El periodismo
Era pequeño, cursaba segundo grado en el Externado de
San José y mientras coloreábamos un mapa platicaba con un amiguito, él me
preguntaba:
-¿Qué es tu papá?
-Es arquitecto
-contesté y seguido repliqué.
-¿Y el tuyo?
-Es periodista
-respondió Eduardito mi amigo, mientras continuábamos coloreando el mapa
de El Salvador, luego de unos segundos le dije:
- A mi mamá le
caen mal los periodistas porque dice que son muy metidos y bocones.
Imagínense, eso fue hace más de cuarenta años… y yo
ahora soy periodista, cómo cambia y da giros la vida, aunque lo que nunca
cambió fue la percepción de la gente sobre la profesión del periodismo.
Es una profesión terriblemente devaluada, muchas
personas son de la idea que no deberíamos de existir y que somos un gremio de
plumas pagadas.
Les voy a explicar qué es el periodismo en un corto
ejemplo: ustedes saben hasta de sobra que la ciudad tiene un problema serio en materia de desechos sólidos, es decir, con la basura. Ante eso, los políticos
se echan la culpa entre sí y los ciudadanos dependiendo de su afinidad sacan
sus conclusiones.
Para el caso nosotros lo periodistas sabemos la trama de
quién es el relleno sanitario, también sabemos quien controla el sindicato en
la alcaldía y también conocemos la estira y encoje que se tienen entre concejales,
empresarios, ministro, la unión laboral y conexos.
Al periodista le toca exponer en público el origen y desarrollo del problema. Y el asunto es que, al
hacer un periodismo responsable, profesional y veraz, le tenemos que decir a la
gente que la razón principal del problema con la basura es que somos un pueblo cochino.
Los buseros no colocan basureros en sus unidades y las
personas tiran las bolsas plásticas sobre las calzadas, los empleados de la
maquila de la vuelta de mi casa dejan todas sus viandas de durapax en la zona verde donde
comen.
Decirle al profesor que sea mas diligente al respecto en la educación
de los párvulos no es del agrado del gremio magisterial, mucho menos si le
decimos a las madres y padres de familia que le pongan más atención a los hábitos
higiénicos de sus críos.
Tampoco le gustaría al señor empresario del relleno
sanitario el escenario donde le bajase su tonelaje de desechos sólidos que recibe de la ciudad. Menos
le gustaría a los importadores de plástico o, a la empresa distribuidora de
polipropileno no le interesaría que estos productos tendieran a usarse en menor proporción.
En todo ese juego también hay más de algún burócrata que se embolsa comisiones, o algún político que se hace el del ojo pacho con alguna licitación
de cierta empresa que maneja la basura, o bien, el juez o jueza ambiental que traspapela
el expediente de la denuncia de la comunidad "tal" que se queja de la empresa de "fulanito" por contaminar
con desechos tóxicos sus pozos y ríos.
En pocas palabras les quiero contar que al
periodista le toca rastrear la basura, lidiar con ella y para colmo explicarle
a la ciudadanía que en última instancia la culpa es de la gente misma porque son unos
puercos y, además les ven la cara de tontos por ser fanáticos al caudillo de turno; y créanme, eso a nadie le gusta.
En conclusión, al hacer periodismo siempre le
caemos mal a muchos porque lo nuestro es decir la verdad, hacer relaciones públicas a la hora de presentar noticias es de periodistas menteros, esos que hacen de la coima
su negocio.
En cambio, el periodista de verdad, verdad... entiende que el
negocio estriba en decir las cosas tal como son.