27/2/15

Monseñor Romero en febrero de 2015

Monseñor Romero en febrero de 2015, San Salvador, El Salvador.

Ya es de todos conocido el anuncio del Vaticano de la beatificación y ruta de canonización de Monseñor Arnulfo Romero, les comparto entonces mi análisis.

Para empezar hay que notar como primer elemento que tarde o temprano este anuncio iba a suceder, luego como segundo elemento no podemos obviar que la noticia se da a las puertas de una jornada proselitista electoral donde el hijo del principal señalado como autor intelectual del asesinato de Monseñor Romero corre como candidato a la comuna de Santa Tecla, de gran importancia política estratégica a nivel local – nacional, eso por consecuencia despierta pasiones y las voces “mesiánicas” se hacen sentir, incluyendo un ejército de troles de todo tipo, anónimos y otros que llamaría “tontos útiles”.

Mas allá de los discursos trasnochados y fundamentalistas que han surgido al respecto que van desde voces insultantes hasta señalamientos directos que responsabilizan como autor intelectual del asesinato al fallecido Mayor Roberto d´Aubisoon, me tomé entonces el tiempo de investigar la opinión del ciudadano/a común y corriente al respecto, el de a pie, el que en realidad ya superó el acontecimiento y lo echa en el morral de la sabiduría popular.

La derecha salvadoreña tiene un tendón de aquiles, un tema que no supera y eso se llama asesinato de Monseñor Romero. No hay ningún discurso satisfactorio en el cual puedan hasta ahora convencer a la opinión pública que el máximo dirigente de ARENA no haya sido, los voceros serios de la derecha obvian el tema, los voceros más fanáticos se dedican a contra argumentar diciendo que la ex guerrilla cometió también crímenes de lesa humanidad y que a ellos no se les juzga (lo cual es cierto), pero la sabiduría popular solo los deja hablar pues sabe en el fondo que no se está discutiendo eso (habrá un tiempo para lo otro) pues sus intentos de desviar la atención son vanos ya que la gente no es tonta.




Monseñor Romero actualmente es un icono de controversia en el pueblo salvadoreño, pero el Vaticano y la comunidad internacional hacen bien en develar nuevamente el tema, para nosotros en este paisito de reír y llorar es como una herida que merece curación y toda curación siempre es dolorosa; sin embargo, es necesario hacerla de lo contrario se gangrena y los gusanos inevitablemente aparecen (llámese troles/as y oportunistas políticos).

En conclusión mientras la derecha radical salvadoreña no superen este tema no podrán ganar elecciones, algo que le podría ayudar a la derecha es la verdad y la humildad, el vox populi salvadoreño y mundial los sabría entender a estas alturas de la historia, estoy seguro de eso, pero mientras no se “asinceren” como decimos en buen paisano, ARENA aun no toca fondo.



A partir de la reflexión les comparto dos fragmentos de mi libro OJO DE VENADO, ya por fin editado después de haber sido “timado” por un seudo editor medianamente conocido, pero esa es otra historia que aun no sé si contar.

(Fragmento)
La verdad después de todo es el principio de la justicia y si no hacemos el mejor esfuerzo por sacarla a la luz, tanto individual como colectivo, y en especial de frente a los implicados no llegará nunca jamás el perdón de sí mismo. Hasta dónde llega la historia de cada quien y hasta dónde somos capaces de perdonar, en esa media podemos seguir a delante y esperar que nos perdonen, lo suficiente como para hacer que la humildad tocase a nuestras puertas y dejar que el ego se fusione con el ciudadano común y corriente, para saber que cada persona con quien nos encontramos en la vida cotidiana también tiene su historia de guerra que contar, dirimir y perdonar, después de todo… todos necesitamos que nos perdonen, entonces sí y solo sí somos capaces de caminar hacia adelante como dios manda o como la justicia humana, divina o anárquica lo permita.

(Fragmento)
Somos malos, somos buenos pero al final llegamos a donde se terminan y empiezan los caminos, es la bifurcación múltiple de las melgas, de los senderos, estamos entonces en los encuentros de las rutas y las distancias, en ese punto vórtice donde lo que empieza mal termina mal, en donde lo que empieza bien termina con una muerte en paz. Es ahí entonces la prueba donde se templa el filo del buen acero cortando de un tajo el espacio exacto donde quepa cada palabra con razón y significado justo para solucionar de una vez por todas el ciclo de la incertidumbre que todos llevamos a cuestas, de no saber la verdad desconociendo la historia, escudándonos en artilugios legales y armisticios para eludir la justicia terrenal y divina. Todo para llegar ahí, justo ahí, en el sitio donde debemos decidir si perdonamos o no, si hablamos con la verdad o con la mentira, si elegimos al Salvador o mandamos a crucificar a Barrabas, si seguimos adelante o nos quedamos inclementes a esperar lo que nunca sucederá contemplando solamente la ruta de los triunfadores, atrapados en un dèjá vu macabro tomando en una copa de cristal en vez de vino, sangre, coagulada y granate, espesa y viscosa, amarga y veteada.


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