10/8/09

Crónica. ¿… Y dónde están las palmeras?

Texto y foto: Max Herrador

Eran las 5:00 am. del 1º de agosto, del 2009, iniciaban las fiestas de la capital salvadoreña, yo venía de Santa Tecla del fin de las celebraciones del día del periodista, primero en la APES y finalmente con mis ex compañeros de la universidad en un bar tecleño donde la ingesta de cerveza se prolongó hasta más de las 4:00 am. Obviamente hasta de más esta decir porque me reservo el nombre del lugar donde estuve.

Lo cierto es que venía manejando desde Santa Tecla por la Avenida Manuel Enrique Araujo cuando de repente desemboqué a la plaza de las Américas, o sea, al rombo donde está el monumento del Divino Salvador del Mundo, ícono inequívoco de mi natal y amada San Salvador. Vi los preparativos para los inicios de las celebraciones patronales, pero sobre todo vi despejado por primera vez después de mucho tiempo el monumento, debo de aceptar que se veía imponente y pictórico iluminado en la madrugada.

Decidí bajarme para apreciarlo mejor, me pareció seguro ya que había presencia del CAM, a sabiendas que los agentes metropolitanos no pueden hacerme un examen de alcoh-test, ja, ja… De pronto comienza la banda militar de la Policía a tocar “cielito lindo”, luego terminando ellos unos mariachis siguieron con “las mañanitas”. Bonito final de una noche bohemia sin duda, pero fue mejor aún cuando me sorprendieron los cohetes de vara, y si hay algo que me guste más que la cerveza con boquitas de concha, es sin duda, reventar cohetes de vara.

Con sigilo me fui acercando donde estaban los señores reventándolos y les pedí que me dejaran tirar uno y como las relaciones públicas siempre han sido mi fuerte al momento me lo dieron, le di mecha inmediatamente y salió escupido al cielo. Se dieron cuenta los pirotécnicos que tenían un colega más, entonces, me empezaron a dar uno tras otro, en esas estaba cuando caí en cuenta que no estaban las palmera características en esta plaza…


Supongo que el nuevo alcalde de San Salvador mando a quitarlas, sus razones habrá tenido y está en su potestad hacerlo, eso sí la plaza se ve bonita en las noches. Después de terminar de tirar cohetes le pedí a un buen ciudadano un cigarro y mientras fumaba llegue a una inevitable reflexión: “si en una ciudad capital de un país que queremos desarrollar en plenitud nos estorban un gran número de palmeras, lo más civilizado sería removerlas y reubicarlas ya que las nuevas autoridades no pueden estar dando un ejemplo de depredación ecológica y menos en una de las plazas más representativas del país”.

No dudo que en cualquier país del mundo a estas alturas en el 2009 la reubicación de estas palmeras hubiese sido una acción lógica. Por eso con todo respeto le hago una pregunta explicita a Don Norman Quijano o a cualquiera de su consejo municipal, ¿Dónde están las palmeras?