta, pues en pro de la reconciliación quedaron libres un sin número de asesinos que actualmente figuran, incluso, en la vida pública.

¿Qué explicación o disculpas se le podría dar a Rosabel si hoy en día ve figurar como políticos a los responsables de dar la orden de ejecutar a sus padres?, ¿acaso creemos que un monumento donde estén gravados los nombres de su padre y madre es suficiente para hacer justicia?, creo que no, justicia sería más bien derogar la amnistía y que el peso de la ley caiga sobre todos los señalados. Sigo insistiendo, aun estamos a tiempo de hacer lo correcto.

Mientras tanto seguimos perdiendo nuestro carácter como pueblo, la sociedad sin justicia es débil, no existe una corresponsabilidad entre el Estado y los ciudadanos, podría seguir extendiéndome más en el discernimiento pero mejor veamos otro caso.



David y su madre María Rosa se reencuentran después de 28 años de haberse separado.

Su historia es que en 1984 durante el conflicto su padre fue desaparecido y su madre era catequista, entonces un día mientras ella estaba ausente llegó un supuesto abogado y habló con los otros miembros de la familia, aduciendo que tenía información que el ejército llegaría a masacrar su caserío y que por consiguiente le dieran al niño (David) de un año de edad para protegerlo y darle una mejor vida, así podrían salvarse.

El tal abogado definitivamente tenía información certera del ejército pues sabía fechas y nombres por eso fue convincente, pero con el tiempo resultó implicado en una red de tráfico de infantes durante el conflicto civil de la década de los 80.

La Verdad: es que paralelo a los “intereses” de los ejércitos hay mafias que se nutren de las irregularidades que conllevaba la guerra, estas faltas no prescriben ante la ley por eso el interés en ocultar la verdad hoy en día, pues esto nos llevaría inexorablemente a la justicia y a la condena de algunos personajes que aun figuran en la vida pública... para variar.



La memoria: Pro Búsqueda una organización no gubernamental ha resuelto más de 422 casos como el  anterior, pero aun así tiene una tarea titánica pues cada caso resuelto conlleva culpables, los cuales merecen condenas y al parecer la actual Fiscalía General de la República es la menos interesada en llevar al banquillo a las personas investigadas.

Según palabras de Eduardo García director de dicha ONG, el principal obstáculo para la búsqueda de la verdad y la justicia son las mismas instituciones del Estado, pero reconoce que desde que hubo una alternancia del poder ejecutivo en el año 2009 se observa mayor accesibilidad al tema de la recuperación de la memoria histórica por parte del gobierno y sus instituciones en general.

Se está tratando actualmente de crear una ley que legisle la búsqueda de menores desaparecidos; sin embargo, afirma tajantemente que el órgano judicial como tercer poder del Estado está al margen de la tendencia, según palabras de García específicamente señala a la Fiscalía General de la República como una institución insolidaria con las víctimas, pues dicho órgano tienen como mandato constitucional perseguir este tipo de delitos y no lo hacen.

Prueba de ello es que muchos casos se ganan a través de fallos internacionales y no por los oficios de las leyes salvadoreñas. Ver sentencia de la Corte Interamericana de las Derechos Humanos, caso masacre de El Mozote versus El Salvador.

El director de Pro Búsqueda nos dice: “…una sociedad se reconstruye a si misma cuando forja su historia, cuando se estudian ciertos hechos abominables y se impide con ese conocimiento que se vuelvan a repetir, este es un proceso educativo”.

Cuando le preguntamos que nos de su opinión ante la interrogante: ¿Qué necesitamos los ciudadanos hacer para procurar que los crímenes de lesa humanidad sean develados y que salgan a la luz los responsables?, él es categórico al responder: “debemos exigir el cumplimiento de la carta magna (la Constitución de la República) y debemos exigir como electores mayor calidad en el parlamento, para cuando elijan al Fiscal (de la República) lo hagan con responsabilidad y que no nombren como siempre al menos malo de los candidatos, y el que sea electo investigue como debería de ser, para que se publique la verdad que todos tenemos derecho a conocer”.

Felix Meléndez jefe de comunicaciones de Pro Búsqueda nos insiste que es importante quitarnos el velo de las tendencias ideológicas, pues el secuestro y el rapto especialmente de los menores de edad genera un golpe fuerte a toda persona, y habría que dejar de ser humano para no solidarizamos con los afectados, independientemente el credo político, pues los criminales y bandas organizadas no hacen distinciones, ni en la época de la guerra civil ni en la actualidad.

En conclusión

La memoria: la poseemos todos pues no somos tontos, es más, tenemos claro que a lo largo de la historia siempre nos tratan de ocultar la verdad.

La verdad de la problemática de violencia social que vivimos es que las instituciones del Estado tienen los suficientes aparatos de inteligencia para conocerla al detalle y la suficiente fuerza para contenerla, pero no lo hacen porque no les conviene, una guerra como la que vivimos actualmente, así como cualquier enfrentamiento a gran escala, genera flujos de riqueza para algunos y dolor para otros, entonces por lógica los beneficiados son los que no quieren que las cosas cambien.



La historia: nos dice que tenemos que romper de una vez por todas el ciclo en el que hemos vivido desde la época colonial, quinientos años de injusticias son demasiados para que no nos demos cuenta adonde está el principal problema que tenemos, el cual no es político, tampoco económico y mucho menos social, los anteriores mencionados como cualquier país los tenemos pero el principal problema es cultural, pues la herencia que recibimos y que dejamos a las nuevas generaciones es corrupta y amoral, nuestros líderes independientemente sean de una facción u otra, están acostumbrados a mentirnos a ocultarnos la historia y a hacer de la cosa pública su propio patrimonio.

La historia que tenemos está plagada de injusticias porque en pro de “la causa” olvidamos a corto plazo como nos engañan frente a nuestras narices, y lo permitimos porque creemos en las expectativas que nos dicen, que llevan promesas de esperanzas y cambios, los cuales nunca llegan porque hay líderes que están hundidos hasta la cintura en un laberinto de omisiones.

Por lo tanto, exijamos la verdad buena o mala, tal como es, luego aclaremos los hechos como sucedieron en realidad para hacer justicia, creando precedentes memorables para no olvidar y hagamos de la historia una experiencia que nos sirva para dignificarnos como personas y como pueblo, solo así construiremos un mejor futuro y una paz duradera. 

19/10/15

Derecha revolucionaria

Derecha revolucionaria

El sueño de cualquier activista salvadoreño de corte liberal es hoy en día subirse a una tarima en la plaza pública y llamar a la contra-revolución, dar un discurso encendido y convocar a la insurrección, que la prensa internacional cubriera el acontecimiento y marchar en una manifestación de protesta de por lo menos de quince cuadras, llegar al palacio legislativo y acampar por más de diez días en el parqueo de los diputados hasta deponer el estatus quo de la izquierda salvadoreña.

Al menos en El Salvador estamos lejos de esa situación, no porque la política de izquierda sea inmaculada y sean sus interlocutores los niños cantores de Viena; no, no puede haber una “primavera guanaca” por las razones que a continuación detallamos.

Primer punto neurálgico es que el partido ARENA, la oposición, u otras fuerzas de la sociedad no tienen la base social para hacer una protesta de tal magnitud. La organización de masas es un hábito que no cultivaron a lo largo de los años los partidos de derecha, es decir, la acción de reivindicar los derechos civiles es parte de una cultura democrática y es una conducta colectiva.

Mientras la derecha ostentaba el poder formal durante todo el siglo XX y la primera década de este siglo, toda forma organizativa que señalara los abusos de los gobiernos en turno eran prejuiciados como un resentimiento social, protestar por algo era indigno de un buen patriota, pues la institucionalidad de la república sí funcionaba.

El resultado fue que la juventud, y los hijos de sus hijos, con una base potencial ideológica liberal no tienen el hábito de salir a la calle a mostrar su inconformidad. Para ellos esos son actos de “revoltosos”, “facinerosos”, anti democráticos, es más… no saben cómo hacerlo, ni cómo conducirse en los eventos si acaso asisten.

Publicado el 6 sept. 2015. El pasado 5 de septiembre, la iniciativa de derecha conocida como Movimiento 300 convocó a una marcha exigiendo la creación de la versión salvadoreña de la Comisión Internacional contra la Impunidad que se ha puesto en marcha en Guatemala, la cual a señalado a Otto Perez Molina como responsable de actos de corrupción.

Para darles un ejemplo concreto, la juventud derechista a nivel general no sabe ni puede interpretar el significado de una organización estudiantil, creen que la rigurosidad de lo establecido no permite cuestionar la verticalidad de sus autoridades educativas, lo que el decanato manda es un dogma incuestionable y el bachiller no tiene por qué inmiscuirse en su proceso de formación profesional.

Actualmente están pagando con creces tantos años, décadas, y porque no decirlo siglos, de represión implacable a tanto ciudadano que por el simple hecho de levantar la voz para procurar mejorar la salud pública, educación universal, o bien, el sencillo deseo de exigir el cumplimiento de los primeros artículos de la Constitución de la República; quien lo hacía era reprimido brutalmente, terminando muerto, desaparecido o encerrado en alguna mazmorra clandestina. Después de los acuerdos de paz cuando ya no podían hacer eso, el inconforme era conducido a la espiral del silencio y desaprobado por el prejuicio mediático.

Ahora pregunto, sin el afán de querer dañar alguna susceptibilidad, en qué escenario real pudiéramos vislumbrar (siquiera) a unos 10 mil estudiantes de la Universidad Matías Delgado marchar desde su campus en clara protesta por los excesos de los gobiernos de izquierda; o bien, viéramos desplegarse a una sociedad civil harta de tanta corrupción haciendo una concentración multitudinaria de días y semanas de duración, donde las madres de familia dejen a sus hijos por un mejor futuro, donde los hombres les expliquen a sus mujeres que tienen que arriesgarse para heredarles a sus hijos un futuro más justo.

Las actividades de protesta que la derecha promueve han resultado ser un fracaso, no agitan a las masas, no porque no tengan razón de ser, ni por que el actual gobierno sea la perfección divina. No, no tienen eco porque la organización y la protesta es un hábito que no tienen, es un valor cívico del cual carecen, es un derecho civil que los ciudadanos tenemos y que no ejercen porque no lo terminan de entender.

Pronunciarnos libremente a lo que no nos parece es hacer valer la democracia ciudadana nada mas, algo que es distante del concepto implantado a lo largo de nuestra historia, que es concebir a la organización civil-gremial como exclusiva del socialismo y el comunismo.

Primavera centroamericana

Ji, ji, ji…. Este es un humilde blog no un artículo de esos sesudos analíticos, así que me permito uno que otro término onomatopéyico, y la risa… siempre la he considerado parte de la expresividad comunicativa.

En Túnez en el año de 2010 un vendedor de frutas se inmoló frente al ayuntamiento de Sidi Bouzid una pequeña ciudad en el centro de este país del norte de África, ese acto despertó la indignación del pueblo, teniendo en cuenta que al joven vendedor y estudiante a la vez, le habían incautado la mercadería que vendía, bajo un complejo y corrupto sistema burocrático.

Finalmente la señalada autocracia ejercida por el Estado dirigido por Zine El Abidine Ben Ali fue la que terminó derrumbándose, él había ostentado el poder desde 1987 y su sistema de gobierno de represión y mordaza colapsó por las constantes y generalizadas formas de abuso civil, y además, el régimen no pudo hacer frente a las nuevas tecnologías, teléfonos inteligentes y redes sociales.

Luego sucedió la historia que todos conocemos: en Egipto se reprodujeron hechos similares y posteriormente en Libia también, la caída y muerte del líder incuestionable Muamar el Gadafi dejó boca abierta a la opinión pública mundial.


No me gustaría ponerme a defender a uno u otro, el objeto del análisis no es discernir ideologías, si no, es ver lo vulnerable que podría ser un país, lo frágil que se convierte un Estado al abusar por décadas del poder que se le otorga, un gobierno podría llegar a ser nada más que un techo de cristal para los intereses externos, intereses de terceros, cuartos y quintos; en otras palabras, al albedrío de organismos de inteligencia de otros país, por eso es importante el análisis internacional de nuestra realidad. 



Un Estado o gobierno siempre está relacionado en el concierto global y regional. Los intereses de las súper potencias y de los países emergentes son cambiantes, e incluso, coyunturales. Cuando un Estado ejerce la gobernabilidad por medio de la opresión, y la sociedad está harta de ese modo de hacer política, donde no hay esperanza de mejorar las condiciones de vida; entonces, bueno… pasará lo que sucedió en Guatemala, Túnez, Egipto o Libia.

Un escenario de estos podría ser muy bien montado en el caso salvadoreño: los medios comunicativos están disponibles, hay canales alternativos de toda índole y las redes sociales se robustecen en una curva ascendente día a día; sin embargo, no veo a Estados Unidos interesado en deponer al gobierno de izquierda del Profesor Sánchez Cerén, no se dibuja ese escenario para el caso salvadoreño, al menos en la administración de Barak Obama. Pero esto podría cambiar a mediano plazo, y de igual forma la posición de Venezuela también podría variar en los próximos dos y tres años. La geopolítica como antes hemos visto puede ser voluble y El Salvador podría ser víctima una vez más de estas mareas, por lo tanto hay que estar pendiente del ajedrez político, pues si algo hemos aprendido los salvadoreños a lo largo de la historia es que: “todo es posible”.


Finalmente hay algo que la CIA debe de sortear para deponer al gobierno del FMLN por esa vía, si acaso lo quisieran hacer: al menos en San Salvador la juventud de oposición no tiene hábito de protesta civil, apenas duran una tarde, y si llueve no van, no digamos si se excede la protesta varios días; (ji,ji,ji) así como dice un buen amigo: saque el lector su conclusión.

Mi reflexión es sencilla: mientras sigamos viéndonos como enemigos viscerales entre hermanos, entre compatriotas, usando las lentejuelas del bueno y del malo, estaremos dando palos de ciego, alejándonos cada vez más de la ruta del desarrollo.


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