El Salvador se ubica como el país más violento en Latinoamérica, en el ranking establecido por La Red de Información Tecnológica Latinoamericana (RITLA), por su alta tasa de homicidio total y juvenil. El Salvador registra entre 10 y 12 muertes diarias, según datos del Consejo Nacional de Seguridad Pública (CNSP) y el Observatorio Centroamericano sobre Violencia (Ocavi). También se encuentra en la lista de los 10 peores países para vivir, publicada por el periódico Toronto Star de Canadá, por su inseguridad.
Para la comunidad internacional la situación de inseguridad que vive El salvador es alarmante, pero para el salvadoreño que todos los días sale de su casa, lo es aún más. El accionar de las pandillas se ha vuelto incontrolable, y la policía poco o nada puede hacer al respecto.
Las pandillas ha evolucionado a través de los años, ya no son simplemente jóvenes consumiendo o vendiendo drogas, ahora están inmersos en actividades de toda índole: robo, extorsión, homicidio, secuestro y crimen organizado. Factores que Mauricio Funes con su gabinete tendrán que analizar para dar la respuesta que la sociedad demanda. Será importante la implementación de programas y talleres dirigidos a los jóvenes, para evitar que estos sean propensos a caer en las pandillas. El nuevo gobierno tendrá que ofrecerles oportunidades de empleo, así mismo tendrá que crear planes de reinserción social.
En la actualidad las pandillas controlan barrios y colonias, han establecido las famosas rentas a comerciantes y transportistas; su accionar se ha expandido a otras regiones.
El tema de la delincuencia no es un tema aislado, recordemos que este tipo de problema afecta la imagen del país, lo que conlleva alejar a turistas e inversionistas. Si Mauricio Funes desea darle una nueva visión al país tendrá que tomar en cuenta todos estos aspectos a la hora de implementar sus estrategias.
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