Tiempo para hablar
Faltan como 10 meses para que
las elecciones presidenciales se realicen, se preparan tanto los partidos
políticos así como los comunicadores alistan sus baterías y sus sesudos
análisis en cada coyuntura.
Tiempo de elecciones es
tiempo de bonanza para los medios de comunicación y proveedores de
promocionales. Cualquier tipo de propaganda esta lista para ser publicada,
ganan los emisores, asesores y medios, pero nosotros los de la llanura vemos
contaminados nuestros espacios públicos a lo que llamaría el “terrorismo
mediático”.
Las campañas presidenciales
son las peores, me resulta dantesco ver en un país con tantas necesidades el
despilfarro de millones y millones de dólares en pintura, espacios en la TV, la
radio, periódicos, camisetas, gorras, cántaros y discursillos de plazuela que
resultan caros porque los tales asesores de comunicación quienes brindan este
servicio “especializado” se quedan con los bolsillos llenos de dólares
(colombianos, chilenos, venezolanos, cubanos, mexicanos), dinero que tanto hace
falta en el estomago y vivienda de los salvadoreños, irónicamente en detrimento
de los que juran defender los señores políticos, los pobres.
Actualmente a meses de que
arranque en forma oficial la campaña proselitista ya se habla de todo, se habla
de que no hay presupuesto para los comicios, del voto en el exterior y como
cambiará el mapa de las electores, de las encuestas, de las giras de los
candidatos, de las “consultas”, pero no se habla de las propuestas y mucho
menos de las necesidades mas allá de los discursos de probeta.
Existe una latente necesidad
ciudadana silenciosa de hablar, de ser escuchados y platicar de lo que en
verdad queremos y necesitamos, de esos temas olvidados asfixiados por tanta
marea de proselitismo, coyunturas y terrorismo mediático.
Me gustaría escuchar a los
candidatos hablar y comprometerse con temas claros y acciones concretas, por
ejemplo no queremos temas o promesas subjetivas abstractas, como la fábrica de
empleos, tampoco viejos cuentos perdidos fracasados como la mano dura o súper
dura.
Sería fantástico si los
candidatos se comprometieran a la instalación de software libre en todo el sistema
educativo y oficinas de gobierno, así evitaríamos la piratería y el Estado
dejaría de gastar tanta divisa que se fuga en este rubro (el pago de licencias
a Microsoft).
Los ciudadanos queremos
escuchar soluciones simples y frescas para problemas antiguos y complejos,
estamos cansados de ver la problemática del transporte, del subsidio, el mal
servicio y un gremio que está acostumbrado a doblarle el brazo al gobierno.
Qué tal si hablamos de nuevas
políticas viales, transportes cerrados a segmentos determinados (estudiantes,
personas con discapacidad, trabajadores, gremiales). Qué tal si nos hablaran un
poco más serios y nos prometieran políticas viales como el fomento a la
bicicleta como medio de transporte así como los países orientales. Aparcamientos
de bicis en centros comerciales, en las oficinas públicas, en las escuelas y
universidades, carriles especiales que unan Soyapango y San Salvador,
Mejicanos, San Marcos.
Es tiempo de hablar y de
explicarles a los políticos que el desarrollo va más allá de que ellos ganen o
pierdan las elecciones. El desarrollo es darle soluciones a los problemas que
aquejan a la vida cotidiana de la gente y que esta solución sea integral para
las mayorías y para el futuro.
Por eso me preocupa que ningún
candidato hable de política energética, me imagino porque no les conviene tanto
a unos como a otros, ganan mucho en la importación de petróleo, por lo tanto el
silencio de los candidatos por el desarrollo de la energía solar y eólica es más
conveniente.
Sabemos hasta en retórica lo
importante que es invertir en la juventud; sin embargo, la primera casa de
estudio (la UES) sigue con el presupuesto más bajo de Centroamérica. Mientras tanto
escucho a un candidato proponer que llevará a la selección nacional de fútbol
al mundial con la brillante idea de contratar al mejor técnico del mundo para
lograrlo. No sé, si reír o llorar, pensé que diría que iba a instalar las
mejores escuelas de balón pie del mundo, pero no. Ahora entiendo porque los
candidatos gastan tanto en asesores extranjeros e imagen, el espejismo es su
mejor artilugio.
Sólo pan y circo necesitan
para sus objetivos, para ellos lo demás es lo de menos. Por eso a meses de que empiece la contaminación comunicativa, insisto, es tiempo de hablar.
Foto: Ulises Rodríguez.