15/7/21

La oposición

La oposición

En muchos casos alrededor de los grandes líderes políticos han existido oposiciones torpes y atomizadas.

Cada país, cada líder en específico tiene su propia senda, su propia melga o espacio, sus propios designios, sus propios momentos en los que surgen y se hacen famosos.

El caso salvadoreño es uno de esos donde la oposición se esfuerza con ahínco por ser pusilánime y borrica a la vez, dándole así la oportunidad de oro al ahora líder único Nayib Bukele.

Podría pasar horas y horas escribiendo sobre ejemplos de cómo un líder se aprovecha de su misma oposición, de cómo éstos por lo tontos que son le pavimentan la ruta al éxito al caudillo.

Podría hablar de Trump ganándole las elecciones al partido demócrata en 2016, o sobre Jair Bolsonaro arrebatándole el poder a una izquierda descaradamente coimera en Brasil.

O el caso peruano donde un profesor (Pedro Castillo) del interior del país con un vocabulario chato y cantinflesco le gana las elecciones a una candidata (Keiko Fujimori) curtida en las malas prácticas políticas, tan malas como para crear un contra-voto suficiente para que perdiera por sí misma.

La oposición salvadoreña parece ser un espejo inverso de la Venezuela de Maduro, no se sabe si la oposición es tan torpe que siempre pierde por tener una estrategia turulata y sosa, o simplemente pierden porque fingen ser oposición.

El Salvador, así como Honduras y Guatemala, es un puente del narcotráfico a gran escala, de los países productores del sur hacia los consumidores del norte.

El Estado y sus instituciones son fáciles de penetrar para el crimen organizado, la población lo sabe llegando a asumir esa idea como parte de la cotidianeidad, entonces de repente un joven libertino con la gorrita girada al revés le dice a la gente que sus gobernantes son una verdadera bazofia, un enjambre de pícaros, un nido de víboras, y por eso no es de extrañarse que las personas le aplaudan al ahora presidente, incluso, hay quienes han llegado hasta adorarlo como algo super natural.

Así fue como llegó al poder Bukele y de esa misma manera se mantiene. A los de la esquina de la oposición no les escurre ni la más mínima gota de materia gris como para desmarcarse del mote de ser de “la oposición”, en verdad no sé si en entienden en la espiral retórica en la que caen, y siguen cayendo por inercia.

Mantenerlos así parece ser un juego de canicas para Bukele, mientras ninguno se salga de ese redil le aseguran un camino próspero y largo.

En lo personal no veo signos de que surja alguna figura que le ponga el barbijo en remojo al presidente, situación que lo perfila a convertirse en un gran constructor de castillos de naipes.

Ojalá me equivoque en la percepción, me gustaría en realidad hacerlo y acusarme a mí mismo de ser un miope por no ver las señales claras del desarrollo al que vamos, no veo las grandes transformaciones educativas, científicas, fiscales y arancelarias; no veo indicios de transformaciones culturales, del agro y sectores estratégicos de servicios, energéticos y MYPIMES.

Hasta el momento la única transformación que vemos es la monetaria, la cual tiene más interrogantes profundas que respuestas claras.

En fin, quizá necesite un poco más de tiempo el gobierno, pero lo que sí necesita la oposición es aterrizar y poner sus pies y oídos en las calles y barrios salvadoreños, necesita sacudirse de una vez por todas el lastre que llevan consigo y, saber entender las preocupaciones intrínsecas de las madres por el futuro de sus hijos, necesitan ponerse en los zapatos de la gente e intentar, aunque sea por un momento, sentir en su propio pellejo las ansiedades del día a día por sobrevivir.

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