7/6/17

Arranca la campaña

Arranca la campaña y la contaminación electoral

Podemos decir categóricos que la campaña política para pedir el voto ya inició, aun cuando el Tribunal Supremo Electoral (TSE) no ha abierto el periodo de proselitismo.

Las fichas en el tablero se mueven y las distracciones surgen como un enjambre de mosquitos al inicio invernal.

La derecha afila sus insultos y la izquierda apela al romance de la igualdad social, la contra-propaganda y el ejército de troles empiezan a invadir nuestros espacios, mientras las querencias de la gente se ven cada vez más utópicas.

Las primeras mediciones de la opinión pública ya salieron a la luz, tanto la encuesta universitaria del IUDOP (instituto universitario de opinión pública de la UCA) así como la de Cid Gallup, ambas muestran una realidad innegable y que todos sabemos; sin embargo, estos instrumentos nos permiten afirmar y resumir los siguientes puntos:

Primero: la imagen y gobierno del actual presidente es bastante negativa; dos: los principales problemas de la ciudadanía son la delincuencia, la corrupción y el deterioro económico. Y tercero: la clase política se erosiona cada vez más y la desesperanza es un sentimiento que marca el común denominador.

Esto hace que la derecha (la actual oposición) prepare su clásico discurso de terror acompañado de ofensas, prepotencia y otros eufemismos, que en última instancia van encaminados a la denigración del enemigo izquierdista, como si fuesen invasores extranjeros que quieren dañar a “la patria”, por lo tanto hay que defenderla.

Por otro lado la izquierda se empantana queriendo resolver una agenda de país, simulando ser un proyecto coherente a sus principios e ideario, pero la gente no lo percibe así, y cada día que pasa la esperanza y el cambio que evocaron en campañas pasadas se va desvaneciendo como un arco iris a la salida del sol.

Austeridad, cambio, meritocrácia (cuando se designan funcionarios por idoneidad no por preferencia política), fin de la corrupción, unidad nacional… son ideas que la población ya las escuchó en campañas pasadas y aun esperan que se cumplan.


Los resultados de los comicios del 4 de marzo de 2018 donde se elegirá el parlamento y los gobiernos municipales no marcarán mayor diferencia en el mapa político salvadoreño actual, son más bien una antesala para las presidenciales que se realizarán un año después, en 2019, y es ahí la importancia de la próxima justa electoral.

En ambas encuestas se revela que la ciudadanía no es apática o desinteresadas al tema electoral, más bien en forma tácita añora propuestas concretas, y no más burlas e insultos entre la clase política, pues ese circo no nos lleva pan ni bienestar. No queremos más peleas intestinas que nos distraigan de la verdadera problemática que es sencilla de entender; más allá de los informes sesudos de los macroeconomistas y estadistas.

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