Apuntes de cuarentena; parte 9.
Este es un
relato inaudito que casi llega a rozar con la ficción; sin embargo, a las
cabales… nada tiene que ver con cosas inventadas o fantasías, esta es una
historia verídica de los llanos del barrio de allá abajo, rico en ciénagas,
montañas misteriosas y saltos angelinos, tan altos como para ser los más raudos
del mundo.
En las
tierras del barrio de allá abajo había oro, dorado y negro, habían esmeraldas, maderas preciosas y agua de a montón. Estos eran los lares donde los
profetas del antiguo testamento llamaban como la tierra donde emana leche y
miel de sus entrañas.
Pero hubo una
vez un burro atorrante de malas crianzas en esas laderas de allá abajo, donde la
gente vivía a sus anchas.
Él era amigo de la espuma de la garza y de la rosa, y por ser el recién nacido corcel asno agraciado, era el protegido delfín del moribundo rey Topo, amo y señor de allá abajo. El burro despotricaba al andar con patadas descomedidas y gemidos inaudibles que, literalmente, a medio mundo molestaban.
Él era amigo de la espuma de la garza y de la rosa, y por ser el recién nacido corcel asno agraciado, era el protegido delfín del moribundo rey Topo, amo y señor de allá abajo. El burro despotricaba al andar con patadas descomedidas y gemidos inaudibles que, literalmente, a medio mundo molestaban.
Al principio
se le aplaudía por mancebo que era, al verle joven y lozano se le permitía que
hiciera averías contra los tapiales, las verjas y los zaguanes del barrio de
abajo. Solo se escuchaba
a lo lejos su rebuznar bigotón de burro pasmado e iletrado.
Día a día crecía
en tamaño y tropelía, cada vez hacia más de las suyas, estropeando los
acueductos de mármol y roca de granito, dejando cochino pelotas de caca a su
andar, tirándose pedos asquerosos en los alrededores del helicoide, lugar de su
pastizal preferido.
El burro era
patán y deslenguado, rebuznaba y cagaba a cada paso, por cada tropezón rompía
un tapial o cerco de contención, por lo que concibieron mejor sus arrieros que
sería más adecuado que no anduviera por ahí suelto, por ser un fulano de cascos
torpes.
Lo mas insólito
del burro del barrio de allá abajo fue que sus mismos arrieros exógenos lo
coronaron al nomas morir el rey Topo, para que gobernara como el anterior, en ese
barrio rico en recursos, y supliera sin protesto el desabastecido reino de
los arrieros, seres desdeñables; víctimas y victimarios, esclavos y
esclavistas, yunques y martillos, torturados y torturadores, revolucionarios y
dictadores, invadidos e invasores.
parte 4. La maldición de los cazadores del unicornio.
parte 5. Los López zopilotes.
parte 6. El pequeño Baba.
parte 7. Garbito.
parte 8. Balduino el descuartizador.
parte10. La balada del Tío Payo.
parte 11. El viejo del sombrerón.
parte 12. La voz anónima de El Calvario.
parte 13. Diego de Landa.
parte 14. Acerino.
parte 15. El Condestable.
parte 16. El Rasputín bananero
parte 5. Los López zopilotes.
parte 6. El pequeño Baba.
parte 7. Garbito.
parte 8. Balduino el descuartizador.
parte10. La balada del Tío Payo.
parte 11. El viejo del sombrerón.
parte 12. La voz anónima de El Calvario.
parte 13. Diego de Landa.
parte 14. Acerino.
parte 15. El Condestable.
parte 16. El Rasputín bananero
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