Hablar del descabezamiento de la Corte Suprema de Justicia por parte de la Asamblea Legislativa (órgano promulgador de leyes) es irremediablemente hablar sobre de la justicia salvadoreña en sí, más allá de debatir de meros tecnicismos legales.
Valoración
en frío de la destitución de magistrados de la CSJ
En política
nada es blanco o negro, por lo tanto a los pasionistas que creen que hay buenos
o malos en el acontecimiento de la destitución de los magistrados de la Corte
Suprema de Justicia (CSJ) temo decirles que este artículo les decepcionará.
Es más, a
quienes piensan que vamos en camino a la erradicación de la corrupción hay que
aclararles que aún estamos lejos de perfilarnos hacia esa ruta.
Me gustaría
que este tipo de artículos fuesen cortos (al menos de 500 palabras) pero para leer
un resumen de la estratagema en desarrollo que vivimos en estos momentos tenemos
que hablar de temas económicos, geopolíticos, de algunos fenómenos sociales, y
por supuesto, del hampa y del narcotráfico.
Así que a
quienes les guste leer les comparto algunas reflexiones, de antemano sé que les
aportará a su acervo.
Destitución
de magistrados
Durante los
doscientos años de existencia de la república y otros trescientos más de la
época de la ocupación española, la justicia nunca ha sido la mejor amiga de la
gente, el sistema jurídico local así como los latinoamericanos en general tienen
una reñida deuda con la misma justicia en sí, podría citar un sin número de
casos pero mejor resumámoslo en la célebre frase de nuestro arzobispo mártir Arnulfo
Romero, que expresaba: “La justicia (jurídica) es como la serpiente, muerde
fácil al descalzo”.
Los ladrones
de gallinas o los rateros de monederos tienen penas iguales o mayores que los
delincuentes de cuello blanco; me refiero a los ministros coimeros que conceden
proyectos millonarios sobrevaluados, al superintendente financiero que se hizo el
del ojo pacho con el desfalco de los ahorrantes, o los ex presidentes que desviaron
fondos a sus arcas, o el prominente empresario inmobiliario que lava capitales
mal habidos y que ya muy pronto gozará de libertad.
Muchas
condenas blandas a grandes corruptos conocidos no son porque los jueces o
fiscales sean sobornados (aunque a veces sí, porque es innegable que existe el trasiego
de influencia a ese nivel), pero la mayoría de veces sucede porque el sistema ya
está diseñado para estipular con mano suave los delitos de cuello blanco.
Por lo
tanto, si se desea superar el problema de raíz es “justo y necesario limpiar la
casa”, palabras que usó el joven presidente Nayib Bukele al justificar el
suceso del descabezamiento de la CSJ, como primer acto de la bancada
legislativa cuando sustituyó la cúpula del poder jurídico de El Salvador.
Ningún
analista medianamente serio debería de defender a capa y espada un sistema
jurídico viciado, corrupto y coimero, sin embargo lo hubieron, la prensa
opositora olvidando su papel de garantes de la verdad cedieron a la presión de
los mismos de siempre, al protestar en sendos editoriales para defender el status quo de quienes nos han tenido
postrados como sociedad por más de doscientos años (por decir poco).
Afirmar que
el sistema jurídico es discrecional no es noticia, la gente lo sabe por lo
tanto no estoy descubriendo como periodista algo nuevo.
Eso sí,
cuando les digo que en términos políticos no existe un blanco o un negro, es
por el hecho que la sustitución de los magistrados no es garantía que los nuevos sean San Martín de Porres, San
Agustín y los niños cantores de Viena.
Nada nos
garantiza que estos magistrados sean menos o más incorrectos que los
anteriores, y de igual forma podríamos decir de la nueva bancada legislativa o
el gabinete de ministros.
Lo único que nos garantiza no tener otra camándula de corruptos en los poderes del Estado es que la gente los conozca bien y que éstos se comprometan de forma directa con las aspiraciones del pueblo, sin utilizar terceras figuras de arrastre, llámese la “N” de Nayib.
Aunque suene cursi esto así es, la democracia en sí no es solamente el proceso de
emitir sufragios y contarlos bien, el engranaje de la democracia funciona además
con la transparencia de la información pública y, por su puesto, con la buena e
independiente administración de la justicia.
Pero, ¿Quiénes
son los nuevos magistrados? ¿Qué méritos tienen para llegar a ese puesto?, y es
ahí donde debería insistir la prensa, que por desgracia no termina de entender
su papel social en la democracia salvadoreña, al igual que la oposición.
Como la
prensa no se da a respetar a nivel profesional y las corporaciones mediáticas son
percibidas como poco confiables, como resultado a eso muchos encabezados que
emiten los grandes medios son desestimados por la opinión pública, se ve como información
tendenciosa, aunque en ese flujo de noticias corran algunas con un verdadero valor
periodístico, es decir, información con relevancia directa e indirecta a la
vida cotidiana de las personas.
Para
entender en cortas palabras es como si le aplicáramos a los rotativos y tele
corporaciones la moraleja del “pastorcillo mentiroso”, ese que dijo tantas, pero
tantas mentiras que cuando gritó una verdad nadie le creyó por más que la
pregonara.
La oposición
No me cabe
duda que la oposición da lástima, no se ubican en las verdaderas aspiraciones
de los electores ni en los nuevos paradigmas de este año convulso, y no sé si
no lo hacen porque no entienden lo que está pasando en el país, en la región y
en el mundo, o bien, porque su negocio es simplemente oponerse para que las
cosas sean como estaban antes, lo cual no va a suceder.
Si es lo
segundo no me cabe duda que su “irrelevancia” pasaría de ser un mote mediático
a un hecho consumado.
Como sabemos el partido de gobierno ganó tantos curules que, junto a sus aliados, arrinconan en irrelevancia a la oposición. Así fue que el 1º de mayo con dos tercios de los votos legislativos se descabezó a la CSJ, tal como lo permite la constitución.
Sin duda al
presidente Bukele esto le favoreció y la opinión pública lo avaló sin mayor
obstáculo, por el hartazgo de la población al sistema en sí, pues los números electorales
en este caso hablan.
Pero hay
algo que la nueva bancada legislativa no calcula bien, y es que la gente votó
para el fin de la corrupción y las injusticias sociales, por lo tanto, si no
toman una hoja de ruta que nos lleve a esa dirección más temprano que tarde el
nuevo castillo de naipes se caerá, vaticinándoles a ojo cerrado que no durará mucho
como el anterior.
A un mes de
haberse instalado la nueva bancada ya podemos leer el mapa de las alianzas
gubernamentales y la oposición. Los antiguos dos partidos hegemónicos (ARENA –
FMLN) son ahora la oposición directa y antagónica, no obstante su desprestigio y
su pasado reciente de corrupción hace que cualquier iniciativa que impulsen sea
inútil, porque sus dirigencias partidarias son las mismas, por consiguiente
esos 18 curules no sirven de nada si sus cúpulas partidarias no renuncian y
desaparecen del mapa político tal como la población se los pidió en las urnas,
y por lo que entiendo a nivel interno sus militantes lo desean también.
Lo que deja
a uno o dos curules en este momento en legítima oposición, los cuales dejarían de
ser irrelevantes si se apegasen a los deseos más intrincados de la gente, que
son: dejar un futuro prospero a las nuevas generaciones y salirnos de una vez
por todas del tercermundismo.
El
meollo del asunto
Mientras no
se aborden las preocupaciones básicas del país siempre hay un argumento que
señalar para el periodismo serio y, dicho sea de paso, para la oposición, estos
son: La injusta ecuación que lleva un cheque miserable al pensionado, el
abandono de la idea que el agua potable es un bien inalienable del ciudadano,
la revolución educativa de los niveles básicos hasta la superior, la salud como
un derecho humano y no como un derecho de libre mercado, el tradicional desprecio
de la banca a la micro y pequeña empresa, el reconocimiento constitucional a
los pueblos originarios, la falta de interés de la clase política por resolver
la seguridad ciudadana y eliminar el fenómeno pandilleril que crece y se
fortalece día a día.
Cuando uno
se sube al autobús y escucha los comentarios de la gente al respecto de la
confiabilidad sobre el rumbo político del país, cuando uno se da tiempo de
hablar con el vigilante del supermercado, o con la señora que hace las tortillas,
cuando hablamos con la joven chofer del uber, o con el repartidor de pizza
cuando nos va a dejar una de esas con jamón y hongos, o con el policía mientras
se come un par de pupusas bajo la lluvia como cualquier salvadoreño que es; en
pocas palabras al escuchar con atención nos damos cuenta que no es tan cierto
que la gente se cree toda la propaganda oficialista.
Eso no quita
que las personas se ríen con ahínco de los memes que hacen los troles del
gobierno, también reproducen miles de veces los vídeos de los youtubers bufoneando a la oposición, en
verdad son chistosísimos y entretenidos, mas nunca he creído que las masas sean
tontas como muchos afirman.
Estoy seguro
que siempre hay altos niveles de escepticismo hacia la clase política, venga de
donde venga, la gente sabe perfectamente que en el fondo “el clan Bukele y
compañía” pueda que sean iguales o más corruptos que los anteriores.
El pueblo no
es letrado ni versado en temas especializados como la economía, la historia, el
derecho o la sociología, pero por diversas razones existe una profunda
sabiduría popular, y claro, eso no quiere decir que no existan por ahí
trasnochados que vean la cosa política en blanco y negro, sí los hay, esos chatos
de criterio que firman un cheque en blanco al político, hay varios en realidad,
sí, pero les puedo afirmar que son minoría, en el caló político se les conoce
como: tontos útiles.
Aunque por
honor a la verdad hay algunos de estos que no terminan siendo tan tontos, estos
son “los enchufados”; es decir, una especie de activistas que reciben prebendas, concesiones, nuevas plazas de trabajo en oficinas de gobierno, y que repiten un mismo guion propagandístico al unísono.
A quienes viven en las periferias de las ciudades salvadoreñas se dan cuenta que el fenómeno pandilleril no merma ni disminuye, lejos de eso las estructuras del hampa se fortalecen porque hay a todo nivel corrupción que les permite operar; desde jueces, (nuevos) alcaldes, policías, fiscales y, por ende, más de algún diputado “novato” también.
Geopolítica
Para la
diplomacia y las relaciones internacionales la destitución de los magistrados
de la CSJ no fue vista como un rompimiento constitucional de los poderes del
Estado, pero sí no dejó de verse como un trámite bananero el hecho que los
sustitutos ya estuvieran listos para ser nombrados con dispensa de trámite, y
por consiguiente sin ningún tipo de discusión con la sociedad civil.
A nuestros
principales socios comerciales y políticos (EEUU y la UE) no les hizo gracia la forma de dicho cambio y las
repercusiones no se hicieron esperar, la USAID ya anunció que no financiará proyectos sociales ni cederá
recursos al GOES, solo lo hará a través de las ONG´s.
El giro
brusco que hizo la diplomacia de Bukele con EEUU lo ha aprovechado ipso facto Rusia y China, tanto las
autocracias de Pekín y Moscú han estrechado de presto sus lazos con el gobierno
salvadoreño, lo que pone al país en un peligroso cuadro en el ajedrez político internacional.
Para
entender el punto hay que saber que el mundo se perfila a una nueva guerra fría,
por eso a EEUU no le agrada nada que Bukele coquetee con Vladímir Putín y con
Xi-Jinping, teniendo en cuenta que el antagonismo comercial entre las potencias
ya comenzó.
Y ni que lo
digan… ya sé de memoria todos esos versos que afirman que los países son
soberanos, que existe además la libre determinación de los pueblos. Está bien,
nunca hay que dejar de seguir estos paradigmas, pero en términos pragmáticos hay
una realidad y es que los gringos no tienen un pelo de tontos, si Bukele le
juega brusco a Washington que no le quede duda a nadie que éstos le responderán
junto con sus organismos de inteligencia, los cuales sabemos de antemano que
son eficientes.
El problema
estriba en que El Salvador es un mero peón en el tablero, y el gobierno de
Bukele coloca al país en una posición vulnerable gracias a su diplomacia
experimental. Ruego a diosito equivocarme y tragarme lo que pienso, pero la
lógica nos indica que habrá sacrificios cuando las potencias muevan sus piezas.
En lo personal creo que la diplomacia de “El Gran Garrote” de EEUU no solo es un
mito histórico.
El gobierno
de Biden sabe que el problema migratorio es una piedra en su zapato, y a
diferencia de la administración Trump, él está dispuesto a humanizar la
problemática, por lo tanto, desaprovechar
esta coyuntura de EEUU es un error.
Conclusión
Hay mucho
que hablar al respecto, este año 2021 tal como lo vaticinan los expertos en
política internacional habrá cambios estructurales profundos en la región
latinoamericana y el mundo en general, los bloques de las grandes potencias se
definen y la habilidad de un líder político radica en saber navegar en esas
aguas traicioneras.
Por otra
parte los pueblos, tanto El Salvador como la mayoría de Latinoamérica, están
hastiados de la clase política y de los medios de comunicación tradicionales,
porque ambas figuras no cumplen su rol social, son en verdad momentos donde la
moneda está en el aire y el futuro mediato no está escrito.
En lo
personal le compro la idea al presidente que era necesario destituir a los
magistrados de la CSJ para enrumbar la justicia en el país, pero el problema es
que los nuevos magistrados le deben lealtad a él y no parecen ser
independientes, esquema que reproduce el mismo modo de operar de los anteriores
magistrados, por lo tanto, no sabemos si es más de lo mismo.
La esperanza tan anhelada de la población es eliminar la corrupción y eso tiene que ver de manera directa con la aplicación de la justicia, siendo eso lo que está en el fondo de la trama, haciéndola a su vez tan trascendental, así que, aun cuando haya pasado uno, dos o doce meses después del 1º de mayo de 2021 este tema no será olvidado y siempre será válido tomarlo en cuenta en cualquier análisis político del país, incluso, sé que pasará este hecho a los anales de la historia salvadoreña, como una buena medida para enderezar el rumbo o como otro de los fiascos a los que estamos acostumbrados.