Todo indica
que EEUU será el país que tendrá más fallecidos
por coronavirus a nivel mundial. Hay proyecciones que son cautelosas dando
números de 200 mil y hay otras más altas que superan un millón de
muertes para diciembre de este año.
Al final solo el tiempo y la forma en que se desenvuelvan las cosas nos lo
podrá decir a cabalidad.
Hablar sobre
la política doméstica de un país no es fácil si no se es ciudadano de él, sin
embargo, EEUU es una país que lo que ahí sucede marca el pulso de muchas naciones del mundo; queramos o no.
Por lo tanto
analizar lo que sucede en el gigante del norte de América es justo y
necesario.
Empecemos
por orden, su singular presiente es Donald Trump un exitoso empresario inmobiliario que para sorpresa de muchos pasó a la política por la puerta grande agenciándose la casa blanca por un
periodo de 4 años, el segundo periodo no es seguro, no obstante antes de la
pandemia las encuestas en forma clara le favorecían.
Llegó a
sentarse en la oficina oval gracias a que proyectó una imagen de un vaquero pendenciero
que vaticinaba mejorar la desgastada economía de la familia tradicional.
Durante estos
primeros cuatro años el sistema de salud no ha sido tan importante como el
dinero y el patrimonio de los estadounidenses. El comercio, la bolsa de
valores, los derechos de propiedad intelectual, el gasto militar y la
geopolítica; Trump parece manejar bien todas estas variables a favor de los
intereses nacionales.
Pero llega el coronavirus y a su vez el planeta se calienta cada vez más.
Hace un año
Trump intentó comprar Groenlandia anticipando un inminente sobrecalentamiento
del planeta, al estilo hollywoodense, al estilo Lex Luthor el malo de “Superman”, no lo logró; ahora intenta comprar la patente para la vacuna aun no
existente del coronavirus, ambas acciones de locos.
No necesito
vivir en EEUU o Europa para saber que sus nuevas generaciones están en estos
momentos replanteándose los futuros valores que marcarán el siglo XXI, la
juventud estadounidense en ese concierto juega un papel determinante, quizá el pulso político de este siglo dependa de eso.
Por lo
tanto, el gané o no de Donald Trump a finales de este año 2020, será un signo
de qué tan importante son los niveles de calidad de vida global en la conciencia de la gente que tendrá las riendas del futuro.
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