¿Me vacuno o no me vacuno?
Quizá solo por una vueltita más…
Hace poco me pidieron escribir un guion (cinematográfico)
dirigido a personas que han decidido no vacunarse. En otras palabras, me
encargaron redactar un corto (de 15 minutos) para intentar persuadir a la gente
que se vacune.
Lo primero que se hace para crear un producto comunicativo es investigar a fondo, se hace un análisis y se extrae de un todo el meollo del asunto, que es en términos concretos: La gente que no se vacuna tiene mas riesgo de morir a diferencia de quienes han decidido vacunarse.
Aunque como sabemos hay mucha más tela que cortar al respecto. Explicaciones y argumentos para no vacunarse hay a granel y es ahí donde el tema se diluye en una cantidad casi infinita de aristas, sin embargo, los números no se equivocan.
Uno de los datos que me causó gran estupor fue que las
sociedades consideradas como desarrolladas aun no logran la llamada inmunidad
de rebaño por meras razones ideológicas, es decir, sus pobladores aun cuando
tienen a su disposición las vacunas deciden no aplicárselas.
Seguí informándome al respecto y pude notar que las personas que no se vacunan bien justificadas tienen sus reservas, después de todo no les culpo por desconfiar de las instituciones supuestamente
serias.
La OMS dejó mucho que desear cuando la pandemia
iniciaba a inicios del año 2020, mucha información que emitió no fue certera, generando una imagen de timidez y pleitesía hacia el gobierno chino, permitiendo la proliferación del virus.
El gobierno chino (país donde surgió el virus) aun nos
debe una explicación coherente de cómo se inició la pandemia; por otro lado, la
gente sabe que Washington tampoco es el crisol de la transparencia, todo lo opacan con la famosa frase: “...eso es seguridad nacional”.
Francia es un país que oculta datos de
manera descarada al mundo sobre sus programas nucleares, al igual que Inglaterra, y sin hablar de Rusia o Israel,
podría afirmar categórico que nadie pone las manos al fuego por la
transparencia de los gobiernos de las potencias mundiales, así como las emergentes... y las naciones pobres también.
Por lo tanto, muchos somos escépticos con lo que dicen
las fuentes oficiales de las instituciones concernientes en temas básicos de vida, unos quizá sí
sean crédulos, pero la mayoría no. La gente a nivel mundial intuye lo mentirosos
que son.
Y como dice el viejo adagio político: “En río revuelto
ganancia de pescadores”.
Y es ahí una de las conclusiones de las que llego y
les comparto mis estimados amigos, el COVID 19 ha develado una crisis de credibilidad
de las instituciones a nivel mundial, claro, basándome en los números y las estadísticas de las opiniones de por qué la gente no se vacuna.
Antes creía que esos de las teorías conspirativas eran
unos cuantos fulanos que creían en alienígenas ancestrales con caras de iguana;
pero por desgracia son más de lo que imaginaba, y va más allá del problema de
meras suposiciones de que la tierra es plana o hueca.
En verdad si les contará como los EEUU se
involucró en actividades de narcotráfico en Centroamérica con tal de armar a las CONTRAS, o cómo la CIA financió al mismísimo asesino de
San Romero de América, se quedarían con la boca abierta.
O bien, si les explicara como el gobierno chino, que muchos izquierdistas alaban por el mote que les queda de ser comunistas, es capaz de utilizar la inteligencia artificial para instalar un sistema represor contra sus mismos ciudadanos.
O como el rey saudí desapareció a un periodista opositor de una de sus mismas embajadas, quedando en la impunidad sin que las instituciones de justicia internacional lo arrestaran
o hicieran algo ¿Dónde estaba el juez Baltazar Garzón para que metiera preso a uno de
los monarcas absolutos del mundo?
Sin embargo, hay un dato inequívoco de una institución
que no tiene tradición de mentir, que es: Los adultos no vacunados enfrentan
un riesgo 11 veces mayor de morir que los que deciden vacunarse, según los Centros para el Control de las Enfermedades, CDC, de EEUU.
En lo personal ya me vacuné, ya tengo la
tercera dosis, pero, así como decía mi mamá; “a estos desgraciados no les
creo ni el bendito”, refiriéndose a los políticos, no obstante, tendré unos días más de vida para denunciar más adelante el obsceno
negocio que hacen las farmacéuticas con las patentes en momentos de emergencia
mundial.
Nota:
Esperamos a finales de año darles la sorpresa con el primer corto que he
escrito, donde la política y la hipocresía van de la mano con el COVID 19.
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