Izquierda y
derecha. Sus orígenes
La etiqueta de ser una
persona de izquierda o derecha acompaña no solo a los políticos, sino, a todos
los individuos y es inherente en el día a día. Nos autodenominamos y llega un
momento de nuestra madurez que nos hacemos la pregunta, ¿con qué ideológica nos identificamos?
Pero sabemos qué es la izquierda o qué es la derecha, cuál es el origen de este calificativo
social. Porqué un partido político se hace llamar con alguna de estas dos
tendencias ideológicas, o bien, ubicarse en el centro de ambas.
Los orígenes
La historia nos lleva a
finales del siglo XVIII, a la Francia revolucionaria después de la toma de La
Bastilla e instalación de la primera asamblea constituyente en los albores de
la república. En 1792 los diputados de La Gironda partido que abogaba en pro
de una monarquía constitucional identificados con la “burguesía” se sentaban
ocupando la derecha del parlamento y a la izquierda se ubicaban los de La
Montaña, que a los pocos años se hicieron llamar “jacobinos”, que eran los del
partido que apelaban al voto universal y a la deposición de la monarquía,
reconocidos por defender los intereses de los campesinos y gente pobre.
En términos generales la
derecha se distinguió por ideales que conservaban lo establecido y la izquierda
por el pensamiento del cambio. De esta manera el calificativo de ambos brazos
(izquierda o derecha), en razón política se acuñó a lo largo de la historia.
Cien años después las teorías
Marxistas retomaron mucho de las ideas del socialismo utópico francés que
promulgaban los “jacobinos”, por eso la identificación hoy en día del
socialismo internacional con la izquierda. Y a su vez el liberalismo de Adam
Smith se identifica con la derecha, pues las ideas funcionales estructuralista
abogan por la burguesía y el poder financiero como motor del desarrollo y el
bienestar social a base de generación de empleos, riqueza, las fuerzas del
mercado y el rebalse.
Izquierda – Derecha
y la doble vía
Hoy en día ya pasaron un poco
más de 225 años de la toma de La Bastilla, y hasta mentira podría ser, pues el
apelativo de izquierda o derecha en todo el mundo es diverso, se autodenominan:
demócratas, social demócratas, socialistas, comunistas, laborales, nacionalistas, neo
liberales, republicanos, maoístas, etcétera. Cada partido con su ideario y sus
líderes con sus brazos alzados a la hora de expresarse entre sus
militantes.
En “teoría” podríamos decir
que la derecha cree en el desarrollo y el bienestar común a través de la
producción, y aunque no me lo crean la izquierda también, la única diferencia
entre ambas es que el recurso más importante para la derecha es el financiero y
para la izquierda el humano. A partir de ahí un partido es rojo, azul, naranja
o verde.
En la “práctica” es difícil
distinguir quién es quién, pues el respeto al trabajo o al capital es una
delgada línea que cruzan las personas más por conveniencia que por ideología,
es decir, políticos que se hacen llamar de izquierda y que se presentan sobre
las tarimas vestidos de rojo y en el corazón estampada la figura del “Che
Guevara”, pero resultan ser personas que en sus acciones del día a día valoran más el dinero que la dignidad del trabajador. -Si no les gusta su trabajo que renuncien -dijo un vicepresidente de un partido de izquierda cuando un grupo de policías realizaba una protesta por mejora de condiciones laborales.
Por otro lado hay empresarios
que simpatizan con la derecha pero respetan el trabajo de sus empleados, consideran el salario de los trabajadores sagrado así como sus
prestaciones. Ojala todos fueran así.
Conozco el caso de un
reconocido activista que aboga por la justicia social, ex guerrillero y líder
de opinión, que resulta no pagar a sus empleados las prestaciones de ley de su
empresa-restaurante. Una vez llegué y pedí una cerveza en ese lugar, luego en confianza
una mesera me contó los maltratos que el paladín de la justicia
somete a su personal; no paga horas extras, no refleja en el salario las
propinas que los clientes dan en concepto del 10 por ciento del consumo total,
entre otras cosas.
La organización es un derecho
laboral aceptado por los países más desarrollados; sin embargo, en El
Salvador ya llevamos un segundo gobierno de “izquierda” y el
Estado sigue comprando productos y servicios a empresas que no cumplen este estándar, ¿paradójico verdad?
Países con gobiernos de “derecha” como Estados Unidos y muchos de Europa, por ley las empresas no pueden licitar si sus empleados no están sindicalizados; después nos preguntamos inocentes porqué hay mejores niveles de vida en esos países y no en los nuestros.
Países con gobiernos de “derecha” como Estados Unidos y muchos de Europa, por ley las empresas no pueden licitar si sus empleados no están sindicalizados; después nos preguntamos inocentes porqué hay mejores niveles de vida en esos países y no en los nuestros.
Por lo tanto, es una doble vía
ser de izquierda o derecha. En realidad es lo de menos, lo que valen son las
acciones más que la iconografía del personaje o partido.
De esta manera ante la discusión
de quién es quién y el porqué de las políticas de determinado gobierno, recomiendo
que mejor nos centremos en nuestra identidad ideológica, por qué votamos y por
quién lo hacemos, a qué liderazgo seguimos o no. Si hacemos ese ejercicio
estaremos limpiando de ruido y distracciones el mensaje de los políticos, pues
sus asesores son expertos creando escenarios y discursillos rimbombantes como
estrategia inequívoca de persuasión, de la cual somos presa.
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