22/6/20

El viejo del sombrerón

El viejo del sombrerón
 Apuntes de cuarentena; parte 11.

En su vida anterior fue hiena, de ahí su instinto depredador, carroñero y burlesco a la vez. Para él la única forma de sobresalir era eliminar todo lo que estuviera a su alrededor, ya sea persona, animal o cosa.

Le decían el viejo del sombrerón porque se disfrazaba de vaquero en su mejor papel de bueno, malo y feo; se modelaba parado frente a los espejos de cuerpo entero como el máximo ególatra que era, se veía directo a los ojos y se levantaba sutil el ceño a sí mismo tal fuese un Narciso pistolero.

De todas la patologías y miserias mentales que existen él las reunía todas; megalómano, psicópata, fatuo, racista, xenófobo, sicofante, adicto al poder y por supuesto no tenía conciencia del dolor ajeno. Su máximo valor era ser amoral.


No obstante era simpático a más no poder, siendo el complemento perfecto y razón por la cual fuese escogido a portar la corona de laurel del imperio. Los emperadores nunca son electos o aclamados por las mayorías, en apariencia sí, pero en realidad son designados y señalados a sentarse en el trono de Fausto por los oscuros señores de la secta del ojo que todo lo ve, los dueños de todos los reinos y de todas las cosas también.

Cuando el viejo del sombrerón fue coronado el imperio iniciaba su clara decadencia, aun así, al borde del abismo los súbditos y esclavos demandaban de su emperador un poco de pan y mucho circo, él lo sabía y se los daba.

Su única forma de gobernar era depredando y ofendiendo; las falanges estaban siempre con las picas hacia el frente amenazantes, lo hacía así porque era chato de ideas y de vocabulario corto, por eso odiaba a la gente letrada y se burlaba de ellos con su actitud de hiena, carcajeándose y mostrando a la vez sus asquerosos y desafiantes colmillos, desdibujando las otroras costumbres victorianas.

Era tan exitoso que hasta mandó a escribir un manual de su forma de ser, y afirmamos seguros que él lo mandó a hacer porque nunca tuvo la habilidad de sostener una pluma entre sus dedos.

Su conducta traidora y ruin la patentó como un método a seguir para quienes deseasen llegar a la cumbre, a la cima de una montaña hecha de todos los cuerpos de sus víctimas timadas y lanzadas a la bancarrota. Para el viejo del sombrerón sus detractores y adulones son lo mismo, los ve nada mas como carne de cañón y de ambos por igual saca partido.

Hoy en día su escuela es estudiada por muchos monarcas y condestables, siendo el rey Trol uno de sus aprendices más lozanos, abusados y evolucionados. 


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