Análisis
pre electoral
Comicios
municipales y legislativos 2021
Parte 1
La
importancia de las elecciones del 28 de febrero de de 2021 en El Salvador son
particulares, en primer orden debemos sopesar: El evento que estamos cruzando,
la pandemia del COVID 19, acontecimiento que suele surgir cada siglo, o en
periodos específicos que marcan la historia humana; y en segundo lugar, el
terremoto político que sacude el “establishment”
cuscatleco: La asunción de la figura de Nayib Bukele tocando las fibras
sensibles de la opinión pública o sentir ciudadano.
“Devuelvan
lo robado”, quizá fue la frase más icónica de las citadas durante el meteórico
ascenso del actual presidente, su candidatura prometió el fin del bipartidismo y
el rompimiento de las malas costumbres de la política salvadoreña; la coima,
los sobresueldos, el nepotismo, los viáticos, la mentira, la impunidad, la
confrontación y el amoral manejo de la información pública.
Por lo
tanto, la pregunta que queda en el tapete es: ¿qué tanto ha cumplido de sus
frases esperanzadoras el presidente?
Las diferentes mediciones y sondeos de opinión califican a Nayib Bukele con buenos números, mientras la oposición no resiste el temple, y todo indica que muchos políticos tradicionales terminarán yéndose por la puerta de atrás.
Sin embargo algo
es real, las elecciones son legislativas y municipales, no presidenciales.
Pudiesen ser transcendentales para Bukele si los dos partidos hermanos que
comparten el poder ejecutivo (Nuevas Ideas y GANA) llegasen a ganar la mayoría
simple en el parlamento, es decir, más de 43 de los 84 curules.
Entonces,
henos aquí tratando de diferenciar quién es quien, el bueno o el malo, el
bonito o la cara de simio, el bochinchero o la mosquita muerta, el mismo bolo de
siempre o la cipota ajambada que le grita sus medias verdades en tono ofensivo a
mengano y a zutano.
A pesar de
que el discurso de confrontación florece junto con el antagonismo
irreconciliable entre los sectores, agregando que nuestros espacios en las
redes sociales se ven cada vez más contaminados con expresiones de odio; no
obstante lo rescatable, lo bueno, de estas elecciones es que muchos ciudadanos
acostumbrados a la vida civil intentan entrar a la política por primera vez, corriendo
en alguna de las 840 candidaturas legislativas que hay en curso; o los más de 2
mil aspirantes a alcaldes, junto con un sinnúmero de pretendientes a concejales
municipales producto de los 10 partidos que se someten al escrutinio electoral
de los 262 municipios de país.
La esperanza
que la ciudadanía tiene es que los resultados electorales alteren el tablero del
poder jurídico y los contralores, llámese Corte Suprema de Justicia, Corte de
Cuentas, Fiscalía, Procuraduría, entre otros.
Además de eso, estos comicios son importantes porque estarán en juego
los números reales de quienes quieren reformar la constitución y quiénes no.
Teniendo en
cuenta lo anterior vuelvo a decir: Henos aquí… desconfiando de todo el ambiente
y de todas las luminarias políticas también. ¿Y por qué no? Quien nos garantiza
que las golondrinas hacen el verano.
Hemos sido
engañados un sinfín de veces, 10 años del FMLN, 20 de ARENA, 50 de las
dictaduras militares y otros 120 años adicionales entre liberales y
conservadores; en otras palabras 200 años de la misma mica con diferente cola.
Llevándonos así a la ineludible cuestión ¿Por qué deberíamos fiarnos de Bukele? ¿En quién confiaremos más adelante si el cohete sale soplado? ¿Por quién deberíamos de votar?; bueno, esas son otras 500 palabras, o como dice mi tío Juan: “Esos son otros 5 pesos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario