2021 un año pendular
Para
entender los acontecimientos actuales y medir el pulso global de la geopolítica
hay que leer e interpretar la historia.
Uno de los caminos para hacerlo es estudiar en retrospectiva los momentos pendulares que han marcado el destino del mundo. Entonces para delimitar este escrito hablemos del siglo XX y del XXI.
Prefacio
Analizaremos
en el siguiente ensayo la historia reciente, notaremos los sucesos de hace 100 años que se desencadenaron
al final de la primera guerra mundial, e igual los acontecimientos después de
la segunda guerra mundial, a su vez también hablaremos de los movimientos
sociales de 1968, y para terminar es imposible no evocar el año de 1989, lo que
muchos autores denominan como el fin de una era.
Luego de
este análisis compaginaremos las últimas 3 décadas, desde el fin de la guerra
fría hasta la actualidad, concluyendo con las proyecciones sociales de los años
venideros.
El otro
camino para discernir sobre el presente y el futuro mediato es tomar una bola
de cristal, o bien, leer las cartas astrales, o confiar en el tarot y los
profetas de las escrituras; pero eso mejor lo dejamos al mundo de las
mitologías, los cuentos, las novelas y la ciencia ficción.
Por de pronto es mejor desempolvar los cuadernos de
historia y ciencias sociales, en vez de fiarnos de las teorías conspirativas
que evocan tantos cibernautas trasnochados.
Los sociólogos,
economistas y politólogos, saben que a lo largo del tiempo hay años o periodos
precisos cuando el rumbo de la humanidad toma giros determinantes llevándonos a
ciertos momentos sociales cumbre, espacios cruciales donde la humanidad define valores
trascendentales.
Este año
2021 o en esta coyuntura global que vivimos parece ser uno de esos lapsos del tiempo
en los cuales se definirá el rumbo que tomará la sociedad a largo plazo en
materia de: autodeterminación de los
pueblos, medio ambiente, uso de los recursos energéticos, comercio justo; y por
supuesto, valores humanos como la inclusión, el racismo y la equidad.
Los efectos
del COVID-19 no solo han sacudido la economía y la política mundial, sino también,
han penetrado en el pensamiento colectivo y en la reflexión de cada individuo. Han puesto a flor de piel temas tan importantes y fundamentales como la
preservación de la especie y del planeta, así como temas prácticos como la relación
entre mujeres y hombres, pobres y ricos, negros y blancos, comunistas y
capitalistas, entre tanta segregación y divisiones que nuestras idiosincrasias
han creado.
La pandemia
como tal y los hechos que convulsionan a EEUU solo son signos de un periodo tumultuoso.
El factor Donald Trump nada más es el detonante de un problema interno e inconcluso
dentro de la sociedad norteamericana y también occidental.
Hace 100
años comenzaba un periodo entre guerras mundiales donde un pueblo germano
vencido ponía a cocer un caldo de resentimientos producto de una guerra mal
finiquitada, el tratado de Versalles
no fue el más justo para Alemania porque solo a ésta le tocó pagar
todo el gasto de la guerra en concepto de indemnización, a pesar de que no fue la que inició el conflicto bélico después de todo.
Hace 100 años producto de la primera guerra mundial el poderoso Imperio Otomano menguaba, el Austro-Húngaro desaparecía, a su vez colapsaba la Rusia zarista dando paso a la consolidación de la URSS con el triunfo total de los bolcheviques sobre el ejército blanco.
No creo que
haya existido nación alguna que no fuese afectada por el nacimiento, desarrollo
y desplome de la Unión Soviética. Y de igual forma a manera de paralelo
podríamos afirmar que hace 100 años EEUU inició su repunte para ser la primera potencia mundial para finales
del siglo XX.
En
Latinoamérica hace 100 años se consolidaba la institucionalización de la
revolución mexicana a través de una nueva constitución, hecho que influenciaría
la modernidad del continente hispano hablante; y no menos importante en 1918 un
movimiento juvenil en Argentina desencadenaría la Reforma de Córdoba, suceso que marcó el destino de las
universidades públicas del continente y del mundo también, instituciones
gestoras de grandes cambios políticos hasta la actualidad, produciéndose en
esta provincia del cono sur el nacimiento de los denominados movimientos
estudiantiles.
Todo esto
sucedía bajo la sombra de la “gripe española”, la última gran pandemia antes de
la que hoy en día sufrimos y conocemos como el COVID 19.
Sin duda han
sucedido muchos eventos significativos que no mencionamos, pero consideramos
que estos son los que nos llevan en una encíclica de acontecimientos hasta los
días actuales.
1945
Luego en
1945 se dio otro punto de viraje en la historia con la derrota de los nazis y
las naciones del eje, conformándose la ONU
y el orden mundial actual a traves del Consejo de Seguridad, donde 5 potencias conservan inalienable su poder de
veto. En este escenario comienza la carrera nuclear e inicia la guerra fría.
Seguidamente
sucede un hito único en el subcontinente indio con un proceso de
descolonización muy peculiar. La India de la mano del Mahatma Gandhi se independizó de Gran Bretaña sin usar las armas ni
métodos violentos, mucho menos una guerra. La resistencia pacífica e
inteligente le demostró a las grandes potencias y al mundo en general que había
surgido una nueva forma de oposición efectiva.
La India se independizó después de
una larga presión y ante el debilitamiento del imperio británico, pero sobre
todo por el desarrollo de nuevas formas de impresión más ágiles y de mayor
fidelidad, por el uso de mejores tecnologías de señal abierta (brodcasting) y la profesionalización del
periodismo con sus tres formas masivas de difusión (periódico, radio y
televisión). El foto-periodismo profesional demostró ser desde su surgimiento durante
la segunda guerra mundial un medio impresionista que influiría directamente
a la opinión pública.
1968
En 1968 fue otro
momento
pendular en la historia, hablando bajo la premisa de que hay circunstancias
justas donde se alinean los acontecimientos, conjugándose valores humanos como
la autodeterminación de los pueblos, la libre expresión y las esperanzas de
bienestar social.
En este año
se manifiestan a luz pública una serie de movimientos sociales tan variados
como; la revolución sexual, los defensores de los derechos civiles en EEUU
contra el racismo, la descolonización de los imperios europeos de África,
Oceanía y el oriente asiático, o el surgimiento del feminismo, o bien, los movimientos
obreros y campesinos en pro de sus derechos laborales en Latinoamérica,
logrando grandes avances en materia de reducción de la jornada de trabajo y el
derecho a prestaciones, incluyendo la médica y las pensiones por vejez.
Después de los acontecimientos que influirían a la opinión mundial como la masacre en la plaza de Tlatelolco en la ciudad de México, los eventos llamados “el mayo francés” o “la primavera de Praga”, y los asesinatos en EEUU de Martin Luther King, Malcom “X” y Robert Kennedy; las generaciones siguientes a nivel mundial fueron marcadas por el sentimiento de la opresión, tanto brutal como el caso mexicano, sistemática y estratégica como la sufrida por los países europeos, o bien, la represión oprobia a través de magnicidios como en EEUU.
La mayoría de las protestas tenían un común denominador: Sus
formas de lucha eran la resistencia inteligente y pacífica para forzar al mundo
a ver (a través de mejores medios de comunicación) las contradicciones del
sistema.
En otras
palabras la URSS que pregonaba el bienestar de los pobres le echaba los tanques
del Ejército Rojo al pueblo húngaro y al checoslovaco. Francia cuna de la
izquierda, del libre pensamiento y de la igualdad entre las personas, sometía
en tiranía colonial a Indochina (Vietnam), a Argelia y a otros países africanos,
incluso, a sus mismos estudiantes de la universidad de la Sorbona y a su
movimiento obrero también.
EEUU país que
luchó en la segunda guerra mundial por la libertad y en contra de las ideas
totalitarias y racistas de los nazis, mantenían en exclusión a sus propias comunidades
afroamericanas, a través de un sistema legal e injusto.
EEUU a la cabeza de la ONU se comenzó a vender en esos años como el crisol de las libertades, no obstante en una clara contradicción segregaba abiertamente a millones de de sus ciudadanos por la simple razón de tener la tez de su piel oscura.
Fue entonces que en 1968 a nivel mundial la opinión pública, en especial la juventud, llegaron a un hartazgo de la guerra fría y de las injusticias de los sistemas establecidos, no tenía sentido ni razón vivir en zozobra bajo la sombra de una guerra nuclear y que el orden establecido mantuviese un sistema de leyes injustas.
A lo largo
de diferentes movimientos sociales quedó claro que tanto el capitalismo como el
comunismo eran dos formas tiránicas de dirigir al mundo, en ese momento a nivel
general la juventud se reveló proponiendo cambios ante un poder hegemónico poderoso
y unidireccional; sin embargo, los movimientos estudiantiles pedían irredentos hacer realidad la utopía.
Pero a pesar de todo eso las voces gestoras a nivel mundial fueron acalladas y aplacadas de formas brutales, dando paso a la “contracultura” y el movimiento Hippie, en especial este último en Norteamérica; hasta que dos décadas después otra vez los jóvenes marcaron el rumbo de la geopolítica con nuevos movimientos masivos.
1989
Tras veinte
años de represión de las potencias mundiales hacia sus mismos ciudadanos y
oponiéndose a la auto determinación de diversos pueblos a lo largo y ancho del
mundo, bajo la excusa del interés nacional (el de las potencias por supuesto), el
destino de la humanidad toma un nuevo giro al caer el muro de Berlín en 1989 y
el desmoronamiento de la Unión Soviética, tanto que dejó de existir un año después.
Al no haber
una confrontación entre la URSS y “occidente” la geopolítica cambió y los
países periféricos involucrados en la guerra fría vieron cambios drásticos en
sus escenarios, unos se transformaron sin violencia como la hasta entonces
Checoslovaquia, mientras que otros cayeron estrepitosos tal fuese un castillo
de naipes como el régimen de Nicolae
Ceauşescu en Rumanía. Pero también hubo unos un poco
mas programados como la salida del dictador Augusto Pinochet en Chile.
En Centroamérica los conflictos
tendieron a mermar, no sin antes en El Salvador la guerrilla del FMLN lanzó una
ofensiva a gran escala creando las condiciones para una salida de la guerra
civil en forma negociada.
Durante este periodo a finales de los
años 80 las dictaduras militares sucumbieron con excepción de la cubana.
Alfredo Stroessner en Paraguay fue depuesto y en Brasil se realizaron
elecciones libres después de casi 30 años. A los años siguientes los regímenes militares
se fueron extinguiendo uno tras otro cayendo como fichas de dominó, casi todos
financiados y sostenidos por EEUU o la URSS.
La
década de los 90 y el siglo XXI
Durante estos últimos 30 años los surcos de la historia nos llevan a otro punto de inflexión. El fin de la guerra fría no significó la solución de los conflictos, las utopías aun continúan siendo vigentes porque los valores democráticos y humanos a nivel mundial no se reflejan en la realidad.
El día a día del
ciudadano promedio a nivel global no mejoró y lejos de eso en la medida que se
desenvuelve el curso de la historia el bienestar social desmejora, la crisis
inmobiliaria de finales de la primera década del siglo XXI dejó expuesta a luz pública
la demagogia y la impunidad de una clase política sumisa al sector financiero;
e incluso en estos últimos 30 años, los derechos civiles ganados están
tendiendo a menguar, los servicios médicos y los fondos de pensiones en muchos países han rayado en lo amoral y lo corrupto.
Nuevos
ciclos de protestas resurgen con las mismas reivindicaciones de los anteriores,
porque el problema en esencia sigue siendo el mismo: las sociedades o la gente
del común se siente insegura y desconfiada, con incertidumbre, con la zozobra de no tener claridad de hacia dónde va el rumbo de la humanidad.
Está
seriamente cuestionada la identidad de ser seres humanos, el sentido de
pertenencia de los pueblos y su autodeterminación se ven eclipsados por el
totalitarismo de nuevos liderazgos que lejos de buscar un paso evolutivo deciden
no querer entender, no querer conciliar con la gente joven. Como resultado no
pueden entender el porqué las turbas de estudiantes echan abajo las estatuas de
los padres de la patria.
Así como hace medio siglo la juventud sentía que la humanidad estaba sentada al borde del apocalipsis nuclear, quizá en el punto más álgido de la guerra fría, revelándose y oponiéndose a todo lo establecido porque sentían que la herencia cultural no era buena, contra-culturizándose, desentendiéndose de gran cantidad de valores conductuales.
En la
actualidad el mundo no pende de un botón nuclear pero si de un cambio climático
provocado por nuestro “desarrollo”, por nuestros patrones de vida, por nuestros
hábitos de consumo, por nuestros desechos sólidos, por un comercio injusto; llegando
las nuevas generaciones a entender que todo es producto de los valores que los
padres de la patria nos heredaron, siendo ellos esclavistas y latifundistas.
Sucediendo todo esto en paralelo con la revolución
informática, entrando a la era de los datos, llegando la información de forma instantánea
a la palma de la mano gracias
al teléfono inteligente y las redes sociales, siendo así que millones de personas
ven, escuchan y leen entre líneas una realidad latente.
Ahora Latinoamérica
cuestiona seriamente los patrones básicos de la civilización, los señores
colonizadores europeos son ahora desautorizados, la gente entiende que la
versión de la historia que nos vendieron es falsa, porque ellos no fueron los
civilizadores de los pueblos americanos.
Después de
500 años de sopetón esta generación asume
que lo que en realidad sucedió fue que unos países invasores se instalaron con sus
ejércitos de ocupación, empoderándose en tierras americanas una clase opresora de hidalgos y nobles saqueadores,
ávidos de oro y plata, quienes esclavizaron y sometieron a un sin número de
pueblos que tenían avances científicos y formas de vida complejas, cuyos
legados fueron destruidos de forma brutal y sistemática.
Lo que se
traduce hoy en día como el traslape de los grandes consorcios, siendo antes y
después el mismo ADN de los dueños de esas fortunas irracionales, los que no
les importa en absoluto si se inundan unas cuantas ciudades o regiones, dejando
así a millones de damnificados por el sobrecalentamiento del planeta; a estos
no les interesa si provocamos la extinción de miles de especies animales y
vegetales, o si formamos continentes de plástico flotando a medio océano
dañando de forma irreversible la vida marina y las corrientes oceánicas, a ellos
no les importa en verdad si los bosques lluviosos se convierten en desiertos,
porque después de todo aun tienen a Groenlandia o la Antártida para colonizar
cuando allí sean tierras cálidas dentro de 50 o 100 años.
Por lo tanto la pregunta es: ¿Para qué usaremos la inteligencia artificial? ¿Qué haremos con la tecnología 5G? ¿La mecánica cuántica servirá para solucionar los problemas que no hemos resuelto como especie, o acelerará nuestra extinción? ¿Quiénes habitarán los edificios y casas de grafeno… los de un lado del muro o los del otro?
Las redes
sociales y demás formas comunicativas en la web rompieron el monopolio
informativo de las agencias de noticias, la manipulación de los medios ahora ya
no es absoluta y las realidades ocultas ahora son expuestas al detalle como el
caso de los archivos WikiLeaks o el caso de los
papeles de Panamá.
Gracias a
las redes sociales China no puede ocultar su represión al pueblo Uigure, además que tarde o temprano tendrá que
explicar a la opinión pública mundial cómo nació en realidad el virus del COVID
19.
Hoy en día el mundo sigue siendo injusto y regímenes opresores continúan siendo financiados por los grandes capitales, tal como ha sucedido a lo largo de la historia, no obstante como siempre hay momentos cuando son expuestos a la luz global.
Hace 30 años
surge una nueva amenaza, desde que se hizo famoso el caso de Pablo Escobar
Gaviria el mundo vio en serio el poder del contrabando de narcóticos en
detrimento de la humanidad, su influencia en las esferas políticas es
predominante llegando a establecerse verdaderos “Narco-Estados”, los flujos
financieros de sus réditos son tan grandes que manipular economías de países pequeño o emergentes
no les es difícil.
La crisis
moral de las élites impide el debate de la normalización de las sustancias
psicotrópicas recreativas, lo que promueve directamente el narcotráfico y el
mercado negro, los inmensos capitales mal habidos contaminan las economías
limpias y distorsionan las fuerzas de la oferta y la demanda, así como hacen
proliferar las mafias golpeando seriamente los tejidos sociales.
Las clases
pobres de los países del triángulo del norte centroamericano y el norte de México son afectadas creándose
éxodos masivos o migraciones desproporcionadas, al igual que el caso venezolano.
Hay pueblos enteros que viven en sistemas perversos de precariedad o países que
se ven amenazados con la destrucción de sus formas de vida y convivencia como
el caso palestino o el tibetano.
Las monarquías
como la Saudí desaparecen a sus opositores legitimando formas de Estados
absolutos.
En EEUU
resurgen los movimientos de supremacía blanca y el trumpismo parece haber llegado para quedarse, porque tal como la
historia nos demuestra el país norteamericano no supera aun un problema
ancestral que incuba desde sus cimientos.
Más allá de
cualquier pregón espiritual o religioso debemos cuestionarnos un panorama
existencial: ¿Qué es lo que la humanidad está destinada a hacer en este
planeta?
En fin, sin
duda será pronto cuando los estamentos establecidos colapsen y un nuevo rumbo
inicie, dependerá de la opinión pública y de cómo se desenvuelva en este año el
entramado de las crisis que vivimos (médica, energética, climática, económica,
política y ética). En corto tiempo sabremos si serán buenos derroteros los que nos
esperan o caminaremos a un apocalipsis inminente.
En cualquier
caso si me equivoco o exagero en esta conclusión no es en última instancia
determinante, ya que después de todo he conocido un poco más de historia al hacer
este escrito, y ustedes mis estimados conversas supongo que han aprendido un
poco más de la línea del tiempo, al hacer una lectura alternativa de los últimos 100 años.