El
pueblo unido se va a los Estados Unidos
Escuché esta
consigna por primera vez hace veinticinco años cuando era estudiante
universitario y dirigente estudiantil, era una noche y departíamos un grupo de
agremiados cuando Fulanito de Tal la gritó. Mientras decía melódico las primeras
tres palabras otros se apresuraron a levantar el brazo izquierdo, pero cuando
terminó de decir la susodicha consigna todos nos quedamos desconcertados viéndonos entre sí, y a los pocos segundos estallamos en carcajadas por la ironía que del
contraste con la famosa frase de lucha popular.
Nunca me
imaginé que a tan pocos años vista esta consigna jayana fuese una verdad insólita
de una tragedia humana.
Gente migrante que poco a poco fragmenta sus familias y comunidades; hoy en día medio pueblo vive en el exilio, y la mitad de los que viven acá en El Salvador evalúan irse también.
Gente migrante que poco a poco fragmenta sus familias y comunidades; hoy en día medio pueblo vive en el exilio, y la mitad de los que viven acá en El Salvador evalúan irse también.
Nunca me
imaginé que fuese una realidad que atropella los ideales e inmuta a una clase
política que decide mejor no hablar de eso. Ningún gobernante, ex gobernante,
aborda el fenómeno con seriedad.
Los únicos
discursos atinados que escucho es sólo en el momento que piden el voto, luego
se les olvida, y después, podan el árbol de su finca para que solo las ramas
más altas reciban la luz del sol.
Caricatura cortesía de Otto Meza
Me da
tristeza cuando escucho las históricas canciones de consignas de los Inti
Illimani o Quilapayun, o bien, la famosa “Hasta Siempre Comandante”... no les miento, me da una
sensación extraña al oírlas… porque las contrasto con el reflejo de las ostentaciones faraónicas de Sigfrido Reyes y sus empresas inmobiliarias (ex diputado del FMLN y ex presidente
del parlamento), contrasto la consigna “El pueblo unido jamás será vencido” con
la imagen del ex presidente Mauricio Funes derrochando dinero en Miami junto con
la señora Michi; contrasto esta tragedia humana con las camionetotas 4x4 de los
señores diputados, quienes representan a la gente que huye de las condiciones
miserables a que son sometidas.
Ahora a
finales del año 2018 frente a la realidad de las caravanas migrantes, lo único que
les queda es guardar silencio, así como el alivián
y el agasajo de la cosa pública que guardan también.
De ARENA y
la tradicional clase pudiente mejor no comento nada, porque sé que me saldrán
peores palabras.
Como me
hubiese gustado que nuestra clase política tuviera, aun que sea, la mitad de decencia
de Pepe Mujica, el ex presidente de Uruguay; por desgracia no veo a ningún candidato
con esa calidad humana.
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