1/8/18

Trump, la involución humana


Trump, la involución humana

Desde que lo vi en la palestra política me pareció un tipo tan peligroso como un militar en el poder, es un personaje impredecible.

Donald Trump es una catarata de pasiones, hay gente que lo quiere con desdén y otros lo odian. Hay quienes lo glorifican como salvador y otros lo califican como “payaso de circo”. En lo personal me mantengo al margen pues no soy ciudadano estadounidense, por lo tanto no voto por él, soy nada más un aprendiz de escritor.

Les quisiera hacer un pequeño recuento de la historia estadounidense desde este lado del mundo, Centroamérica. En el siglo antepasado bajo la presidencia de un señor llamado James Monroe se acuñó la consigna “América para los americanos”, con el objeto de decirle al mundo, en especial a los europeos, que Latinoamérica sería desde entonces su patio, aclarando el mensaje: no más colonialismo del viejo mundo, desde ahí América le pertenecía sólo a los EEUU.

No les voy a contar el resto de la historia (la cual está más que escrita) pero si haré ver que hubo un periodo que cada presidente de EEUU que llegaba a la Casa Blanca hacía crecer el territorio de la Unión Americana, fue de esta manera que se expandieron hasta el Océano Pacífico, a las islas del mar Caribe, a Oceanía, a las fronteras con Rusia, e incluso, invadieron en varias ocasiones este istmo llamado Centroamérica; en ese afán desplazaron a pueblos originarios, a mexicanos, a criollos, a españoles y asiáticos.

Para no hacerles largo el escrito, EEUU fue la potencia indiscutible después de ser la vencedora de las dos grandes guerras mundiales, y a mediados del siglo pasado se convirtió en el país con mayor poder político y militar sobre la faz de la tierra, llegaron a ser los primeros en obtener la bomba nuclear, luego de la década de los 80 doblegaron a sus más acérrimos enemigos, la Unión Soviética.

Estados Unidos es grande y poderoso, es la potencia incuestionable; sin embargo, en un momento dado le hacía falta algo para que su gloria fuese duradera, y lo supo, inequívoco, un presidente estadounidense llamado John Kennedy, tal elemento era: dar un paso de excelencia en el tema de los derechos civiles.

Los ciudadanos afro-estadounidenses aun sufrían segregación después de la segunda guerra mundial. Recordemos que después de todo fueron colonizados por Inglaterra, siendo la cultura anglosajona una de las más racistas de toda la historia humana.

Desde las reformas introducidas por Kennedy y su visión de convertir a EEUU en un país de futuro, es un hecho que la sociedad norteamericana dio pasos certeros para ser un faro mundial de tolerancia y humanismo.

En la actualidad podemos decir, a nivel conceptual, que su cultura es ejemplar y su civilización es guía a seguir para la libertad de los pueblos oprimidos, siendo los paladines de la democracia global, convirtiéndose, entre otras cosas en los policías del mundo.

Hasta aquí todo va bien, el problema de EEUU es que esa imagen era nada mas del diente al labio, en especial cuando se trata de apoyar y subvencionar dictaduras, o bien, “aliados políticos”.

Por otro lado en las últimas décadas surgen potencias emergentes, países que dejaron de ser sus satélites geo-políticos para luego convertirse a los pocos años en rivales, tanto militares como económicos, entonces ahora en el siglo XXI la sociedad estadounidense de una generación a otra se ve a sí misma como el otrora imperio hegemónico mundial, en donde el ego nacional se ve mermado en forma significativa.

Bajo este escenario emerge de pronto un vil oportunista, un zorro del mercadeo, un aprovechado de las grietas de la democracia y la buena voluntad, un megalómano, un carroñero de los negocios; un personaje sacado de los guiones más patéticos que pudiesen parir los “reality show”. La peor expresión de la subcultura global; ese es Donald Trump.


Él reinventa la frase “América para los americanos”, convirtiéndola en: “América volverá a ser grande otra vez”, como si EEUU hubiese dejado de serlo.

La Unión de Estados Americanos es un país de medios de comunicación libres y de opiniones volubles, pero como he vivido en esa sociedad puedo decir con propiedad que es a su vez un país de gente noble y emprendedora, que en su mayoría es buena y solidaria. Con esta afirmación no niego que existe escoria en todo nivel, sin embargo, en la balanza se ven favorecidos con la justicia social (aun en desarrollo).

En conclusión, no me cabe duda que Trump es un dictador en potencia en una sociedad que tiene el reto de permitírselo, o no; es un personaje que representa las secuelas de una sociedad racista. Es la involución de una civilización exitosa que ha marcado un rumbo mundial. Es un torpe bocón que inventa sandeces como decir que los centroamericanos somos sus enemigos y que representamos una amenaza para la seguridad de tan excelso país.

Es un terrorista ofensivo que infringe miedo a madres indefensas que intentan cruzar la frontera e inventa enemigos ficticios con tal de justificar su razón de ser, usa técnicas intimidatorias tan viles como las de Hitler y otros sátrapas de la historia.

Pero bueno… después de todo como les repito no voto a favor ni en contra de él, solo opino desde este lado del mundo donde se nota a distancia su bajeza moral e intelectual, marcando un retroceso de lo que EEUU y el mundo civilizado es.

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