¿Sólo o solo?
Les soy sincero, uno de los textos que más he revisado es el “Anda
Solo”, un fragmento de mi primera novela, me costaba distinguir el uso de la tilde
diacrítica en la palabra “solo”, cuando sí o no pinchar con el lápiz arriba de
la vocal.
Me explicaba la profesora de sintaxis en la universidad (una
viejita cascarrabias pero simpatiquísima a quien quería mucho), me decía la octogenaria que cuando era pronombre demostrativo era tónica, y ahí se tildaba, y cuando
era adjetivo no se hacía, al final me enchibolaba todo y los editores
terminaban de hacerme la plana.
Pero una vez, platicando con una de las mejores editoras que hay
en este país, además de tener la dicha de haber sido excompañera de aula, quien
es ahora una señora bonachona, me explicó que no había necesidad porque la Real
Academia recomendaba no hacerlo, dándome los detalles técnicos, pero igual me
quedé en el aire, no terminaba de entender por muy sonso que soy.
Visité entonces el sitio web de la RAE, y sí, en efecto, ahí dice que
el uso de la tilde en el caso de la palabra “solo”, lo releí varias veces y les
soy sincero, esta es una de las palabras que mas me cuesta usar; les
comparto aquí el enlace, a ver qué dicen ustedes mis estimados
conversas, andasolos…
EL ANDA SOLO
El anda solo es un solitario de las montañas y selvas tropicales
centroamericanas, es conocido como “pizote solo”; es un poco más grande y
lanudo que los comunes, los animales que todos conocemos, los que caminan en
manada. En cambio este es un pizote ermitaño de los bosques, un andante
insociable, conocido en algunos lugares como “gato solo”. También es uno de los
animales más astutos que existen.
No tiene en quién apoyarse ni en quién confiar. Camina de
manera muy peculiar, dando saltitos hacia adelante. Su naturaleza es andar con
mucha cautela, va contra el viento para que las brisas arrastren los olores de
los enemigos, o de sus presas. Se detiene, olfatea y observa; es sigiloso y no
hace ruido al caminar, anda sin bulla en los charrales o entre las hojas secas.
Cuando pausa la marcha, lo hace en puntos estratégicos, observa
su alrededor y huele, husmea, pero no en cualquier lugar, sino, justo
donde hay amplio panorama. Así sabe anticipar a lo que enfrentará, ya que la
sorpresa no es parte de su itinerario; en eso estriba la inteligencia de este
tipo de coatí.
Por andar solo, no deja margen de error. Si es emboscado por algún
depredador o detectado por perros de caza, solo su destreza lo podrá librar;
por eso es precavido y de andar preciso, no puede ser herido o lesionado, eso
implicaría muchas veces la muerte. Camina zigzagueando, según las estribaciones
del terreno para no ser previsible, y va agazapado entre vaguadas formadas por
las aguas desbordadas que fluyen en las tormentas de la foresta. Tampoco
utiliza sendero alguno, ya sea de humanos, venados o tapires, pues sabe que son
peligrosos por ser custodiados por los grandes depredadores.
Sus enemigos son: el coyote, el puma, el ocelote y el gato zonto.
El jaguar también lo era en antaño, pero ya no existe más en estas selvas.
Ahora el enemigo más terrible para él es el cazador humano, el más temido, el
que acecha con peligro su especie, con sus perros de caza, en los bosques de
café y las selvas primarias.
El anda solo a veces es un caco, llegando a las granjas para robar
gallinas, chumpipes, polluelos y comer huevos, por eso es odiado por los
humanos. Cuando un cazador lo persigue, sabe de antemano que perderá a más de
un can, sin la garantía de matarlo, por eso cuando lo ven a veces mejor lo
dejan ir; sin embargo, si lo hacen y él se siente acorralado, espera a los
perros con la espalda en el suelo haciéndose el indefenso, y cuando se acercan
confiados creyendo que ya lo tienen atribulado, usa sus garras sagaces y las entierra
en puntos vulnerables como el cuello o los ojos; luego se incorpora de nuevo y
continúa su huida. Solamente estando acorralado en alguna cuenca o barranco
puede ser blanqueado por las carabinas o fusiles, por lo general esto sucede
cuando es viejo y el cansancio lo traiciona.
Pero a pesar de ser víctima también es un depredador, come huevos
y crías de aves silvestres a su alcance, desde faisanes, codornices, pajuiles,
chiltotas y chontes; también come reptiles como lagartijas, tenguereches, iguanas,
garrobos tiernos, culebras zumbadoras y bejuquillas.
La soledad es su mejor amiga, pero a la vez enemiga íntima. No
conoce el pánico porque sabe que es fatal siendo un asceta, pues la
desesperación desacierta los reflejos, siendo uno de sus secretos en la caza, o
bien, durante la estratégica huida.
No todos los pizotes eligen andar solos; su estilo de vida
espiritual, austero y sencillo, es una vocación. Es un animal místico de las
selvas y los bosques nebulosos, siendo difícil para el humano divisarlo. Muchos
a veces lo confunden con el cadejo, animal mitológico del folclor de la América
Central, ya que por la noche al alumbrarlo con las linternas de frente, sus
ojos se ven rojos como el fuego y he ahí la confusión, pero nada tienen que ver
el uno con el otro, el cadejo es atorrante y agresivo, en cambio el Anda Solo
es esquivo y cauteloso.
Trepa por árboles y barrancas con suma facilidad y baja siempre de
frente, sin lanzarse, paso a paso, cabeza abajo, sin correr pero rápido. No
teme al buen caminante, asusta a quien se deja y es parte importante de la
sabiduría de la selva.
Fragmento de la novela “Ojo de Venado”
parte 5. Los López zopilotes.
parte 6. El pequeño Baba.
parte 7. Garbito.
parte 8. Balduino el descuartizador.
parte 9. El burro del barrio de allá abajo.
parte10. La balada del Tío Payo
parte 11. El viejo del sombrerón.
parte 12. La voz anónima de El Calvario.
parte 13. Diego de Landa.
parte 14. Acerino.
parte 15. El Condestable.
parte 16. El Rasputín bananero
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