El
rey Trol
Apuntes de cuarentena; parte 3.
No nació rey
pero desde sus albores fue trol. Desde pequeño cuando daba sus primeros pasos
como bebé apartaba con ímpetu a quien se le pusiera al frente, sea amigo o
enemigo. A cada paso que daba notaba su deformidad pues tenía dos pies derechos
y dos brazos izquierdos, lo que le impedía caminar en forma coherente y saludar
como toda la gente lo hacía. Sin embargo, una vez creció y anduvo como bípedo
superó esos males y se creyó a sí mismo el sol de las tierras medias del
trópico de cáncer.
Según su verdad
no solo los planetas giraban alrededor de él, más bien lo hacia el universo con
sus constelaciones y nebulosas, orbitando todo alrededor de su presencia megalómana.
El rey trol
no nació monarca absoluto, pero sí príncipe de los territorios sin justicia de
esta zona media. Prometió redención
y probidad, esa misma indómita que nunca imperó, la honestidad inmaculada, la santa señora de peinados encopetados.
Desde que
fue adolescente siempre se metió donde los leones rugen explorando la lúgubre
cueva roja, y aun cuando sus piernas raras nunca pudiesen correr porque a cada
paso que daba se tropezaba, siempre salió bien librado gracias a la capa
protectora de su padre, ya que por nacer noble del oriente desértico contó con
un par de muyahidines que le cubrían su
torpe andar.
El rey Trol hoy
en día quiere ser el sol proclamado en su macabra forma: “El Estado es él”; sin
embargo, su ejército de troles no son suficientes para atormentar el alto azul del
cielo que tenemos por sombrero.
Su
estratagema, su ardid, su engaño, su ignominia, y tal como sucedió con los
anteriores reyes y vizcondes, pronto develará su oscura mascarada, la cual es:
ser el trol oriundo del otro lado del continente, el que nunca sintió el saber
originario americano, el de las patas chuecas, el atorrante que jamás aprendió a
poner sus barbas al remojo.
El rey Trol
cuenta con sus esbirros quienes lavan sus ropajes sucios, pero en especial
dispone de su Rasputín bananero de mechas largas, un personaje oprobio
dispuesto a lamer las suelas de las sandalias asquerosas del barbuchín rey. Pero
esa es otra historia que luego les contaré…
parte 2. La vaca sagrada.
parte 4. La maldición de los cazadores del unicornio.
parte 5. Los López zopilotes.
parte 6. El pequeño Baba.
parte 7. Garbito.
parte 8. Balduino el descuartizador.
parte 9. El burro del barrio de allá abajo.
parte10. La balada del Tío Payo.
parte 11. El viejo del sombrerón.
parte 12. La voz anónima de El Calvario.
parte 13. Diego de Landa.
parte 14. Acerino.
parte 15. El Condestable.
parte 16. El Rasputín bananero
parte 4. La maldición de los cazadores del unicornio.
parte 5. Los López zopilotes.
parte 6. El pequeño Baba.
parte 7. Garbito.
parte 8. Balduino el descuartizador.
parte 9. El burro del barrio de allá abajo.
parte10. La balada del Tío Payo.
parte 11. El viejo del sombrerón.
parte 12. La voz anónima de El Calvario.
parte 13. Diego de Landa.
parte 14. Acerino.
parte 15. El Condestable.
parte 16. El Rasputín bananero
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