28/2/21

El montañismo un deporte noble

El montañismo un deporte noble

Hay deportes de todo tipo, cuando llevé la cátedra de periodismo deportivo en la universidad el profesor nos explicaba que la rivalidad es uno de los recursos comunicativos para generar audiencias. Yo levanté la mano cuando oí eso y le dije que había un deporte sin rivales, él se rió y me retó a que se lo dijera, le conteste: “el montañismo”; al escucharme él se rió aun más, diciéndome: “por eso es que el montañismo nunca figura en una primera plana”.

El concepto clásico de deporte nos dice que la práctica de estos es integral a la cultura de los pueblos, el cuerpo humano y del acervo individual.

En la actualidad la práctica contemporánea del deporte nos lleva a la confrontación pasional entre equipos o personas, pero si reflexionamos en los anales del concepto nos damos cuenta que no hay necesidad alguna de envilecernos con el afán de querer ganar la partida o la medalla.

En el montañismo de nada sirve conquistar una cumbre si alguno del grupo no llega, lejos de eso, si un miembro no logra la cumbre implica auxiliarlo, procurando que todos lleguen con bien.

Destreza, disciplina, fuerza, pericia, resistencia son atributos que todo deportista debe desarrollar, pero en el caso del montañismo debe de agregársele uno más: la nobleza.

Nobleza en respetar el medio ambiente y no ser elemento de contaminación de una montaña, nobleza en entender que todo el grupo que participa debe de llegar con bien. Por eso es común que entre montañistas se crean lazos fraternales casi indisolubles.

Por otro lado, cada montañista sabe que una montaña es un libro abierto de conocimientos, y por eso hay que esforzarse en saber leer tales datos, es decir, parte de la preparación profesional deportiva, además de ser física, es de carácter botánica, zoológica, climática, geológica, médica, filosófica, antropológica, histórica, matemática y logística.

En lo personal no fuera ni periodista ni escritor sino hubiera sido montañista. En largas introspecciones y en compenetraciones profundas con la naturaleza entendí de forma clara, que al mundo venimos a cosas más importantes que el simple hecho de acumular bienes materiales, aprendí que la vida es vida si nos enrumbamos a una muerte en paz.

Jean Jacques Rousseau en su libro educativo “El Emilio” hace repetidas referencias a la práctica de ascender montañas como terapia didáctica, al igual otros textos de instrucción juvenil como “Hace Falta un Muchacho” de Arturo Cuyas Armengol; en fin, si fuera ministro de educación declarara el montañismo como deporte oficial para la juventud.

En conclusión, la vida no es una eterna rivalidad entre unos y otros, no siempre el ganador es el que vence a su rival, es más, no es necesaria la confrontación para ganar.

De seguro algunos encontraran estas palabras sin sentido, pero quienes hemos practicado tan noble deporte las entendemos a la perfección, a quienes de paso les dedico este corto escrito cerrando con la frase universal más conocida entre la hermandad montañera: “feliz cumbre”.

maxherrador.com

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