Análisis post electoral, 2021
Al igual que
las elecciones de 2019 cuando fue electo presidente Nayib Bukele los números le
fueron contundentes en las urnas. Al igual que los comicios pasados el ahora
primer mandatario rompió el silencio político que estipula la ley para alentar
el voto a su favor y de la misma manera como sucedió hace dos años la gente
votó por escazas o nulas propuestas e ideas.
El motivo
del voto masivo a favor de la imagen del presidente, más allá de cualquier fanatismo,
fue para no seguir viendo en la cosa pública a una serie de figuras patibularias
que llegaron a hartar a la población en general.
Si la
estupidez y la insensatez juntas tuvieran un nombre se llamaría (cúpulas de los)
partidos ARENA, FMLN, PDC, PCN; pero se escribiría dicha palabra con “J” para la
comandancia del otrora FMLN.
La clase política
tradicional tuvo su primer llamado de atención hace tres años al ver los resultados
de las elecciones de 2018. Los líderes de los cuatro partidos mencionados no
los interpretaron de una forma inteligente, ARENA creyó que había ganado, el
FMLN sintió que necesitaba una reflexión y ya, y el PCN y PDC ni siquiera
asumieron su posible intrascendencia política.
Para el año
siguiente en los comicios presidenciales de 2019 el establisment cuscatleco recibió otra advertencia para que entrara
en razón, pero la megalomanía de las cúpulas partidarias cegó cualquier visión de
lo que sucedería en su futuro cercano.
Leyendo y
escuchando a los sesudos analistas políticos de los medios de comunicación tradicionales
me doy cuenta que todavía no terminan de entender lo que ha sucedido, la
insensatez llega a tal punto que le echan la culpa a las masas incultas porque el poder
ha dejado de estar equilibrado y ya no habrán contrapesos.
Pero si se
tratara de buscar culpables la verdadera responsabilidad es la misma oposición torpe,
ante un Nayib Bukele que es, por
creces, más inteligente y estratega.
Ahora lo que
ha sucedido es que el pueblo salvadoreño le ha dado un cheque en blanco al
presidente, un pueblo arrinconado por una clase política perversa, coimera y
poco ilustrada.
Si el clan
Bukele no resuelve los temas básicos como la estafa que sufrimos con la
pensiones, los intereses voraces de la banca privada que asfixia a las
PYMES, sino pone freno a la descarada y tradicional evasión fiscal de las
grandes empresas, o si el GOES continúa en la corruptela de siempre.
En fin, si
la gente sigue optando por emigrar en vez de vivir en el país, si continuamos
siendo un narco-estado y, si no se desmantela la amenaza de las pandillas;
entonces que ni dude el presidente que a la vuelta de tres años tendrá un pueblo que
le gritará en público así como se le vociferaba a los que van para afuera: “HEY
NAYIB… DEVOLVENOS LA ESPERANZA”.
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