7/2/20

Carta a Nayib Bukele

Carta a Nayib Bukele

Hace dos años le escribí una carta felicitándolo porque sabía de antemano que sería presidente, no me cabía duda, deducir este tipo de acontecimientos es parte del oficio.

Aun faltaba un año para las elecciones presidenciales pero al ver el descalabro de los dos partidos y la forma tan trapera de cómo lo intentaron bloquear deduje a ojo cerrado que ganaría.

Eso no significa que sea fanático suyo y mucho menos un voto duro a su figura, para nada. A los periodistas nos enseñan a desconfiar de la clase política, el rol de la profesión es ser contralor de los poderes del Estado.

Imagen tomada del periódico LA VANGUARDIA

Dicho lo anterior y a las puertas de su primer año de gobierno noto sus fortalezas y sus debilidades también, después de todo es humano y como dice el dicho: “nadie es monedita de oro para caerle bien a todo el mundo”, usted no es la excepción.

La verdad es que no la tiene fácil, este país ha sido gobernado como una finca, es decir, en forma vertical y autoritaria. Primero por unas cuantas familias latifundistas, y luego por la descendencia de éstos quienes se convirtieron en círculos o grupos hegemónicos empresariales: de servicios financieros, de telecomunicaciones, inmobiliarios y commodities en general.

Ya en este siglo XXI la cosa se pone más compleja porque entran otras fuerzas o grupos de poder al ajedrez político del país, una nueva burguesía emergente surge y de manera pujante, llevando al poder al FMLN pero a su vez manteniendo esa forma vertical de gobernar.

Finalmente por desgracia hoy en día las pandillas y el narcotráfico también tienen una cuota de poder entre todo el entramado político.

Como resultado tenemos un Estado que no ostenta el monopolio del orden ciudadano (como debería de ser), en otras palabras la gente no solo paga impuestos al fisco, sino también al hampa. Usted hereda un gobierno que carece de control territorial y falto de autoridad sobre las élites.

Como primer ciudadano de El Salvador debe de asumir que las mafias también ejercen su cuota de poder, producto de años y décadas de una descomposición social y corrupción política.

En fin, usted ya sabe todo eso señor presidente, ni tengo que decírselo, después de todo usted es parte de esos grupos hegemónicos que tradicionalmente han ostentado el poder, esos acostumbrados a gobernar en forma vertical.

Pero volviendo a los dichos: No hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista. Eso significa que la gente se cansó de la corruptela y las coimas, la gente avivó y decidió en forma consiente confiar en usted y en el movimiento social que lidera. Lo cual está bien y aplaudo.

Estando así las cosas le escribo esta modesta carta para darle un pequeño pero significativo consejo, recordando alguna de esas largas charlas que tuvimos hace más de 20 años con su padre, don Armando.

Él fue miembro de la Asamblea General Universitaria y yo junto con otros compañeros éramos dirigentes estudiantiles en la UES, nos decía entre muchas cosas durante las jornadas de escuela política en las que él nos apoyaba: “este país necesita ejercer su idiosincrasia de ser guanaco”, aclarando que nos dicen “guanacos” porque el guanacasco era el acto de los pueblos originarios de sentarse bajo la sombra del árbol de conacaste para dirimir sus problemas (conacaste o guanacaste significa en nahuat, árbol que todo lo escucha).

En otras palabras mi estimado presidente millennials, escuche a la gente y sea cada vez más guanaco, así sabrá con certeza qué hacer y seguirá teniendo altos niveles de apoyo.

Espero que Diosito le dé discernimiento y que bendiga a este trasquilado pueblo salvadoreño.



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