5/1/20

Balance 2019 y los retos del 2020, Parte 2

Balance 2019 y los retos del 2020, El Salvador. (Parte 2)
La oposición

En las elecciones de 2018 se dio el primer signo del descuaje del bipartidismo salvadoreño, un año después se confirmó en los comicios presidenciales. Ambos partidos ARENA y el FMLN fueron relegados a ser oposición.

Sus electores disminuyeron de manera significativa entre el 2018 y 2019; sin embargo, poner las barbas al remojo o tener una dosis de cordura, no ha sido posible en los dos partidos políticos.

Ante el estupor de las cúpulas del FMLN y ARENA, Nayib Bukele ganó con creces el poder Ejecutivo, abriendo así un nuevo capítulo de la historia del país.


Algunos datos
Veamos primero los números, tanto el FMLN como ARENA suelen oscilar la cifra de 850 mil electores para comicios legislativos y municipales, y para presidenciales suben a 1 millón y medio.

ARENA en las elecciones de 2018 obtuvo como siempre cifras arriba de los 800 mil, creyendo que el fenómeno Bukele no les afectaría a ellos. Se equivocaron.

Incluso, obtuvieron más curules en la Asamblea Legislativa gracias al notable abstencionismo que rondó arriba del 53% del padrón electoral, según el TSE. ARENA obtuvo tres diputados más, es decir, 35 de 84 asientos del parlamento salvadoreño.

Al sentir que su poder aumentaba en el 2018, tanto en el parlamento como en los poderes locales, la cúpula arenera se envalentonó figurándose una fácil victoria para las presidenciales del 2019. Craso error.

De esta manera creyendo que sus votantes son ciegos, la cúpula impuso al peor pre-candidato presidencial posible, el que garantizaba a la oligarquía salvadoreña pleitesía total.


Como resultado sus números descendieron, de un millón y medio que obtuvieron en las últimas tres elecciones presidenciales, en contraste en el 2019 llegaron a menos de 800 mil, bajando a la mitad de sus expectativas.

Mientras tanto el FMLN de 31 diputados que tuvo en el 2015, bajó significativamente a 23 curules para las del 2018; pero ojo, más de la mitad fueron obtenidos por “residuos” y coaliciones, la forma por la que los partidos minoritarios logran la mayor parte de sus curules en las leyes electorales salvadoreñas.

La debacle se les vino para las presidenciales del 2019, obteniendo menos de los 400 mil votos, es decir, la peor derrota electoral del FMLN a lo largo de sus tres décadas de vida como partido.

En las dos últimas elecciones presidenciales el FMLN superaba 1 millón y medio de votantes, por lo tanto, podemos afirmar que dos de tres personas que solían confiar en este partido no lo quisieron seguir haciendo.

El efecto Bukele
Para las extremas de ambos partidos, es decir, sus votos duros y liderazgos, dibujan a Nayib Bukele como un payaso de circo que se le acabará la cuerda. Continúan en el descalabro.

Lo que no termina de configurar la oposición es que en realidad no hay un tal “efecto Bukele”, lo que hay es un terrible desprecio de la opinión pública hacia los dos partidos políticos mayoritarios.

La gente no les perdona la estafa a las pensiones, el nepotismo, los puestos de dedo, la corruptela generalizada, las coimas, la impunidad, pero sobre todo su poca moral.

La gente no quiere seguir viendo a políticos que se casen con sus hijastras, o diputados que se pongan a disparar cuando andan borrachos, o que golpean a sus señoras, la gente ya no quiere políticos con nexos con el crimen organizado o que usen prestanombres para ocultar lo robado; de cierta forma el pueblo salvadoreño dejó de ser tonto y de tolerar lo que solía ser normal.

En conclusión, el reto para la oposición está en conectarse de nuevo con el ciudadano para ganar la confianza del pueblo, sin embargo, ambos partidos van en caída libre, teniendo en cuenta que las cúpulas no atinan el idioma de la juventud y, además, no terminan de entender el impacto del uso masivo del teléfono inteligente.

Para el FMLN su reto en el 2020 radica en no desaparecer del mapa político, y para ARENA será en no convertirse en la tercera fuerza política debajo de NI y GANA.

Sin duda dependerá de saber responder esta pregunta tácita que se hace la opinión pública ¿Cómo podrán explicarle a la gente su poca “diligencia y voluntad” para cumplir sus promesas en estas últimas tres décadas? y lo más importante, que esta explicación la gente la crea.

Lo anterior nos lleva a plantear el mayor reto de todos, no solo para el siguiente año, sino para la década de los 20 ¿Cuál es el desafío de la sociedad civil salvadoreña? Pero ese análisis lo dejamos para una tercera entrega.

LEA: Parte 1 de este artículo
LEA: Parte 3 de este artículo


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