Diario
de un montañista
El registro,
bitácora y anécdotas que llevo sobre mis experiencias como montañista son de
los escritos más íntimos que tengo, soy huraño para mostrarlos pero a
sugerencia de la casa editorial con la que publico me atrevo a contarles una historia del deporte que he
practicado por más de 25 años.
El anda solo
Recuerdo que todo empezó el 1º de
diciembre de 2012, cuando estaba en mi estudio compartiendo por redes
sociales las imágenes de uno de mis ascensos al Volcán de Izalco, el cual realicé en
“solitario” una noche antes de luna llena, agregándole la variable de subir por
una ruta que implica un recorrido en escalada, conocida como “la garroba” por
la cara oriental del cono del volcán, si bien es cierto no es una inclinación de 80 a 90 grados, pero si lo suficiente como para ser muy cuidadoso ya que de cometer
un error y sufrir un percance, o deslice, es suficiente como para ya no poder
contar la historia, imaginense ustedes…
Allá por
1985 fui de la Asociación de Caminantes del entonces Instituto Salvadoreño de
Turismo, ACISTU, en los años 90, poco más experimentado, pertenecí a la Federación
Salvadoreña de Montañismo, luego fundamos con unos vecinos y amigos el club
“Huellas”, único en este país por practicar montañismo y bici-montaña a la vez,
después fui directivo de esta federación deportiva y finalmente como otra etapa
de mi practica montañera me quedé en el género del “solitario”, donde se cruzan
montañas como veterano sin un grupo, siendo uno mismo
guía de la ruta y tomando todas las prevenciones que implica no ir acompañado, viajar así es un verdadero deporte extremo.
Sin embargo,
una noche después de la luna llena ese primero de diciembre de 2012 compartiendo
las fotos de mi travesía por el volcán de Izalco, vía redes sociales se
comunica conmigo Angélica Monteagudo, comentándome que siempre fue su meta
subir a dicho volcán por lo icónico que es, y yo en un tono llano le contesté
que podía ir al cerro verde y allí todos los días salen caminatas a dicho volcán
a las 11 am, así podría ascender al volcán (claramente desmarcándome de su petición). La
sorpresa fue cuando en ese mismo canal me explicó que era una mujer con
discapacidad, usuaria de silla de ruedas.
Me quedé en
silencio, no solo 60 segundos, mas bien fueron cinco largos minutos antes de contestarle mientras
reflexionaba lo tan atrasados que estamos en
materia de humanismo hacia las personas con discapacidad.
En ese justo momento mientras pensaba como disculparme con Angélica por mi tropezón egocéntrico, asumí de una vez por todas que debería ser necesario enterrar al “anda solo” y usar mi experiencia montañera en dar un mensaje al mundo y empeñarme para que las personas sin discapacidad entendamos que debemos esforzarnos más… mejor dicho, debemos preocuparnos por dejarle a nuestros hijos un planeta más humano, más justo, más desarrollado. Fue así que me comprometí por ella y por las futuras generaciones a que subiríamos juntos a la cumbre del Volcán de Izalco.
En ese justo momento mientras pensaba como disculparme con Angélica por mi tropezón egocéntrico, asumí de una vez por todas que debería ser necesario enterrar al “anda solo” y usar mi experiencia montañera en dar un mensaje al mundo y empeñarme para que las personas sin discapacidad entendamos que debemos esforzarnos más… mejor dicho, debemos preocuparnos por dejarle a nuestros hijos un planeta más humano, más justo, más desarrollado. Fue así que me comprometí por ella y por las futuras generaciones a que subiríamos juntos a la cumbre del Volcán de Izalco.
Juntos
somos más…
Este fue el eslogan de campaña con el que anunciamos tan singular ascenso a la cumbre del volcán mas borrascoso y representativo de nuestro paisito, entonces el 5 de mayo de 2013 desde la cima del Izalco le gritamos al mundo “… juntos somos más”. Ya que junto con Angélica, la Cruz Roja Salvadoreña, la Policía Nacional Civil, Fundación Sendas, El Diario de Hoy, Univisión, Telemundo y más de cien voluntarios pudimos cumplir en forma exitosa la misión de mostrarle a todos que las personas con discapacidad sí pueden, no solo hacer deportes extremos; si no, cumplir con cualquier meta que se propongan. Al final lo único que puse fueron los hombros.
La
discapacidad termina donde empieza la voluntad.
Le pido
disculpas a la “Fundación Sin Límites” por retomar la anterior frase que es
suya, pero la verdad así es. La palabra discapacidad la deberíamos de borrar de
la real academia española e inventar un nuevo referente que signifique que toda
la gente somos personas y la limitación que pudiese existir es la obligación
ciudadana de acortarla o eliminarla.
Si ustedes
pudieran ver la fuerza de voluntad que tienen las personas que mal llamamos “con
discapacidad”, entendieran con claridad a lo que me refiero, el sobreponerse a
difíciles situaciones crea un férreo carácter que a la larga es beneficioso
para el desarrollo, no solo personal sino social, por lo tanto esto va mas allá
del asistencialismo humano, estamos hablando de incluir a personas que por
habito las hemos relegado como una carga al heraldo del Estado, y decimos: “pobrecitos
hay que ayudarles”.
A lo que me
refiero en realidad es que debemos cambiar nuestros valores de una vez por todas,
caminemos a formas más prácticas e inteligentes, y no seamos excluyentes con el
potencial humano, después de todo los contribuyentes de un Estado son los
ciudadanos que producen en términos formales y las personas con padecimientos físicos
muchas veces producen más que el ciudadano promedio.
Después de
ascender el año pasado junto con Angélica aprendí mi lección más importante de
vida y de montañista, “uno solo necesita voluntad para lograr sus metas, los
demás obstáculos son sólo eso: pretextos”. Por eso decidí terminar de una vez
por todas un proyecto que tenía empolvado y que no lo culminaba sencillamente por
eso, “por falta de voluntad” y después de un año de aprender tanto de Angélica
terminé mi primer libro OJO DE VENADO.
Todo gracias a ustedes, a las personas “mal llamadas” con discapacidad, ya que de eso no tienen nada, personas como: Luis Héctor Morales (concejal de San Salvador), Jorge Ochoa (director de deportes paralimpicos), Angélica Monteagudo (Psicologa y dierctora de Fundación Sendas), Omar Mata (Activista Político), David Reyes (Diputado), Armando Madrid (Periodista), entre muchos, todos ellos ejerciendo liderazgos importantes en el país, dignos luchadores justos de sus ideales.
Todo gracias a ustedes, a las personas “mal llamadas” con discapacidad, ya que de eso no tienen nada, personas como: Luis Héctor Morales (concejal de San Salvador), Jorge Ochoa (director de deportes paralimpicos), Angélica Monteagudo (Psicologa y dierctora de Fundación Sendas), Omar Mata (Activista Político), David Reyes (Diputado), Armando Madrid (Periodista), entre muchos, todos ellos ejerciendo liderazgos importantes en el país, dignos luchadores justos de sus ideales.
Discapacitado
es en realidad el drogadicto, el soberbio, el perezoso, el tacaño, el miserable y muchas
personas que no mueven su voluntad para hacer de
este planeta un mundo mejor.
Como montañista
me aferro a mi escalada poniendo todas mis fuerzas para luchar por los derechos
de las personas con discapacidad, por un mejor mundo y terminando esta hoja de
mi diario con la pregunta abierta a usted mi querido lector… ¿tú y yo, qué
crees que podemos hacer?
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