Derecha
Revolucionaria
Derecha
revolucionaria con conciencia social, eso es lo que pregona mi amigo Payín Imendia quien se perfila a ser candidato no partidario a
diputado para las elecciones del 2015.
La
revolución, la conciencia social y otros valores ciudadanos incluyendo la
organización, parecen ser patrimonio exclusivo de la clase política conocida
como “izquierda”. En los convenios sociales establecidos la derecha (el partido
ARENA) le declaró la guerra a las
organizaciones estudiantiles, a las gremiales laborales, a los defensores del
medio ambiente, a las feministas y a las organizaciones de diversidad de
género, en pocas palabras a toda expresión que cuestionara su anterior “legitimo”
rol de buenos administradores del Estado y la cosa pública.
Cuando se firmaron los acuerdos de paz,
ARENA y la derecha salvadoreña vieron como irreal la posibilidad que los
rebeldes ex guerrilleros “bajados de las montañas” les pudieran amenazar con
arrebatarles el poder bajo el juego de las elecciones que ellos mismo establecían,
es decir, la democracia del voto directo, el márquetin político, la propaganda
y contrapropaganda, los colores, las cancioncitas pegajosas, las chicas con
minifaldas, los discursillos de plazuela, las habilidades mediáticas, el dinero
que mueve las campañas.
ARENA y la derecha salvadoreña que hasta
el año 2009 estaban invictos fueron “noqueados” en su mismo juego o peor aún,
continúan perdiendo sin levantar cabeza en su misma cancha, es decir, en el
juego de la oferta y la demanda de votos. Actualmente el FMLN los supera en
alianzas políticas, en capital y con mensajes más persuasivos al público. El
que cuestione las afirmaciones anteriores me remito a leer la realidad política
que vivimos, si la ve de otra forma es porque el dogma lo ciega y ante tal
situación solo le queda rezar para que “diosito” lo salve de tal tribulación, o
en el peor de los casos, convencerse a sí mismo que lleva bajo sus hombros la
responsabilidad mesiánica de ser un contrarevolucionario, de esos que se visten
como torguga ninja y salen a cazar toda injusticia que huela a comunista. (Suspiro).
Pero bien, volviendo al tema de la frase
publicitaria de mi amigo Payín Imendia “derecha revolucionaria con conciencia
social”. Recuerdo cuando conocí a Payín a mediados de la década de los 90, él
era mi profesor de publicidad en la Universidad de El Salvador y siempre se
identificó por ser una persona de derecha, mas sin embargo, era crítico del
entonces gobierno de ARENA, cuestionaba las políticas del MOP (ministerio de
obras públicas), criticaba la destrucción del medio ambiente y recuerdo que
también cuestionaba al entonces diputado Norman Quijano. En esa época yo era
del consejo ejecutivo de la AGEUS y columnista de Opinión Estudiantil, y nos
sentábamos a dirimir nuestras diferencias con el profesor Payín imendia,
mientras yo hablaba del Capital de Marx él me refutaba con el Capital de
Piketty, y así nos gastábamos los litros de cerveza con bocas resecas de alas
de pollo.
Nunca nos pusimos de acuerdo en el tema ideológico,
pero en lo que si uníamos opiniones (además de pedir otra ronda) era en la
necesidad de hacer más humana esta sociedad. Eso significa tener como valor
ciudadano la “conciencia social”, pero no la conciencia social de darle
comidita a la pobrecita hija del chofer o darle paso al ciego mientras intenta
cruzar el imposible tráfico de la alameda. Hablábamos esas noches de bohemia de
hacer cumplir el “Contrato Social” de Rousseau,
que tanto empresarios, Estado, clase política y civil funcionaran alrededor del
bienestar humano y fuese este su máxima inversión.
Pasaron quizás 15 años y actualmente nos
reencontramos con Payín Imendia y nos une la academia, ambos somos escritores
primerizos (novatos), él publicista y yo periodista, independientes y como
siempre alejados de los dogmas y luego de dirimir algunos refrescos de cebada
fermentada me pregunta qué pienso de la “derecha revolucionaria con conciencia
social”, respondiéndole categóricamente, - Mi querido profesor, ese concepto
podría ser el final del túnel para la derecha salvadoreña… y continuo
explicándole. – Para hacer una revolución hay que empezar con reestructurarse
internamente, pero ARENA no da muestra de ello por lo tanto eso de ser
revolucionario no va con el partido de derecha. Y estuvimos de acuerdo en eso,
si va a existir una recomposición de la derecha salvadoreña será fuera de las
filas de ARENA, afirmando también con su cabeza y complementando dijo: - Debe
ser fuera de los que han asaltado – secuestrado la conducción del partido. Refiriéndose
al COENA (consejo ejecutivo nacionalista) cúpula del partido de derecha.
El otro punto que me expuso fue, el ser
una derecha de conciencia social lo cual lo vi valido y coherente, la
solidaridad no es un valor exclusivo de las clases políticas ni ideológicas,
aun cuando los dogmas de la izquierda así lo crean como una característica
humana exclusiva de ellos mismos.
Una derecha revolucionaria es irreal en
términos prácticos, por ejemplo imagínense mis estimados lectores a los
estudiantes de las universidades privadas tomarse sus campus en protesta por
los excesos de los gobiernos de izquierda, o los empleados del Diario de Hoy
formando un sindicato y promoviendo un paro de labores, más aun, que los señores
de la ANEP y FUSADES los estuviesen apoyando. Sin duda faltan muchos años para
que se den estas condiciones.
Lo que me gustaría concluir en este
escrito es que los valores ciudadanos de la organización equivalen a prácticas que
van mas allá del estamento de los partidos políticos, la polarización ideológica
a la que nos han sometido es la principal ruina de nuestra sociedad sin
dirección, aun con gobiernos de izquierda la conciencia social no está
garantizada, tampoco los derechos laborales, ambientales, comerciales, culturales
que nos brinda la carta magna, derechos que van más allá de la voluntad de
nuestros partidos políticos, quienes parecen estar más interesados en otros proyectos
que en los nacionales.
Por lo tanto una candidatura a diputado
no partidario me parece saludable siempre y cuando rompa con los esquemas de
hacer política ya que lo establecido no parece funcionar, y si
publicitariamente don Payín llama a su cruzada “derecha revolucionaria con
conciencia social” y si eso marca un punto de reflexión a una clase ciudadana
que siempre le habían dicho a sus correligionarios que organizarse y protestar era
pecado, pues está bien, ojala sirva el esfuerzo del profesor Imendia para un despertar
necesario de una derecha retrasada.
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