Lluvia de Letras
Gracias a los quehaceres de mi ejercicio periodístico tuve la
oportunidad de ser invitado al X Congreso Iberoamericano de Editores realizado acá
en San Salvador los recién pasados 28, 29 y 30 de marzo y pude darme cuenta que
el libro no solo es un elemento de desarrollo intelectual, sino, del espíritu y
de las emociones, es decir, la lectura no solo nos culturiza también nos da
salud mental, paz y tranquilidad.
Puede escuchar de expertos una serie de ideas que las damos por sentadas
(paradigmas) y de repente siento que debemos cambiarlas (o bien revolucionarlas) por
eso no dudo en escribir estas líneas con el afán de compartirlas para quienes
no pudieron escucharlas:
En primer lugar hay que trabajar decididamente por las nuevas
generaciones, la infancia y la juventud, desmitificando la percepción general
que la lectura es para educarnos, la lectura más bien debería ser un placer que
nos entretiene acercándonos el conocimiento y luego entonces será una educación,
no al revés como el sistema prusiano al que estamos acostumbrados.
Dejándose escuchar otras experiencias en países vecinos como en Nicaragua
y Costa Rica como la creación de bibliotecas itinerantes, donde se den
prestamos de libros, especialmente infantiles, generando valores de
responsabilidad y confianza, valores de libertades individuales a través de la selección
de libros y temas de interés personal, mejorando indirectamente las relaciones intrafamiliares
ya que los lectores tienen nuevas cosas que mostrar y enseñar a los miembros de sus círculos
cercanos.
Se afirmó que en las ciudades los modos de lectura se están transformando
a partir de los dispositivos electrónicos ya sea ordenadores, tabletas y teléfonos
inteligentes, sin embargo, el libro impreso no va a desaparecer, sino,
simplemente se está adaptando a la nueva realidad, de la misma forma como los
periodistas ven el fenómeno de los periódicos en línea y los rotativos
impresos.
Se habló también de la piratería como una forma de truncar el buen
desarrollo cultural de los pueblos, al contrario de sus fomentadores que
expresan que la palabra debe masificarse. Pero vale la reflexión: si un
autor o escritor no es remunerado por su trabajo entonces estamos matando la
materia prima del libro que es el trabajo intelectual. Las universidades
especialmente juegan un papel de doble moral al respecto en una difícil posición
entre la economía del estudiante y el derecho de autor, en la cual la cultura
de las fotocopias y las separatas parece irse imponiendo, quedando un gran
reto de por medio a las autoridades pertinentes.
En cuanto a la posible creación en este país de un nuevo ministerio de
cultura se dejó ver la preocupación entre los ponentes que no hay suficiente información
para una toma de decisiones y creación de políticas culturales, es por ahí donde
se debe comenzar antes de iniciar un mega esfuerzo por culturizar a El Salvador.
Pero en algo todos estuvimos de acuerdo HAY QUE FOMENTAR LA LECTURA,
como instrumento básico de la cultura y la educación, las costumbres y los
buenos valores que tanto necesitamos en la construcción de la paz y el
desarrollo que todos queremos.
El décimo Congreso Iberoamericano de Editores nos trajo frescura a la sociedad salvadoreña como si fuese una lluvia de letras tan añorada como los
primeros chubascos al final del verano.
Una madre lee mientras su hija se da un baño, en cárcel de mujeres, Ilopango - El Salvador.
Entre los panelista y
conferencista estuvieron:
René Fortín Magaña. Presidente de la Academia
Salvadoreña de la Lengua.
Boris Faingola. Presidente del grupo iberoamericanos
de editores GIE.
Adriana Prado. Secretaria de Integración
Centroamericana SICA.
Mónica Herrero. Fundación el libro, Argentina.
Fernando Fajardo. Centro cultural de España en El
Salvador.
Salvadora Navas. Ediciones ANAMá, Nicaragua.
Manuel Velazco. Secretaría de Cultura de El Salvador.
Elsy Escobar Santo Domingo. Escuela
especializada ITCA – FEPADE.
Miguel Huezo Mixco. Escritor.
José Antonio Escobar. FACELA, empresa salvadoreña.
Víctor Steiner. Grupo Steiner, empresa salvadoreña.
Gloria Carrión. Libros para niños, Nicaragua.
Oscar Picardo Joao. Centro de investigación en ciencias
y humanidades, UFG.
Ana Ruth Vílchez. Editorial instituto tecnológico de
Costa Rica.
Víctor Cabrera. Editor y director de literatura de
la UNAM, México.
Jorge Lemus. Universidad Don Bosco.
Raúl Figueroa. F & G Editores, Guatemala.
Susana Reyes. Red latinoamericana de edición.
Daniela Brunet. Asociación Equipo Maíz.
Mariefé Boix García. Feria del libro Frankfurt,
Alemania.
Marisol Schulz. Feria Internacional del libro, FIL,
Guadalajara México.
Lutz Kliche. Consultor Editorial, Alemania.
Ricardo Nudelman. Fondo de la cultura, México.
Luis Bernal Montes de Oca. Cámara del
Libro Costa Rica.
Ana Dolores Molina de Fauvet. Cámara del
Libro Centroamérica.
Aída Flores de Escalante. Editorial RH
Dimas.
Gabriela Tellería. Libros para niños, Nicaragua.
Fernando Zapata. Centro nacional para el fomento del
libro, Colombia.
Ana María Cabanellas. International Federation of
Reproduction Rights Organizations IFRRO, Argentina.
Rafael Ferraz Vázquez. Organización mundial de
propiedad intelectual OMPI.
José Borghino. International Publishers Asociation
IPA.