Recuerdos de cátedra de opinión pública
Cuando
en “Hotmail” me hicieron la pregunta de seguridad: ¿Cuál es tu profesor
favorito? Yo no dudé en digitar el apellido: Cubías.
En realidad no lo recuerdo porque sea el preferido, tampoco el mejor ya que también tuve otros buenos profesores así como él, y mucho menos lo rememoro por ser el más simpático, sino, fue simplemente el primero que se me vino a la cabeza como “el favorito”
por el hecho de que sus parciales eran desafiantes y enriquecedores.
No
era fácil sacar buena nota en sus test, no era jocoso a la hora de plantarse
entre el pizarrón y nosotros, tampoco era un maitro cascarrabias experto del
método socrático.
Quienes
recibimos clases con él no me dejaran mentir ni exagerar, aun mucho después de
sus instrucciones lo recordamos quizá porque generaba el toque de la curiosidad
del conocimiento, eso no estribaba en intentar sacar una súper buena nota, más
bien, eran las ganas de querer saber un poco más y resolver los problemas que
plantea el oficio.
Este
es un blog de “periodismo de opinión”, sin embargo, no siempre jugamos el rol
de llevar una opinión pública, a veces nos podemos dar el lujo de afinar un
poco la pluma como eterno estudiante o, aprendiz de...
Digo
“opinión pública” porque preciso esa era la cátedra que nos impartía el profe Eduardo
Cubías Colorado. Imagínense, ¿cómo enseñarle a una parvada de cipotes a hacer
opinión pública?
Hace
poco escuché a don Walter Araujo afirmar categórico que los periodistas no
podemos hacer “análisis político”. No sé qué le motiva a decir eso, y tampoco
me interesaría polemizar al respecto, menos sobre este personaje o sus
afirmaciones.
Lo
que sí sé es que el señor Araujo nunca recibió clases con el profesor Cubías.
A
quienes aún continúan leyendo es por seguro que fuimos compañeros o alumnos del
profe, o bien, es porque es una persona al extremo curiosa; es decir,
estudiante aún, o un escaramujo.
Entonces
si eso es así me permito sacar en confianza el cuaderno de notas de hace 25
años, y lo primero que veo es: me ha cambiado la letra; y luego después de
hojear las páginas por un buen rato decido levantarme para darme un aire, servirme un
ron y afinar de nuevo la punta del lápiz con el que escribo esta nota.
No
vaya ser que el profe lea este artículo y me corrija la plana ¿qué va a decir?…
que estoy deficiente en caligrafía, sintaxis y semántica… ya me imagino diciéndome con su tono riguroso: ¡Maaax
Herrador, repítalo!
Pero
volviendo al asunto, mi cuaderno dice que si le aplicamos a un acontecimiento el método científico para conocerlo, podremos descomponer el fenómeno en variables, las cuales “analizamos” parte por parte,
haciéndola (periodísticamente hablando) como una descripción segmentada en párrafos. Una vez explicados los detalles de los elementos en forma lógica se
procede a hacer la interpretación, conclusión u opinión de los hechos.
Recuerdo
que Cubías nos mandaba a leer editorialistas como Napoleón Viera Altamirano o a Ítalo López
Vallecios, a mí en lo personal me sugería que revisara de nuevo el manual de Vicente
Leñero porque mi redacción era medio confusa.
En
la actualidad él mantiene una actividad en redes sociales donde continúa
compartiendo conocimiento a través de interesantes post.
Saludos
profe por si mera casualidad se encuentra estas palabras diletantes en el ciber
espacio, y advierto a quienes sean alcanzativos: ya cerré mi cuenta de
Hotmail.
“Si saber no es un derecho, seguro será un izquierdo” Silvio Rodríguez (El Escaramujo).
Me gustó tu nota, me hiciste revivir esos días de clases; la verdad yo esperaba con ansias cada hora de "Reportaje Interpretativo" impartida por el Maestro Cubías, que dicho sea de paso le adjudicaban a esta materia el mote de ser el filtro en el pensum antiguo. Nunca dejaré de agradecer el hincapié del maestro en encontrar el "enfoque" que le daría la diferencia en el abordaje de un tema aunque fuese trillado, confiriéndole el sello propio al reportero. Como cosa rara, recuerdo que las "ahuevadas" recibidas por quien andaba "mas perdido que un chucho en procesión" en lugar de desmotivar al interfecto servían de jocoso momento a la hora en que se revisaban los trabajos ex aula delante de todos. Quienes nunca llevaron una asignatura con el Lic. Cubías nunca supieron lo que es quebrarse el coco para refinar el estilo, la forma de ver y decir las cosas para darles ese sabor indispensable de un buen reporte que "atrapa al lector por la solapa y lo mete en la temática" tales eran las palabras del Maestro Cubías. Saludos. Alfredo Medina.
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