Balance
2019 y los retos del 2020, El Salvador. (Parte 2)
La oposición
En las elecciones
de 2018 se dio el primer signo del descuaje del bipartidismo salvadoreño, un
año después se confirmó en los comicios presidenciales. Ambos partidos ARENA y
el FMLN fueron relegados a ser oposición.
Sus
electores disminuyeron de manera significativa entre el 2018 y 2019; sin
embargo, poner las barbas al remojo o tener una dosis de cordura, no ha sido
posible en los dos partidos políticos.
Ante el
estupor de las cúpulas del FMLN y ARENA, Nayib Bukele ganó con creces el poder
Ejecutivo, abriendo así un nuevo capítulo de la historia del país.
Algunos
datos
Veamos primero
los números, tanto el FMLN como ARENA suelen oscilar la cifra de 850 mil electores
para comicios legislativos y municipales, y para presidenciales suben a 1 millón
y medio.
ARENA en las
elecciones de 2018 obtuvo como siempre cifras arriba de los 800 mil,
creyendo que el fenómeno Bukele no les afectaría a ellos. Se equivocaron.
Incluso, obtuvieron
más curules en la Asamblea Legislativa gracias al notable abstencionismo que
rondó arriba del 53% del padrón electoral, según el TSE. ARENA obtuvo tres
diputados más, es decir, 35 de 84 asientos del parlamento salvadoreño.
Al sentir
que su poder aumentaba en el 2018, tanto en el parlamento como en los poderes
locales, la cúpula arenera se envalentonó figurándose una fácil victoria para las
presidenciales del 2019. Craso error.
De esta
manera creyendo que sus votantes son ciegos, la cúpula impuso al peor pre-candidato
presidencial posible, el que garantizaba a la oligarquía salvadoreña pleitesía
total.
Como
resultado sus números descendieron, de un millón y medio que obtuvieron en las últimas
tres elecciones presidenciales, en contraste en el 2019 llegaron a menos de 800
mil, bajando a la mitad de sus expectativas.
Mientras tanto
el FMLN de 31 diputados que tuvo en el 2015, bajó significativamente a 23
curules para las del 2018; pero ojo, más de la mitad fueron obtenidos por “residuos”
y coaliciones, la forma por la que los partidos minoritarios logran la mayor
parte de sus curules en las leyes electorales salvadoreñas.
La debacle
se les vino para las presidenciales del 2019, obteniendo menos de los 400 mil
votos, es decir, la peor derrota electoral del FMLN a lo largo de sus tres décadas
de vida como partido.
En las dos
últimas elecciones presidenciales el FMLN superaba 1 millón y medio de
votantes, por lo tanto, podemos afirmar que dos de tres personas que solían
confiar en este partido no lo quisieron seguir haciendo.
El
efecto Bukele
Para las
extremas de ambos partidos, es decir, sus votos duros y liderazgos, dibujan a
Nayib Bukele como un payaso de circo que se le
acabará la cuerda. Continúan en el descalabro.
Lo que no
termina de configurar la oposición es que en realidad no hay un tal “efecto
Bukele”, lo que hay es un terrible desprecio de la opinión pública hacia los
dos partidos políticos mayoritarios.
La gente no
les perdona la estafa a las pensiones, el nepotismo, los puestos de dedo, la corruptela
generalizada, las coimas, la impunidad, pero sobre todo su poca moral.
La gente no
quiere seguir viendo a políticos que se casen con sus hijastras, o diputados que
se pongan a disparar cuando andan borrachos, o que golpean a sus señoras, la
gente ya no quiere políticos con nexos con el crimen organizado o que usen prestanombres para ocultar lo robado; de cierta
forma el pueblo salvadoreño dejó de ser tonto y de tolerar lo que solía ser
normal.
En conclusión,
el reto para la oposición está en conectarse de nuevo con el ciudadano para
ganar la confianza del pueblo, sin embargo, ambos partidos van en caída libre, teniendo
en cuenta que las cúpulas no atinan el idioma de la juventud y, además, no terminan
de entender el impacto del uso masivo del teléfono inteligente.
Para el FMLN
su reto en el 2020 radica en no desaparecer del mapa político, y para ARENA será
en no convertirse en la tercera fuerza política debajo de NI y GANA.
Sin duda dependerá
de saber responder esta pregunta tácita que se hace la opinión pública ¿Cómo
podrán explicarle a la gente su poca “diligencia
y voluntad” para cumplir sus promesas en estas últimas tres décadas? y lo más
importante, que esta explicación la gente la crea.
Lo anterior
nos lleva a plantear el mayor reto de todos, no solo para el siguiente año,
sino para la década de los 20 ¿Cuál es el desafío de la sociedad civil
salvadoreña? Pero ese análisis lo dejamos para una tercera entrega.
LEA: Parte 1 de este artículo
LEA: Parte 3 de este artículo
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EL LIBRO:
SEGUNDA ENTREGA: EL LIBRO EN AMÉRICA Y EL SALVADOR
TERCERA ENTREGA: EL LIBRO Y LA REVOLUCIÓN
CUARTA ENTREGA: EL LIBRO, LA GENERACIÓN COMPROMETIDA Y LOS LIBREROS
CUARTA ENTREGA: EL LIBRO, LA GENERACIÓN COMPROMETIDA Y LOS LIBREROS
QUINTA ENTREGA: EL LIBRO Y LAS EDITORIALES SALVADOREÑAS
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