Análisis electoral 2021. El Salvador
Imagínense escribir
un análisis electoral en El Salvador en medio de una pandemia sin
recibir más de algún improperio por algún lector, teniendo
en cuenta que los titulares son ahora la noticia
completa para muchos.
La insalubridad
mental resulta ser el común denominador en este proceso. Este es un país que le
cuesta desmarcarse de un periodo de post guerra porque nunca se dieron las
condiciones de una reconciliación nacional, es un país (al igual que muchos) donde el hartazgo de la población hacia
la sociedad política llegó a un punto álgido, en paralelo a una pandemia que arrincona al ciudadano
de a pie al distanciamiento social y a una precariedad económica.
Como me decía
un doctor en salud mental con quien suelo platicar sobre estos temas: “Es una receta
para una tormenta social perfecta que produce a gran escala: violencia,
intolerancia y agresividad”.
Las redes
sociales son el nuevo medio masivo de comunicación, pero tiene a diferencia de
los tradicionales multi-direccionalidad en el mensaje, es decir, en su retro alimentación
se convierten en verdaderos campos de batalla entre personas que se dejan manipular
por una guerra política bien
pensada, una guerra sucia con centros troles, sitios de periódicos en línea sin nombres ni
apellidos , y por supuesto, una bandada de tontos útiles; juntos forman una
oleada de mensajes de odio y atomización de la verdadera problemática
que se vive.
Por desgracia
tenemos líderes de opinión, columnistas, comunicadores, youtubers, influencers,
que lo saben a la perfección y en forma perversa sacan rédito de eso.
De tal manera vemos a aspirantes a cargos legislativos
y municipales con sus propias plataformas comunicativas donde destilan mensajes de confrontación con el mero objeto de ganar adeptos, o bien, tergiversan la información a sus anchas; vemos
a youtubers que con tal de monetizar sus canales dan rienda suelta a un
vocabulario soez y a conclusiones circenses.
Por desgracia
el periodismo como tal y el gremio aun no terminan de entender cuál es su
verdadero rol y son asfixiados por una marejada de insultos, los cuales en
muchos casos tienen un motivo de ser.
En este
ambiente donde el escenario político es agresivo e insalubre, las verdaderas
propuestas de país salen sobrando, y los rostros nuevos de pensamiento frescos que
tanto necesita la cosa pública no tienen oportunidad de un debate constructivo.
El insulto y
el achaque es la bandera con la que
el político mediocre se promociona, generando audiencias a base de exaltar pasiones y bajos instintos, sin sopesar las consecuencias que sus actos
comunicativos conllevan.
Por lo tanto
mis estimados amigos les invito a buscar entre las casillas de abajo rostros y
no banderas, animando a toda la gente a salir a votar por caras y no por
dogmas.
Vote por
quien quiera pero hágalo por una propuesta clara, la que le convenga y la que más
le parezca. Si vota por bandera o por las casillas de arriba (que es igual)
estará votando por más de lo mismo.
Y para
terminar les dejo estas dos preguntas a manera de reflexión a cada quien:
¿De dónde sale
el dinero de la campaña electoral de algunas candidaturas que lo hacen de forma
desproporcionada?
De todo se
ha hablado en esta campaña pero sobre el tema del narcotráfico y el lavado de
dinero nada, ¿acaso no creen que eso es extraño? Tomando en cuenta que el
triangulo del norte centroamericano son tres narcoestados, manipulados a través de los años por
líderes parias de la política internacional.
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