4/5/15

El laberinto de un libro novel

El laberinto de un libro novel

Dice un viejo resabio que toda persona debe hacer tres cosas en vida: dejar descendencia, sembrar un árbol y escribir un libro. Esto último me lo tomé en serio y decidí entonces escribir una novela, teniendo en cuenta que ya había realizado las dos anteriores.

Fue así que después de ejercer la fotografía, ser conductor de radio, diseñador gráfico, productor de documentales, periodista, y no menos la pasión de practicar montañismo; pero sobre todo, ver tantas realidades complejas en uno de los países más violentos de mundo, decido escribir una novela. 

Trabajé mas de un año explicando en forma pragmática a través de una narrativa épica y lírica a la vez las problemáticas que vivimos como: la crisis climática, los re encuentros de personas que se separan en el contexto de la guerra, olas migratorias, secuestros, violencia generalizada, pandillas y adicciones, entre otros; dando una explicación metafórica en todo su conjunto a que titulé: “Ojo de Venado”.

Hasta ahí todo bien, lo que no me imaginé era que publicar un libro para un autor novel, es decir, un escritor primerizo es más difícil que escribirlo en sí. Pasé un año produciendo una novela, pero pasaron casi dos años más para poder publicarla. Hasta mayo de 2015, pude decir, aun con cierto escepticismo: - Estoy a punto de hacerlo, ya está por fin editada y con su respectivo ISBN (el registro comercial del libro).

En las puertas de un laberinto

Si me permiten les voy a contar la odisea del proceso editorial que tuve que pasar, de lo cual si alguna persona quisiera publicar un libro por primera vez debería tomar en cuenta mi experiencia. 

Pasé desde situaciones donde te cierran la puestas frente a tus narices, y otras donde te generan falsas expectativas tal charlatanería que se consume como agua en arena, también hubieron engaños y hasta fui estafado por un supuesto editor mas o menos reconocido en el gremio editorial de San Salvador.

Hace un año y medio exactamente terminé “Ojo de Venado” y traté de buscar el apoyo de editoriales en forma gratuita, tocando puertas y sin mayores perspectivas me di cuenta en pocos meses que esa no era la vía, pues no soy hijo o pariente de algún literato conocido o político, tampoco gozo de renombre en ministerios u organizaciones de apoyo cultural. ¡No tengo conectes!


Un colega periodista me aconsejó que buscara una editorial y que pagara por editarlo y comercializarlo a la vez, así no dependería del interés de alguna institución por el mensaje del libro. 

Eso podría ser mas adelante una ventaja, me aconsejaron porque el personaje principal y el argumento en sí, generan controversia, sería de esta forma una obra independiente y eso le gusta al público; es más, me recomendó este mismo amigo una serie de casas editoriales de las cuales me decidí trabajar con Editores “X”,  cuyo director es “Joaquín” (nombres que he sustituido porque no es mi interés hacer publica su fechoría). Me decidí trabajar con “Joaquín” y su casa editorial "X", pues es un viejo amigo desde la infancia.

Juntos jugábamos, él y otros vecinos del barrio; chibola, capirucho, trompo, escondelero, y por supuesto, futbolito en la cancha de basquetbol del parque de la Urbanización Universitaria, eran entonces los años maravillosos de nuestras vidas. Nos contábamos chistes y reíamos cuando nos figurábamos nuestros roles cuando fuésemos grandes.

Le conté a “Joaquín” que estaba decidido a publicar mi novela Ojo de Venado; por supuesto, me hizo su oferta con el entendido que muy amigos podíamos ser pero siempre me iba a cobrar; y llegamos a un arreglo de sus servicios por mil dólares, 50 por ciento de anticipo y el resto cuando el libro estuviera completo. 

Lo malo era que por haber estado un año escribiendo no había trabajado y mi liquidez era precaria, entonces decidí jugármelas el todo por el todo y vendí mi carro, para poderle pagar a “Joaquín” e iniciar el proceso de publicación ya que su casa editorial es "reconocida y seria".

Al día siguiente de hacer la transacción de mi vehículo le dí, tronando y lloviendo, a mi amigo de "confianza" 500 dólares para que tomara cartas en el asunto y editara mi libro. Recuerdo que me dijo que en una semana iba a tener los primeros resultados. 

Pasó un mes y mi estimado amigo era difícil de localizar, me logré reunir con él y me explicó que aun no lo tenía listo y que le diera un poco más de tiempo, pasaron así 5 meses más.

“Joaquín” desapareció, se lo tragó la tierra y a los ocho meses después, no tenía dinero ni libro ni carro y mucho menos el respeto y consideración de un supuesto amigo de infancia y profesional de las letras. Asumí entonces con mucha tristeza que había sido timado, ya que “Joaquín” brilló por su ausencia y la vergüenza que al parecer nunca tuvo.

Como estaba decidido a publicar y no frustrarme por el mal espíritu de terceros, hice lo mas práctico y traté con otro editor, segmenté los pagos por partes terminadas y así logramos trabajar una mitad aproximada del libro; luego el nuevo editor perdió el ritmo de trabajo, y después de unas semanas también era difícil de localizar, así pasó otro valioso tiempo más, pero ya prevenido de la primera experiencia no adelanté dinero, cancelé entonces el trabajo realizado y continué en ese peregrinaje, sin experiencia y sin casa editora.

Un amigo músico de quien menos esperaba apoyo fue que retomó el trabajo, al verme quebrado sin presupuesto y de forma ad-honoren terminamos de hacer las correcciones editoriales.

En cuanto a mi amigo “Joaquín” quiero que sepa (ya que nunca quizo contestar correos ni llamadas) que siempre le tengo el mismo cariño de infancia, no podría enturbiar esos maravillosos recuerdos por su actual conducta, sería dañino para mi salud mental, tal vez si hubiera leído mi novela “Ojo de Venado” lo entendiera, ya que en el argumento hablo de la necesidad de asumir nuestra realidad tal como es, buena y mala a la vez, pues debemos de ver hacia adelante dejando el odio y la venganza como el lastre que nos impide caminar hacia el desarrollo, como personas individuales y como pueblo en general.

PD: “Joaquín”, cuando se dio cuenta que iba a publicar este artículo con su nombre y apellido, rápidamente me hizo llegar los quinientos dólares. Me dio mucha tristeza ver que “Joaquín” luego de ocho meses desaparecido; de pronto, de un día para otro era una persona responsable y muy respetuosa de sus compromisos, lo único que bajo presión y no por ser un profesional o una persona decente. 

Finalmente encontré una casa editorial elsalvadorebooks.com  dependencia de Editorial Cinco, quienes terminaron de editar la obra para colocarla en sus plataforma de ventas en línea.


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