A partir de la conferencia de prensa del pasado 24 de septiembre donde se evidenció, en plena cadena nacional, el divorcio entre el actual presidente y el gremio de periodistas en general, les comparto mis apreciaciones como periodista independiente, como escritor, como ciudadano y como PYMES.
La
crisis del periodismo
Resumen: El periodismo acarrea una larga
crisis de credibilidad de cara a la misma opinión pública, teniendo en cuenta
eso emergen nuevos líderes políticos, rompiendo lo establecido y tomando ventaja
de dicha percepción mediática, haciendo (el político) lo que está en su naturaleza hacer, que es: manipular a la opinión pública.
A continuación les desarrollo el
anterior juego de palabras.
El caso
salvadoreño es ilustrativo y hasta didáctico para quienes quieran entender, o
discernir, sobre la relación entre: política, periodismo y opinión pública.
Un poco de Historia: Desde la guerra civil salvadoreña
los rotativos de LPG y EDH, diario El Mundo, las televisoras de TCS, entre
otros; jugaron uno de los roles más perversos y antidemocráticos al manipular
en forma descarada las percepciones ciudadanas sobre el quehacer político del
país.
La sociedad en
general lo sabía, lo intuía, desconfiando cada vez más de los medios de comunicación tradicionales. La noticia dejó de ser sinónimo de “la
verdad”.
Mientras
tanto la APES (Asociación de Periodistas de El Salvador) mantuvo un discurso
soso y poco contundente sobre el rumbo que llevaba el rol del ejercicio de la
profesión periodística.
No obstante en esta última década hubo algo que cambió las reglas del juego, fueron las redes sociales y el uso
masivo del teléfono inteligente. Surgiendo en paralelo la figura de un astuto Nayib
Bukele como líder político, aprovechándose de las circunstancias para romper
los esquemas establecidos de la comunicación y de la política, en forma
simultánea.
Fue de esta
manera que la ciudadanía harta de la manipulación y la oprobia política
tradicional, hacen uso de las nuevas tecnologías y plataformas comunicativas digitales,
para alzar la voz y convertirse de la noche a la mañana en los nuevos muckraker
del siglo XXI.
Bajo esta
estela de consumo de medios (de comunicación) se cuela un espectro heterogéneo de voces que expresan
su punto de vista político, lo cual es bueno, lo malo es que por desgracia tampoco nos dan una alternativa
viable a la problemática inicial, que es: la verdad en la noticia, es decir: el derecho a
la información.
Hoy en día, youtuber, blogers, influencers, e incluso
hasta troles, llegan a tener mayor alcance mediático que los mismos columnistas
y entrevistadores políticos.
Bajo este
escenario henos aquí... viendo en cadena nacional a un presidente avispado y
manipulador abofetear en pleno show mediático a justos por pecadores, echando en
la misma buchaca, a su conveniencia, a: 1- la percepción general de los medios de comunicación, y, 2- el ejercicio del periodismo como tal.
En cuanto a
mi gremio es lamentable que después de leer el comunicado de la APES al
respecto (el cual es bueno pero no contundente) y escuchar relatorías, foros y las voces calificadas que la misma
asociación impulsa, llego así a la conclusión (con respeto respetuoso), “siguen
siendo insulso el papel de la APES ante la opinión pública, producto del poco
valor que la ciudadanía le tiene al oficio, resultado de que el ser periodista ha
perdido el pudor profesional por padecer: serios vacíos en áreas éticas, académicas y
poca selectividad gremial”.
parte 5. Los López zopilotes.
parte 6. El pequeño Baba.
parte 7. Garbito.
parte 8. Balduino el descuartizador.
parte 9. El burro del barrio de allá abajo.
parte10. La balada del Tío Payo
parte 11. El viejo del sombrerón.
parte 12. La voz anónima de El Calvario.
parte 13. Diego de Landa.
parte 14. Acerino.
parte 15. El Condestable.
parte 16. El Rasputín bananero
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