Tú señor que discutes sin cesar y que impones
tu razón con tan mala entraña y voluntad.
Te crees con tu traje y etiqueta dueño
de una porción del pastel, sirviéndote a tus anchas tal fueses comensal romano,
hartándote y vomitando de inmediato para luego volverte a atipujar.
A tus a asesores no les interesa nada más
que cuidar su principal cuenta que son tus caprichos y ego, tu vanidad y su
colchón de billetes nada más.
Perdone mi desestimado amigo que le
escriba así tan apresurado y confianzudo, no soy así pero no hay tiempo, el
COVID 19 me constriñe; quisiera dilatarme más de 500 palabras y ser sutil, sin
embargo, esta camisa de fuerza me obliga a hablar sin tapujos.
Sabemos a la perfección que entre
ustedes se ponen de acuerdo, siendo más amigos que enemigos. Los pobres extorsionados quienes asustados por
sus amenazas de tirar todo al cuerno, nos obligan a movemos como un cardumen de peces asediados.
No obstante te recuerdo, mi desestimado
simio elegante, que lo que hagas o dejes de hacer en los próximos días te
marcará de por vida, no sólo a ti, sino a tu descendencia también, como un genocida o salvador.
Créeme tus acciones en esta pandemia
serán estudiadas tal leemos en la actualidad los hechos de la primera guerra
mundial hace 100 años. ¿Estás dispuesto a que tu nombre sea el de un pusilánime
para la eternidad?
Piensa lo que decís, como caminás, porque a cada paso chueco que des se te memorará.
No tenemos tiempo porque esta
encíclica vuelta podría ser la última, o en otro escenario el principio del fin.
¡Por la gran puta!... lo que muchos te
queremos decir es que tengás sentido común y que sopesés, a nadie le importa si
la tenés grande o chiquita… lo que queremos es sencillo; tan fácil es el asunto
como que te pongás de acuerdo con tus compinches y nos dieras el chance de dar otra
vueltita más… como la famosa copla de Cortez, aunque sea descarriada o desesperada, de todos modos ya estamos acostumbrados a tus discursos de
plazuela, a tus falacias; no obstante al menos al final de año podríamos respirar.
Nota:
la acentuación es según el habla salvadoreña, pero nuestro antagónico es
universal.
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