Un punto de vista diferente de los hechos y las cosas insólitas que nos suceden y que atañen al público en general; les comparto mis artículos, crónicas, críticas, ensayos periodísticos y otras hierbas....
Los salvadoreños nos sentimos
hoy en día como estar en un juego de poker donde sabemos que hay baraja
marcada, donde jugamos cartas junto a tahúres que no están acostumbrados a
perder y que llevan sus cartas bajo la manga, por eso ganan.
Sin embargo, tenemos algo a
nuestro favor y es el hecho que no somos tontos y conocemos que la corrupción
se mueve eternamente con los mismos patrones, aparece siempre en forma descarada
cuando las cartas finalmente se destapan y ocupa la misma ignominia, por lo
tanto podemos decir que es la película repetida de todos los tiempos.
El tema de la batalla contra
la corrupción está tomando cada vez más valor y parece que poco a poco estamos
saliendo de la cultura del conformismo, rompiendo los paradigmas con los que
crecimos. A mi profesor de matemática le solía escuchar decir: - “todos los que
llegan al poder roban”. El caso del ex presidente Francisco Flores es
emblemático y percibimosque, aun cuando vamos a paso lento, es una marcha
segura.
Estamos consientes los
ciudadanos de a píe que el camino es largo, desde la llanura se ven luces pero
el estira y encoje de los dos partidos políticos mayoritarios intentan como
siempre ocultar el sol con un dedo, es decir, lo que es inminente. Existen
elementos corruptos en ambos bandos desde sus cimientos.
Tanto el FMLN como ARENA
nacieron en un contexto de guerra y sus ataques viscerales entre sí continúan
hasta la actualidad. En ese proceso conflictivo cometen atropellos, actos arbitrarios
que muchas veces están al margen de la ley, graves faltas a los derechos
humanos y corrupción, donde hay enriquecimiento ilícito y lavado de dinero,
muchos de sus militantes lo saben pero se ciegan por el dogma de defender “la
causa”.
Ensayo de Renacho Melgar
La ley de Probidad está
actualmente en el tapete de la opinión pública y los ciudadanos vemos como los
dos señores (o señoras) tahúres se juegan esa partida entre lo constitucional y
el tinterillo de la pluma que redacta la ley, parece que solo el tiempo nos
dirá si el espíritu de los legisladores es el correcto o es más de lo mismo.
La Comisión Internacional
Contra la Impunidad de El Salvador (CICIES) es otro tema que está entrampado en
la sociedad salvadoreña, pues el gobierno se muestra reacio a su conformación,
pero la presión de sectores de la sociedad civil y los mismos Estados Unidos
pujan para su creación, bajo el principio: “el que nada debe, nada teme”; sin
embargo, en la opinión de muchos analistas de izquierda se traduce esa frase a
ingenuidad política, un lujo que no se permite el partido oficial ante una
oposición agresiva.
A lo largo de este año 2015 han
salido a la luz procesos de investigación de corrupción en la administración
actual del ISSS, y también se indaga sobre la probidad del patrimonio del ex
presidente Mauricio Funes, lo cual en contra partida el gobierno alza su voz denunciando
la cadena de delitos de corrupción probados a lo largo de los cuatro periodos
de gobierno del partido ARENA.
En medio de todo este estira
y encoje los ciudadanos tenemos nuevos aliados pues los medios de comunicación
electrónicos y redes sociales han roto el monopolio del periodismo de los
grandes medios, lo cual es bueno pues las mentiras y las demagogias a las que
estamos acostumbrados son cada vez más difíciles de ocultar.
La cultura de la verdad ha
nacido y los dogmas de las ideologías valen cada vez menos, así que, aun cuando
la baraja esté marcada tenemos la ventaja de saber tomar las cartas o no, pues
como repetimos la gente ya no es tonta y los fanáticos fundamentalistas dejarán
de ser mayoría.
Hacer un análisis de la
coyuntura venezolana es importante desde el punto de vista salvadoreño pues es
innegable la alianza del gobierno de Caracas con el partido oficial, además es
de todos conocido el antagonismo entre el chavismo y Estados Unidos que es a su
vez el principal socio comercial de este país.
Más allá de las pasiones que
despierta este tema debemos reconocer estas realidades:
1- Las elecciones parlamentarias
del 6 de diciembre pasado dejan sin argumento ese falso mito que en Venezuela
existen procesos electorales amañados donde siempre se favorece al oficialismo,
pues se respetaron los resultados del pueblo venezolano, gana nuevamente la
democracia y la voluntad popular.
2- El presidente Maduro no es
Hugo Chávez y el auge del socialismo del siglo XXI llega a su fin, esta es la
primera derrota contundente después de 17 años desde que Chávez surgió a la
escena política; sin embargo, el chavismo no ha perdido votos pues mantiene su
caudal de aproximadamente 5 millones y medio, la diferencia se marca por el
aumento de más de dos millones y un cuarto de electores que ganó la oposición.
3- Por mucho que el FMLN diga
que no le afecta esta derrota electoral del chavismo, sí es un duro revés en
sus aspiraciones a ganar las elecciones presidenciales para el 2019.
De 167 escaños que tiene el
parlamento venezolano 112 pertenecen ahora a la Mesa de Unidad Democrática
(oposición) y 55 al Gran Polo Patriótico Simón Bolívar (chavismo). Esto
significa que el gobierno de Maduro pierde su margen de poder legislativo, pues
más de 2/3 partes del parlamento ya no le son fieles, esto sin duda afectará su
capacidad de influencia en la geopolítica regional e internacional, que se
traduce a concesiones especiales y diplomáticas a países periféricos como El
Salvador.
Más allá de la turbia y
antagónica relación que tiene Miraflores con la Casa Blanca y viceversa, la
cual se ha mantenido desde 15 años atrás y que todos conocemos; parece que el
desabastecimiento de productos de consumo básicos en Venezuela, la caída de los
precios del petróleo en el mercado internacional, la corrupción generalizada
típica de la centralización del Estado y la implicación de militares
venezolanos en el narcotráfico, han sido suficientes para frenar la maquina
chavista que impulsa el socialismo de siglo XXI en el continente.
Si bien es cierto las pasadas
elecciones fueron una derrota categórica para los intereses izquierdistas
latinoamericanos, aun hay suficiente gasolina venezolana para no parar los
motores rojos, pero algo sí es seguro y concluyente, si continúan cometiendo los
mismo errores la gente les repudiará en las urnas y esta derrota chavista será
el principio del fin del ciclo socialista latinoamericano de las primeras décadas
de este siglo.
Es común que los periodistas
le escriban cartas públicas a políticos y líderes de opinión, yo no soy la excepción con la única diferencia
que veo el mundo desde otro ángulo.
Para empezar creo que lo que
hace por el país es muy importante. Va más allá de ser ciclista y promover el
deporte del pedal, siempre consideré que ese movimiento que lidera junto con
otros amigos de las bicicletas trasciende del deporte en sí.
Los Ciclistas Urbanos tienen
toda la “pinta” de convertirse con el tiempo en un movimiento social más
estructurado; sin embargo, mucho dependerá de usted mi querido amigo. Por eso
me veo en la necesidad de escribirle públicamente para que todos los ciclistas
y los amigos de las pedaleadas lean este mensaje.
Sé que pasa momentos difíciles,
tuvo una caída y está por de pronto incapacitado para usar una bicicleta, lo
cual ha causado su baja en las pedaleadas mas no en su entusiasmo por hacer lo
que más le gusta, que es promover a su manera el ciclismo como medio de
transporte, como un esparcimiento sano y amigable con el medio ambiente, pero
sobre todo dando su aporte a la solución de la gran problemática de este país.
Por eso, así como muchos
ciudadanos y amigos suyos quiero que sepa la admiración y estima que le tiene
mucha gente por su determinación para hacer de este mundo un lugar mejor,
haciendo en otras palabras “cultura”; cultura deportiva y de buenas
convivencias.
En otras palabras, en buen
salvadoreño: - No se awueve… pronto estará mejor y recuerde el viejo refrán: “no
hay mal que por bien no venga”, pues hay mucho que hacer por el ciclismo en la
mesa, de seguro ya se dio cuenta.
Nota: hace un poco más de un
año me sucedió algo parecido, me lesioné para no poder hacer ni montañismo ni
ciclismo, a un principio estaba frustrado luego me puse a escribir y finalmente
hice una novela que ahora estoy publicando la cual llamo Ojo de Venado, y al
igual que su causa tiene una razón social, quizá por eso me identifico con usted.
María Esperanza Sosa fue una
de las sobrevivientes de la masacre de Cuyas Cumbres en el Cantón de Guarjila en
el departamento de Chalatenango en El Salvador en 1982. Cada año se conmemoran a más de 25 personas asesinadas en ese sitio por el ejército salvadoreño.
Ella caminó una hora llevando
un ramo de rosas para enflorar el justo lugar donde murieron sus familiares, luego de
llegar se improvisó un altar y se ofició misa. Pro Búsqueda una ONG que se dedica al rescate de la memoria histórica, entre otras cosas, es la que apoyó esta actividad.
El ejército en
esa época, asesorado por EEUU, tenía la política de "tierra arrasada", es decir, masacraba a las
poblaciones enteras por donde la guerrilla insurgente se desplazaba en el marco
de la guerra civil que sufrimos. A este nivel de la historia no rememoramos las ideologías, sino, la razón humana, el dolor y el duelo de quienes sufrieron estos embates de la guerra.
La mayoría de estas personas
eran inocentes y entendían poco de la situación política, muchas niñas y niños,
ancianos y mujeres.
Si continuamos disimulando o
evadiendo el tema estamos por el camino errado como sociedad, como pueblo, pues
hay ciertos principios básicos que nos llevan al desarrollo, y uno de ellos es
la espiritualidad.
El homo sapiens sapiens es
humano no exactamente por ser inteligente, pues hay inteligencia animal, tampoco somos humanos por los niveles comunicativos que tenemos ya que también hay
animales que, incluso, tienen códigos más complejos que los nuestros. Somos
humanos por el uso de la razón, pero sobre todo por nuestra espiritualidad, y una forma de reflejarlo es el culto a los muertos.
Cuando memoramos a los
antepasados o ancestros es porque creemos en su legado, por lo tanto el culto a los muertos es un esfuerzo para que las nuevas generaciones hereden su sapiencia, procurando un mejor futuro. Si ese
principio filosófico no lo cumplimos dejamos de crear cultura y la civilización
como tal se detiene, no evoluciona, tampoco hay desarrollo.
Si le aplicamos el manto de la invisibilidad
a la memoria histórica reciente, cómo esperamos resolver la ola de violencia que
vivimos en la actualidad; mueren jóvenes, policías y pandilleros, secuestran menores
de edad, hay extorsiones seguidas de muertes, muchas dantescas escenas y las vemos como la cotidianidad del día a día. Nos hemos deshumanizado.
Por eso insistimos en lo
importante que son las flores de María Esperanza Sosa que van más allá de las ideologías.
Imagínense no memoráramos a Jesús de Nazaret, o a Mahoma, o a Buda, ¿qué
sería de nuestras sociedades sin espiritualidad?
Hablar de estas tres palabras
y llevarlas al contexto real me parece una reflexión justa y oportuna. No
prometo ser breve en este artículo porque podría escribir un libro de estas
tres tristes palabras, pero si les aseguro que me esforzaré por ser entretenido.
Me inspiro en una obra de
teatro capitalino a la que asistí, inmediatamente después de ver el trabajo
pictórico en grafito sobre la pared de Renacho Melgar en el corredor galería
del teatro Luis Poma. La puesta en escena que vi se llama “La Audiencia de los
Confines”, donde tres personajes debaten y parodian sobre su papel y rol en la
sociedad. Los personajes son: verdad, memoria e historia, cada uno con su guión
dramatiza la monumental palabra que representan; resulta ser un juego
entretenido la propuesta del colectivo “Los del Quinto Piso”.
No dejé de inquietarme después
de ver la obra, supuse como reflexión final: que los ciudadanos locales, regionales y globales le debemos dar sentido a
nuestro futuro, pues no podemos ir hacia delante desconociendo la historia, debemos memorar el pasado glorioso y penoso a la vez, pero sobre todo caminando
con la verdad en la mano.
En última instancia, esta
trilogía de palabras tan sencillas como se escuchan son las que no quieren que mencionemos,
ni que discernamos al respecto. Es como reabrir heridas dicen los políticos
cuando se les recuerdan verdades enterradas en la historia, ya que quieren que la
gente camine como autómatas con alegría y devoción, produciendo y consumiendo, con
un rumbo de veleta al viento donde soplan los intereses de ultra mar.
Veamos entonces un ejemplo:
en la foto de arriba rememoramos al
diputado Francisco Merino esposado después de herir de gravedad con arma de
fuego a una agente de policía, justo cuando ella cumplía su deber al tratar de
someter al orden a un ciudadano bajo los efectos del alcohol, con el agravante
de ser un Diputado de La República, un ex vicepresidente del país, un ex
presidente de la Corte de Cuentas de la República… vean entonces esta foto que fue retirada de casi todos los archivos digitales, es Francisco Merino la noche
del 26 de agosto de 2000 en San Salvador.
Un hecho que quedó para la memoria del país. En la actualidad
quince años después hasta mentira podría ser, a dicho diputado no se le
castigó de forma alguna, incluso, sigue ocupando un curul en el parlamento
salvadoreño. El suceso se olvidó y no tiene trascendencia en la actualidad.
La verdad:
es que el presidente en turno Francisco Flores a finales de ese año 2000
intentaba dolarizar la economía, y para ello necesitaba los votos en el
parlamento, requería dos terceras partes de sus miembros y para lograrlo convenció a
los diputados de su partido ARENA a que votaran para no desaforar a Francisco
Merino por semejante “oso” que hizo, pues la fiscalía no podía procesar al
parlamentario porque lo protegía la dispensa legislativa ante la ley. A cambio
los miembros del partido PCN a los que pertenecía el susodicho personaje
votarían a favor de la dolarización… Así se pactó y así se hizo. A los días
siguientes de esta transacción dos fuertes terremotos sacudieron el territorio
nacional y el hecho quedó al olvido.
La historia:
es que el Colón dejó de circular paulatinamente, aun cuando afirmaron que eso no
sucedería porque la ley aprobada era de “integración monetaria” no de
sustitución del Colón al Dólar americano, producto de eso el nivel de vida
disminuyó considerablemente y el número de migrantes se disparó, mientras
pregonaban los estadistas que la
tasa de interés se estabilizaba y que la moneda tenía mayor solidez.
La consecuencia cultural fue
la ciudadanía en gemeral y especialmente la juventud, vio a la luz pública que
la institucionalidad del país había dejado sin castigar a un borracho
pendenciero, el cual se salió con la suya, y se dio un sutil precedente: “sí se
puede atentar contra la autoridad (Policía Nacional Civil) y seguir con la vida
normal como si nada hubiese pasado”. No solamente denigraron la moneda como
símbolo nacional, también lo hicieron con la profesión policial. Quince años
después un policía es nada mas un elemento y mientras mueren cumpliendo su
deber la sociedad política no le toma la seriedad del caso.
Disparar a una agente de la
ley en una trifulca de bolos no debería tener conciliación jurídica ni tampoco prescripción,
por lo tanto aun estamos a tiempo de tomar un buen rumbo para los valores y la
moralidad del país, creando antecedentes correctos.
Los acontecimientos por muy
escandalosos que sean se olvidan, más aun, si son cubiertos por una avalancha de
consecuencias que son hábilmente amontonadas al ciudadano en la agenda
mediática, las cosas por muy escandalosas que sean se terminan empacando en el cajón de los recuerdos.
Con este argumento no estoy
diciendo que el caso anterior sea el origen de la espiral de violencia y
corrupción que vivimos, pero es sin duda una muestra ilustrativa.
Veamos otro ejemplo concreto:
para las nuevas generaciones el retrato que está arriba es de un perfecto
desconocido, pero fue el principal implicado de la mayor estafa del sistema
financiero del siglo pasado, en el año de 1997. Roberto Mathies Hill era un
líder empresarial, político y deportivo, pero hoy es casi un fantasma, se le
imputó un fraude financiero de más de 1250 millones de colones, el equivalente
aproximado a 143 millones de dólares. El caso INSEPRO – FINSEPRO levantó polvo
en sus días pero con el pasar de los meses y los años finalmente los involucrados salieron libres.
La verdad:
es que a finales del siglo pasado hubo un desfalco en la banca tan descarado
que era imposible ocultar, en el cual muchas personas perdieron parte de los
ahorros de sus vidas, principalmente pensionados que depositaron su dinero para
que generara mayores intereses confiando en la institucionalidad de la
superintendencia financiera, la cual se vio involucrada en corrupción también.
El Estado había fracasado una y otra vez más.
En este caso en particular la
administración del presidente Calderón Sol y la Asamblea Legislativa en turno
aprobaron un fondo de 700 millones de colones a través de BCR (Banco Central de Reserva) en el cual el Estado
taparía parte del “hoyo” financiero, pagando un poco más del 60% a los
afectados o estafados, pero hasta en ese proceso hubo injusticias, a unos les pagaron el 100 % y a otros nada. Dicho dinero venía del FOSAFFI, es decir,
fondos de los contribuyentes y de los recién privatizados servicios públicos,
las ventas de los patrimonios del Estado, en otras palabras taparon un agujero
para dejar otro abierto.
La memoria:
quizá en este caso jamás se recupere pues el BCR tenía la “política” de
destruir sus archivos y memorandos técnicos hasta el 2009, por lo tanto, de no
ser por las publicaciones de los periódicos y los testimonios de los afectados
este fraude, también hasta mentira podría ser. Publicación del periódico digital el faro 14 de noviembre de 2010.
La historia:
le dice a los salvadoreños que robar una gallina y un monedero es lo mismo que
apropiarse ilícitamente de más de 100 millones de dólares, es igual la pena en
la cárcel, todo depende de cuánto disponga para pagar abogados y a un sistema
jurídico defectuoso.
Me pregunto: además de todas
las historias que cada quien pudiera agregar a esta temática, cabe la
interrogante: ¿estaremos los ciudadanos interesados en conocer “la verdad”? Las
respuestas podrían ser variadas, pero para evitar la frustración creo que parte
del inconsciente colectivo nos lleva a una salida categórica que es: mejor olvidar.
Veamos otro caso emblemático: En la gráficaque aquí vemos está el
retrato de Rosabel sosteniendo la única foto que tiene de sus progenitores,
ambos fueron asesinados y desaparecidos durante la guerra civil por el ejército
salvadoreño, nos cuenta que tenía once años cuando llegó la Guardia Nacional a
su casa a arrestarlos sin ninguna orden de captura; nunca más los volvió a ver y
quedaron en orfandad ella y sus cinco hermanos. Rosabel aun los lleva en su memoria así como carga siempre la foto en su cartera.
De ahí en adelante los siguientes años fueron un calvario, hasta que llegó a la mayoría de edad logró sobreponerse al golpe sicológico que
eso significó, ahora está a punto de publicar un libro donde narra toda su
historia. La historia de más de 100 mil
personas que perdieron no solo a sus familiares, sino la dignidad y la libertad, por la represión arbitraria que
ejercía el gobierno al margen de la ley y los derechos humanos.
La verdad:
es que mucha gente vio como ambos bandos en disputa cometieron crímenes
atroces, crímenes de lesa humanidad, y
que hoy en día los responsables no guardan prisión ni castigo alguno por una
ley de amnistía que fue emitida al finalizar la guerra, la cual es amoral e
injusta, pues en pro de la reconciliación quedaron libres un sin número de
asesinos que actualmente figuran, incluso, en la vida pública.
¿Qué explicación o disculpas se
le podría dar a Rosabel si hoy en día ve figurar como políticos a los responsables de dar
la orden de ejecutar a sus padres?, ¿acaso creemos que un monumento donde estén gravados
los nombres de su padre y madre es suficiente para hacer justicia?, creo que
no, justicia sería más bien derogar la amnistía y que el peso de la ley caiga
sobre todos los señalados. Sigo insistiendo, aun estamos a tiempo de hacer lo
correcto.
Mientras tanto seguimos perdiendo
nuestro carácter como pueblo, la sociedad sin justicia es débil, no existe una
corresponsabilidad entre el Estado y los ciudadanos, podría seguir
extendiéndome más en el discernimiento pero mejor veamos otro caso.
David y su madre María Rosa
se reencuentran después de 28 años de haberse separado.
Su historia es
que en 1984 durante el conflicto su padre fue desaparecido y su madre era
catequista, entonces un día mientras ella estaba ausente llegó un supuesto
abogado y habló con los otros miembros de la familia, aduciendo que tenía
información que el ejército llegaría a masacrar su caserío y que por
consiguiente le dieran al niño (David) de un año de edad para protegerlo y darle
una mejor vida, así podrían salvarse.
El tal abogado
definitivamente tenía información certera del ejército pues sabía fechas y
nombres por eso fue convincente, pero con el tiempo resultó implicado en una
red de tráfico de infantes durante el conflicto civil de la década de los 80.
La Verdad: es que paralelo a los “intereses” de los ejércitos hay
mafias que se nutren de las irregularidades que conllevaba la guerra, estas faltas
no prescriben ante la ley por eso el interés en ocultar la verdad hoy en día,
pues esto nos llevaría inexorablemente a la justicia y a la condena de algunos
personajes que aun figuran en la vida pública... para variar.
La memoria:
Pro Búsqueda una organización no gubernamental ha resuelto más de 422 casos
como el anterior, pero aun así tiene una
tarea titánica pues cada caso resuelto conlleva culpables, los cuales merecen
condenas y al parecer la actual Fiscalía General de la República es la menos
interesada en llevar al banquillo a las personas investigadas.
Según palabras de Eduardo García
director de dicha ONG, el principal obstáculo para la búsqueda de la verdad y
la justicia son las mismas instituciones del Estado, pero reconoce que desde
que hubo una alternancia del poder ejecutivo en el año 2009 se observa mayor accesibilidad al tema de la recuperación de la memoria histórica por parte del gobierno y sus instituciones en general.
Se está tratando actualmente de crear una ley que legisle la búsqueda de menores desaparecidos; sin embargo, afirma
tajantemente que el órgano judicial como tercer poder del Estado está al margen
de la tendencia, según palabras de García
específicamente señala a la Fiscalía General de la República como una
institución insolidaria con las víctimas, pues dicho órgano tienen como mandato
constitucional perseguir este tipo de delitos y no lo hacen.
El director de Pro Búsqueda
nos dice: “…una sociedad se reconstruye a si misma cuando forja su historia,
cuando se estudian ciertos hechos abominables y se impide con ese conocimiento
que se vuelvan a repetir, este es un proceso educativo”.
Cuando le preguntamos que nos
de su opinión ante la interrogante: ¿Qué necesitamos los ciudadanos hacer para procurar
que los crímenes de lesa humanidad sean develados y que salgan a la luz los
responsables?, él es categórico al responder: “debemos exigir el cumplimiento de
la carta magna (la Constitución de la República) y debemos exigir como electores mayor calidad en el parlamento, para cuando
elijan al Fiscal (de la República) lo hagan con responsabilidad y que no
nombren como siempre al menos malo de los candidatos, y el que sea
electo investigue como debería de ser, para que se publique la verdad que todos
tenemos derecho a conocer”.
Felix Meléndez jefe de
comunicaciones de Pro Búsqueda nos insiste que es importante quitarnos el velo
de las tendencias ideológicas, pues el secuestro y el rapto especialmente de
los menores de edad genera un golpe fuerte a toda persona, y habría que dejar
de ser humano para no solidarizamos con los afectados, independientemente el
credo político, pues los criminales y bandas organizadas no hacen distinciones,
ni en la época de la guerra civil ni en la actualidad.
En conclusión
La memoria:
la poseemos todos pues no somos tontos, es más, tenemos claro que a lo largo
de la historia siempre nos tratan de ocultar la verdad.
La verdad de la problemática de violencia social que vivimos es que las instituciones del
Estado tienen los suficientes aparatos de inteligencia para conocerla al detalle y la suficiente
fuerza para contenerla, pero no lo hacen porque no les conviene, una guerra
como la que vivimos actualmente, así como cualquier enfrentamiento a gran escala, genera flujos de riqueza para algunos y dolor para otros, entonces por lógica
los beneficiados son los que no quieren que las cosas cambien.
La historia:
nos dice que tenemos que romper de una vez por todas el ciclo en el que hemos
vivido desde la época colonial, quinientos años de injusticias son demasiados
para que no nos demos cuenta adonde está el principal problema que tenemos, el
cual no es político, tampoco económico y mucho menos social, los anteriores mencionados
como cualquier país los tenemos pero el principal problema es cultural, pues la
herencia que recibimos y que dejamos a las nuevas generaciones es corrupta y
amoral, nuestros líderes independientemente sean de una facción u otra, están
acostumbrados a mentirnos a ocultarnos la historia y a hacer de la cosa pública
su propio patrimonio.
La historia que tenemos está
plagada de injusticias porque en pro de “la causa” olvidamos a corto plazo como
nos engañan frente a nuestras narices, y lo permitimos porque creemos en las expectativas
que nos dicen, que llevan promesas
de esperanzas y cambios, los cuales nunca llegan porque hay líderes que están hundidos hasta la cintura en un laberinto de omisiones.
Por lo tanto, exijamos la
verdad buena o mala, tal como es, luego aclaremos los hechos como sucedieron
en realidad para hacer justicia, creando precedentes memorables para no olvidar y hagamos
de la historia una experiencia que nos sirva para dignificarnos como personas y
como pueblo, solo así construiremos un mejor futuro y una paz duradera.
El sueño de cualquier activista
salvadoreño de corte liberal es hoy en día subirse a una tarima en la plaza
pública y llamar a la contra-revolución, dar un discurso encendido y convocar a
la insurrección, que la prensa internacional cubriera el acontecimiento y
marchar en una manifestación de protesta de por lo menos de quince cuadras,
llegar al palacio legislativo y acampar por más de diez días en el parqueo de
los diputados hasta deponer el estatus
quo de la izquierda salvadoreña.
Al menos en El Salvador
estamos lejos de esa situación, no porque la política de izquierda sea
inmaculada y sean sus interlocutores los niños cantores de Viena; no, no puede
haber una “primavera guanaca” por las razones que a continuación detallamos.
Primer punto neurálgico es
que el partido ARENA, la oposición, u otras fuerzas de la sociedad no tienen la
base social para hacer una protesta de tal magnitud. La organización de masas
es un hábito que no cultivaron a lo largo de los años los partidos de derecha,
es decir, la acción de reivindicar los derechos civiles es parte de una cultura
democrática y es una conducta colectiva.
Mientras la derecha ostentaba
el poder formal durante todo el siglo XX y la primera década de este siglo, toda
forma organizativa que señalara los abusos de los gobiernos en turno eran
prejuiciados como un resentimiento social, protestar por algo era indigno de un
buen patriota, pues la institucionalidad de la república sí funcionaba.
El resultado fue que la
juventud, y los hijos de sus hijos, con una base potencial ideológica liberal
no tienen el hábito de salir a la calle a mostrar su inconformidad. Para ellos esos son
actos de “revoltosos”, “facinerosos”, anti democráticos, es más… no saben cómo
hacerlo, ni cómo conducirse en los eventos si acaso asisten.
Publicado el 6 sept. 2015. El pasado 5 de septiembre, la iniciativa de derecha conocida como Movimiento 300 convocó a una marcha exigiendo la creación de la versión salvadoreña de la Comisión Internacional contra la Impunidad que se ha puesto en marcha en Guatemala, la cual a señalado a Otto Perez Molina como responsable de actos de corrupción.
Para darles un ejemplo concreto,
la juventud derechista a nivel general no sabe ni puede interpretar el significado de una
organización estudiantil, creen que la rigurosidad de lo establecido no permite
cuestionar la verticalidad de sus autoridades educativas, lo que el decanato
manda es un dogma incuestionable y el bachiller no tiene por qué inmiscuirse en
su proceso de formación profesional.
Actualmente están pagando con
creces tantos años, décadas, y porque no decirlo siglos, de represión implacable
a tanto ciudadano que por el simple hecho de levantar la voz para procurar
mejorar la salud pública, educación universal, o bien, el sencillo deseo de
exigir el cumplimiento de los primeros artículos de la Constitución de la
República; quien lo hacía era reprimido brutalmente, terminando muerto,
desaparecido o encerrado en alguna mazmorra clandestina. Después de los
acuerdos de paz cuando ya no podían hacer eso, el inconforme era conducido a la
espiral del silencio y desaprobado por el prejuicio mediático.
Ahora pregunto, sin el afán
de querer dañar alguna susceptibilidad, en qué escenario real pudiéramos vislumbrar (siquiera)
a unos 10 mil estudiantes de la Universidad Matías Delgado marchar desde su
campus en clara protesta por los excesos de los gobiernos de izquierda; o bien,
viéramos desplegarse a una sociedad civil harta de tanta corrupción haciendo una
concentración multitudinaria de días y semanas de duración, donde las madres de
familia dejen a sus hijos por un mejor futuro, donde los hombres les expliquen
a sus mujeres que tienen que arriesgarse para heredarles a sus hijos un futuro más
justo.
Las actividades de protesta
que la derecha promueve han resultado ser un fracaso, no agitan a las masas, no
porque no tengan razón de ser, ni por que el actual gobierno sea la perfección
divina. No, no tienen eco porque la organización y la protesta es un hábito que
no tienen, es un valor cívico del cual carecen, es un derecho civil que los
ciudadanos tenemos y que no ejercen porque no lo terminan de entender.
Pronunciarnos libremente a lo
que no nos parece es hacer valer la democracia ciudadana nada mas, algo que es distante
del concepto implantado a lo largo de nuestra historia, que es concebir a la organización
civil-gremial como exclusiva del socialismo y el comunismo.
Primavera
centroamericana
Ji, ji, ji…. Este es un humilde
blog no un artículo de esos sesudos analíticos, así que me permito uno que otro
término onomatopéyico, y la risa… siempre la he considerado parte de la
expresividad comunicativa.
En Túnez en el año de 2010 un
vendedor de frutas se inmoló frente al ayuntamiento de Sidi Bouzid una pequeña ciudad en el centro de este país
del norte de África, ese acto despertó la indignación del pueblo,
teniendo en cuenta que al joven vendedor y estudiante a la vez, le habían
incautado la mercadería que vendía, bajo un complejo y corrupto sistema
burocrático.
Finalmente la señalada
autocracia ejercida por el Estado dirigido por Zine El Abidine Ben Ali fue la
que terminó derrumbándose, él había ostentado el poder desde 1987 y su sistema
de gobierno de represión y mordaza colapsó por las constantes y generalizadas
formas de abuso civil, y además, el régimen no pudo hacer frente a las nuevas
tecnologías, teléfonos inteligentes y redes sociales.
Luego sucedió la historia que
todos conocemos: en Egipto se reprodujeron hechos similares y posteriormente en
Libia también, la caída y muerte del líder incuestionable Muamar el Gadafi dejó
boca abierta a la opinión pública mundial.
No me gustaría ponerme a
defender a uno u otro, el objeto del análisis no es discernir ideologías, si no,
es ver lo vulnerable que podría ser un país, lo frágil que se convierte un
Estado al abusar por décadas del poder que se le otorga, un gobierno podría
llegar a ser nada más que un techo de cristal para los intereses externos, intereses
de terceros, cuartos y quintos; en otras palabras, al albedrío de organismos de
inteligencia de otros país, por eso es importante el análisis internacional de
nuestra realidad.
Un Estado o gobierno siempre está
relacionado en el concierto global y regional. Los intereses de las súper
potencias y de los países emergentes son cambiantes, e incluso, coyunturales. Cuando
un Estado ejerce la gobernabilidad por medio de la opresión, y la sociedad está
harta de ese modo de hacer política, donde no hay esperanza de mejorar las condiciones
de vida; entonces, bueno… pasará lo que sucedió en Guatemala, Túnez, Egipto o
Libia.
Un escenario de estos podría
ser muy bien montado en el caso salvadoreño: los medios comunicativos están
disponibles, hay canales alternativos de toda índole y las redes sociales se
robustecen en una curva ascendente día a día; sin embargo, no veo a Estados
Unidos interesado en deponer al gobierno de izquierda del Profesor Sánchez
Cerén, no se dibuja ese escenario para el caso salvadoreño, al menos en la
administración de Barak Obama. Pero esto podría cambiar a mediano plazo, y de
igual forma la posición de Venezuela también podría variar en los próximos dos
y tres años. La geopolítica como antes hemos visto puede ser voluble y El
Salvador podría ser víctima una vez más de estas mareas, por lo tanto hay que
estar pendiente del ajedrez político, pues si algo hemos aprendido los
salvadoreños a lo largo de la historia es que: “todo es posible”.
Finalmente hay algo que la CIA debe de sortear para deponer al gobierno
del FMLN por esa vía, si acaso lo quisieran hacer: al menos en San Salvador la
juventud de oposición no tiene hábito de protesta civil, apenas duran una
tarde, y si llueve no van, no digamos si se excede la protesta varios días;
(ji,ji,ji) así como dice un buen amigo: saque el lector su conclusión.
Mi reflexión es sencilla: mientras sigamos viéndonos como enemigos viscerales
entre hermanos, entre compatriotas, usando las lentejuelas del bueno y del
malo, estaremos dando palos de ciego, alejándonos cada vez más de la ruta del
desarrollo.