Primera entrega Analisis de los primeros 5 años del gobierno de izquierda en El Salvador
Segunda entrega La "meritocracia" y el perdón de Funes
Seguridad y tregua entre pandillas
Segunda entrega La "meritocracia" y el perdón de Funes
Seguridad y tregua entre pandillas
(Tercera entrega)
Partimos nuestro análisis de la experiencia que los salvadoreños hemos
tenido que vivir por descuidar a nuestra juventud a lo largo de los últimos
cuarenta y cincuenta años, estamos pagando un precio caro que se traduce en la deshumanización de la sociedad y por consecuencia vemos los niveles de
violencia que vivimos actualmente.
La exclusión social genera pobreza. La exclusión genera resentimientos
que son retomados a través de generación en generación como valores básicos de
supervivencia que no siempre van de la mano con lo licito. La pobreza sistemática
vulnera el Estado de derecho.
La violencia genera más violencia. Las políticas de mano dura y súper
mano dura aplicadas por los gobiernos de derecha no funcionaron, lejos de eso según
datos oficiales dispararon los niveles de homicidios hacia un alza e incrementó
el fenómeno pandilleril en el país.
Así llegó el año 2009 y en pocas palabras así tomó la izquierda el poder,
el país reportaba más de 10 muertes violentas al día y dicha cifra aumento
hasta 14 y 15 a principios del año 2012, luego se supo públicamente que
habían platicas con los pandilleros para disminuir los homicidios y se
experimentó efectivamente a lo largo de ese año y a principios del 2013 una disminución
drástica llegando a tener un promedio de 5 asesinatos diarios.
Pero en la medida que se iban desenvolviendo los acontecimientos las cifras de violencia fueron aumentando hasta llegar a lo que tenemos ahora en el año 2014, niveles “record” de violencia, de 16 y 17 homicidios diarios, vemos enfrentamientos directos entre pandilleros y autoridades, se sabe de “toques de queda” emitidos por las pandillas en municipios determinados y surge paralelamente a estos incidentes grupos paramilitares.
Pero en la medida que se iban desenvolviendo los acontecimientos las cifras de violencia fueron aumentando hasta llegar a lo que tenemos ahora en el año 2014, niveles “record” de violencia, de 16 y 17 homicidios diarios, vemos enfrentamientos directos entre pandilleros y autoridades, se sabe de “toques de queda” emitidos por las pandillas en municipios determinados y surge paralelamente a estos incidentes grupos paramilitares.
Tregua entre pandillas
Cuando se iniciaron las platicas entre los cabecillas de las pandillas, miembros
de la sociedad civil (iglesias, mediadores, organismos internacionales) y
ministerio de seguridad se rompió un hito que había que vencer en su
momento, el tabú que el gobierno no debería sentarse a hablar con el
enemigo había terminado.
Pienso que en ese momento las autoridades aceptaron públicamente que
vivimos una guerra no convencional, de múltiples frentes, compleja en donde buenos
y malos se confunden (pobreza, marginación, migración ilegal, corrupción, narcotrafico, deportaciones masivas, pandillas). Sin embargo, para solucionar cualquier conflicto lo
primero que hay que procurar es un cese al fuego y para el caso es bajar los
niveles de violencia.
Este gobierno de Mauricio Funes da entonces el primer paso que es el diálogo,
aun cuando muchos sectores de la sociedad no están o estaban preparados para
asumir o entender la dimensión del problema la mesas de diálogo se montaron,
por lo cual muchos focos de alarma se encendieron al respecto.
Había que ponerle un nombre mediático a este acercamiento entre
autoridades y pandilleros para que la sociedad lo entendiera, entonces se le
llamó “tregua entre pandillas” y la creación de “municipios libres de violencia”,
pero el objetivo real fue humanizar el conflicto o la problemática del fenómeno
de las maras.
Un integrante de padillas lee comunicado en el marco de "la tregua" en el edificio del ayuntamiento de Sonsonate, una de las ciudades más violentas del país, en dicho acto reconocen que quieren cambiar pero son claros en afirmar que para eso necesitan la ayuda de la sociedad en general. Al fondo está de izq. a der. Adam Blackwell secretario de seguridad multidimensional de la OEA, Fabio Colindres obispo castrense y David Mungía Payés ministro de seguridad
Nunca se dijo que este proceso de tregua era la solución de la
violencia, tampoco recuerdo que se mencionara que las extorciones iban a
disminuir, era nada más que las pandillas se iban a dejar de matar entre ellos
por disputas territoriales y había un compromiso de estas estructuras
delincuenciales en “intentar” cambiar siempre y cuando tuvieran las
condiciones, que era los medios para poder sustituir sus ingresos de ilícitos a
lisitos. Ese compromiso de intento de cambio se llamaba “municipio libre de
violencia” y las condiciones que pedían (al menos en ese momento) eran
programas sociales.
Así fue que se vieron disminuidos los índices de homicidios y bajaron los
robos en algunas zonas, pero la cantidad de desaparecidos no mermaba tampoco
las extorciones y la gente común y corriente a nivel general veía con
desconfianza y escepticismo el proceso, la voz popular decía que: - “Está bien el esfuerzo y que les ayude el
gobierno pero a la gente honrada quien nos apoya”… Un tema delicado tomando en cuenta que el
final del periodo de mandato ejecutivo se acercaba y las elecciones presidenciales estaban en
puerta, el tema de seguridad iba ser punto de honor en la campaña proselitista de
la oposición.
Finalmente a medio año de 2013 por una resolución de la Corte Suprema de
Justicia fue sustituido el ministro de justicia Munguía Payes, pilar
fundamental de la mesa de diálogo y por declaraciones de Raúl Mijago uno de los
facilitadores de la tregua entre pandillas muchos programas sociales quedaron
en el aire, esto no fue bien recibido por las pandillas y poco a poco en la
medida que se acercaban los comicios electorales el proceso perdió fuerza.
Ahora estamos frente al escenario en donde los índices de violencia se
vuelven a disparar acompañado de fenómenos que complican aun más el escenario, ataques frontales de las pandillas hacia las autoridades similares a las del norte de México, toques de queda emitidos por las pandillas
en municipios grandes como Zacatecoluca (una cabecera departamental), re
surgimiento de grupos de exterminio de perfil paramilitar denominados “sombra
negra”.
Así cierra este quinquenio el gobierno de Mauricio Funes con estos acontecimientos en el tema de seguridad, aproximadamente 17 mil homicidios en su periodo, dejándole un capitulo inconcluso al nuevo gobierno del
FMLN. ¿Cómo se tratará el tema del acercamiento a las pandillas y la problemática de la seguridad en
general? Es una de las mayores expectativas se que despierta a nivel nacional e
internacional.