Consejos de un iconoclasta
Para
entender la política actual, hay que interpretar en frío los acontecimientos históricos.
Nos cuentan
que en 1492 vino don Cristóbal Colón y nos descubrieron, a nosotros a los
americanos. Que por cierto no se llamaba América, se dice que se llamaba Abya Yala.
Después de que
nos “descubrieran” nos conquistaron, conceptualizando así este periodo de la
historia como: “la conquista”.
Sin embargo,
cuando le llevo flores a la señora amada es cuando la quiero conquistar y
robarle un beso. O bien, cuando escalo el volcán de Izalco y llego a su cumbre puedo
decir que conquisto la montaña.
Yo más bien
recomendaría al ministerio de educación no llamar a este periodo de la historia
como “la conquista”, sino más bien: “la invasión”.
Luego se
vino el periodo de “la colonia”, pero una colonia es cuando un grupo de
personas se van a vivir a un lugar determinado de manera afable, es decir, de
forma armónica y consensada.
Pero, toda
la gente sabe que eso no fue así, los señores invasores tomaron las tierras y
los recursos, incluyendo el oro y la plata, y se los adueñaron con la bendición
de Dios; además nos convirtieron en sus vasallos, ciervos y esclavos.
Recomendaría
de nuevo a los educadores llamar a este periodo no como “la colonia”, sino, como
“la ocupación”.
A los 300
años de la venida de los señores castellanos aconteció lo que denominan “la
independencia”, pero se es independiente cuando existe una condición de
autodeterminación, para el caso de los pueblos. La pregunta es, ¿somos pueblos que
gozamos de autodeterminación?
Imagínense
mis estimadas conversas, ¿quién soy para develar si somos países sometidos o no?
En su libro “Las Venas Abiertas” Eduardo Galeano lo discierne, y Octavio Paz lo
apuntala en varios de sus ensayos también, incluso, Mario Vargas Llosa
habla del sometimiento de los pueblos en sus comentarios en una conferencia
como “la dictadura perfecta”, cuando denuncia la tergiversación de la realidad que
hacen las corporaciones mediáticas en contubernio con los gobiernos mexicanos.
Lo que nos
lleva al asunto del inicio de este escrito, cómo interpretar los hechos y los acontecimientos
de hoy en día para tener una estampa fiel de la realidad.
¿Qué es
verdad y qué es mentira?, sencillo… les voy a dar un consejo que me dio un
veterano periodista experto en detectar mentiras a simple inspección. Él me
dijo: “Mirá Maxito… no le creas afirmaciones a nadie, mucho menos a los políticos,
no creas lo que dicen ser ellos de sí mismos, no creas lo que dicen otros de lo
que ellos son, tampoco creas lo que aparentan ser y, mucho menos a partir de con
quienes se juntan, con el mismísimo papa podrían estar en la foto, pero eso no
les quita lo diablos que son. A las personas se juzgan por sus acciones, lo que
hacen y lo que dejan de hacer a propósito, y los acontecimientos se interpretan
por sus consecuencias reales, a corto, mediano y largo plazo; lo demás son cortinas
de humo, por eso es bueno ser un iconoclasta y no ser fanático a nada ni a
nadie, por muy inmaculado que se vea el asunto o el fulano”.
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